TRUJILLO, CIUDAD DESDE LA EDAD MEDIA (PARTE 3)
Ene 19 2024

POR JOSÉ ANTONIO RAMOS RUBIO, CRONISTA OFICIAL DE TRUJILLO (CÁCERES) 

El Licenciado Mateo Sánchez, médico, marchó a Santo Domingo, donde ejerció la medicina con gran ejemplaridad… Pero antes de cerrar esta breve relación, queremos incluir cuatro mujeres trujillanas, tres de ellas ya aludidas: Inés Muñoz, que llevó el olivo al Perú y que llevó el trigo, e Isabel Rodríguez (acaso familiar de los Pizarro, pues así se llamó su abuela materna), las tres, como las Tres Marías en el entierro de Cristo, protagonizaron el triste deber del traslado de Pizarro a su sepultura. Hemos de dejar par el final, a Sor María de Jesús

Paredes, fundadora de las Carmelitas Descalzas, a la que se conoció como la «Azucena de Quito», que murió en olor de santidad.

El eco de la destacada participación trujillana en el Nuevo Mundo, ha motivado a historiadores y escritores para que le dedican sus mejores titulares e inspiradas frases, de las que hemos seleccionado las siguientes:

«Trujillo, Casa Solariega de la Hispanidad».

«Trujillo, Hogar Universal de la Hispanidad, Ciudad Madre de la Américas y soberana Cuna de Conquistadores».

«Vientre erguido que gestó el Nuevo Mundo»

«Plaza Mayor más que de Castilla, de la Hispanidad la de Trujillo».

Trujillo ha sido señalado como: «Hogar, vientre, alma, corazón, casa propia… de la Hispanidad»

«Trujillo tiene el orgullo de ser cuna de múltiples conquistadores, colonizadores y evangelizadores, forjadores de nuestro Imperio y alma de la Hispanidad».

«Madre y cuna, elección y ejemplo, grito y estandarte, reloj y altar, para nacientes tierras»

Terminamos con el contenido de los dos tercetos del soneto titulado «A la puerta de Santiago», de la obra «Trujillo en Sonetos», del Padre Máximo González del Valle, que tenemos editada:

Aquí nace el fecundo «Monta Tanto, o Tanto Monta», y aquí un augusto encanto tiene color de mies y olor de entraña. Aquí la Hispanidad. Aquí represan los siglos su inquietud. Aquí se besan la sombra de Santiago y la de España.

TRUJILLO: CONJUNTO MONUMENTAL

Se ha indicado en el Prólogo, que investigadores e historiadores que sitúan los orígenes de la ciudad, en el siglo IV antes de Cristo, en razón a los vestigios encontrados. Son muy interesantes los estudios realizados sobre las pinturas rupestres encontradas en las Cuevas del Pradillo y sobre los hallazgos en las excavaciones efectuadas en la finca «Agua Vieja». Posteriores civilizaciones también han dejado marcadas sus huellas, como lo atestiguan los restos romanos, visigóticos, árabes… Como se ha indicado, a comienzos del siglo XIII, el 25 de enero de 1232, Trujillo fue recuperado para el cristianismo, siendo esta época la que más defina la arquitectura que domine.

El paso de la historia, ha dejado uno de los conjuntos históricos y monumentales más interesantes de Extremadura y de España. Así lo atestigua su recinto amurallado, cuyos palacios conforman un excepcional conjunto, en el que sobresalen los alcázares cuyos rasgos militares aún persisten a pesar de los siglos y las reformas realizadas.

Consciente de sus responsabilidades, el gobierno de la nación, inició una interesante campaña de restauraciones, por los años 1960, que a la vista quedan. La posterior Asociación de Amigos de Trujillo, responsablemente, continuó aquella tarea con resultados satisfactorios, no obstante sus reducidos medios económicos, recuperando de sus ruinas, verdaderas joyas arquitectónicas. Pero aún queda mucho por recuperar con verdadero valor monumental y sentimental, por haber sido cuna de trujillanos con talla universal, que consiguieran gloria para su natal Trujillo, para Extremadura y para España. Incomprensiblemente aún se conservan las ruinas del que se tiene por solar de Diego García de Paredes, conocido por el Sansón de Extremadura y Hércules de España, que asombró al mundo con sus prodigiosas fuerzas en las guerras de Italia. Otro tanto ocurre al que se le tiene como palacio de la familia Carvajal, a la que pertenece el Cardenal Juan de Carvajal, diplomático al servicio del Vaticano durante 25 años, al que, según sus historiadores, su gran humildad le privó lucir la Tiara Pontificia. El ruinoso palacio que fuera de Juan Alfonso Altamirano (Juan Alfonso de la Cámara), primer Señor de Orellana la Vieja, cuyos ruinosos cubos, dejan entrever su belleza monumental. El de la familia Vargas, en las proximidades del Mirador de las Monjas, en cuya hermosa y bella fachada resiste las inclemencias de los siglos los escudos de su nobiliaria.

Y otros más que urge rescatar para rehabilitar en su totalidad el conjunto intramuros, que formaba la antigua «Villa». A pesar de los actuales abandonos, hemos de confesar que jamás disfrutamos de nada tan hermoso y bello, quede ese conjunto monumental, en los años en que dispuso de iluminación artística. A cierta distancia, no se podía apreciar si ese bellísimo espectáculo descendía desde el cielo, o por el contrario era que emergía entre luces maravillosas.

En el siglo XV, la ciudad hubo de buscar nuevas zonas donde encontrar cobijo para el aumento de su población. Fueron naciendo arrabales, que se situaban en torno a los muchos Conventos que circundaban la ciudad. En las proximidades de uno de ellos, se tiene casi la certeza que naciera el trujillano más universal, Francisco Pizarro. Todas las teorías se encaminan a que en la actual calle Tintoreros, en su n° 20, llegara al mundo nuestro personaje, junto al Convento de San Miguel, demostrado que dicha casa fuera propiedad de Juan Casco, que se encontraba en la Huerta de Trujillo, pues es sabido que los Conventos disponían de hermosas y feraces huertas, que el trujillano labraba. Hay algún autor, afirma que Pizarro fundó su primera ciudad llamándola San Miguel, en recuerdo de su arrabal trujillano. Buena ocasión para acelerar estas investigaciones y en caso afirmativo tener un recuerdo colocando una lápida en su fachada, que recuerde el lugar de su nacimiento. Casa humilde y sencilla, como corresponde a las grandes figuras; Cristo nació en un pajar.

La importancia monumental de Trujillo, motivó que fueran declarados de interés nacional los más representativos. Pero el Decreto 2223/1962, de 5 de septiembre, en su art. primero: «Declara ciudad monumental histórico-artística el conjunto urbano de la ciudad de Trujillo», reconociendo los valores monumentales a que nos venimos refiriendo. No tardaría en llegarle el espaldarazo, cuando en 1975 merecía ser la aportación de España al Año Arquitectónico de Europa, con cuyo motivo, la Asociación de Amigos de Trujillo, organizó una interesantísima exposición en el Club Urbis, de Madrid, que se tituló «Trujillo en el Año Internacional Arquitectónico». Se ofreció el Club para organizarle porque Trujillo había sido seleccionado como una de las ciudades modelos en España de lo que es y puede ser una ciudad antigua. Su inauguración fue refrendada por las conferencias del Ilmo. Sr. D. Miguel Alonso Báquer, Director General del Patrimonio Artístico, sobre «La vitalización del patrimonio arquitectónico hispano», y otra por el Excmo. Sr. D. Javier Carvajal, Doctor Arquitecto, con el tema «Trujillo, ciudad histórica». Mientras tanto, en la exposición, plazas, calles, retablos de iglesias y retablos fabulosos de sus fachadas solariegas, quedaban reflejadas por obra y gracia de las fotografías del genial Romero, a la admiración de todo Madrid. Y para que nada faltara, allí había un magnífico panel con los nombres de Trujillo en la geografía mundial, que hasta 16 veces se repite, y los blasones de los linajes trujillanos. Y es que, se decía:

«Trujillo Universaliza Extremadura». Está claro, que si España selecciona a Trujillo para que la represente con motivo del Año Europeo del Patrimonio Arquitectónico de Europa, es porque tiene categoría y méritos más que suficientes para ocupar un lugar ante la UNESCO.

El programa de TVE, titulado «Las Cuentas Claras», emitido el 31 de diciembre de 1.985, estuvo dedicado a la entrada de España en el Mercado Común Europeo. Trató la apertura de España hacia Europa, la que se incorporaba en su cultura. Con ese motivo, las cámaras ofrecieron un esmeradísimo programa documental de las dos ciudades españolas que habían sido seleccionadas como las más universales, Santiago de Compostela y Trujillo. Aquella por su apertura hacia Europa, a la que tiene abiertos caminos de peregrinaje hacia el sepulcro de nuestro Santo Patrón, el Apóstol Santiago. A Trujillo, como genuino e indiscutible representante de España, por su especial proyección hacia tierras americanas, por el camino que abrieron los trujillanos, a través de tierras y océanos, y por el puente espiritual que establecieron entre España y aquellas fraternas y queridas naciones hispanas. Se las representaba con tantos paralelismos, que se las hacía coincidir como hermanas gemelas. Las dos son interesantísimos Conjuntos Monumentales, cuyo mensaje televisado debió llegar a todos los rincones patrios y a otros muchos puntos del extranjero. Si Santiago había sido declarado Patrimonio de la Humanidad, Trujillo había representado a España en el año Arquitectónico de Europa, como modelo de lo que es y debe ser una ciudad histórica y monumental. Nos hace pensar, que tanto en este como en el anterior caso, fueron mensajes lanzados por las autoridades nacionales, reconociendo y recordando innegables e indiscutibles valores, hasta ahora ignorados por quienes tienen responsabilidades regionales, estimulándoles en funciones que no ejercen. Resultado curioso, que en tanto a nivel nacional, repetidamente, se le reconoce, se le ensalza, engrandece y valora a Trujillo, a nivel regional se le ignora, menos cuando se quiere salir airoso en determinadas fechas. Confiemos que los políticos extremeños, de una vez para siempre, se tomen con la debida seriedad un tema tan serio, que sólo abundantes frutos pueden acarrear a nuestra región.

Nadie ignora el gran papel que viene jugando Trujillo en los últimos años, asumiendo con la mayor dignidad, su condición de Centro Cultural Regional y su Plaza Mayor convertida en la Plaza Mayor de Extremadura -funciones que siempre ha asumido- con motivo del Día de Extremadura, acogiendo a esos 90.000 representantes de nuestra región que se dieron cita el último año, para festejar los importantes actos. Pasados los primeros años, que se hicieron coincidir con los religiosos en honor a la Patrona, la Stma. Virgen de Guadalupe y en aquella villa, la Junta Regional se convención de la necesidad de desligar unos de otros festejos. Haciéndolos coincidir en Guadalupe, se creaban serios problemas de espacio, había que buscar a los profanos un lugar más apropiado dentro del territorio regional, se necesitaba una ciudad con unas características determinadas y con una Plaza Mayor, la de mayor capacidad donde acoger en un mismo acto a miles de extremeños. No hubo necesidad de un concurso, porque todas las miradas se encaminaron hacia una misma dirección, porque en todas partes se sabía que la de Trujillo ofrecía todas las características que se necesitaban. Es la de mayor cabida, la más bella, la más monumental y envuelta en un Conjunto Monumental de primera magnitud, que siempre ha asumido su condición de Capital de la Región, desde que lo fuera durante siglos. Sus características aseguraban de antemano todos los éxitos, como se ha demostrado en los años pasados. Se ha comportado como la auténtica Capital Cultural, porque además de ser sede de su Real Academia, ha acogido en años precedentes a todas las asociaciones culturales, reuniendo durante varios años, a todas las bandas de música, orfeones, agrupaciones corales, folklóricas y de cualquier otro tipo y todas las deportivas que se han dado cita en esta misma fecha, hecho que no se ha producido en ningún otro acto regional, en ningún otro punto de nuestra geografía. Y se ha rebasado lo regional y nacional con intervención de espectáculos internacionales (aunque sus protagonistas sean nacionales). Nada más que recordar a Montserrat Caballe, José Carreras, Luis Cobos y su orquesta, The Royal Philarmonic Pops Orchestra de Londres y Otras. Y es que, una vez más «Trujillo Universalizaba Extremadura».

Aprovechando la referencia que hemos hecho de la Plaza Mayor de Trujillo, completaremos su información, con unas citas sobre ella que tenemos archivadas, en las que sus autores nos dejan de cuanto en ella han creído ver, que reforzará los juicios que sobre la misma se han vertido en el párrafo anterior.

Para una de las últimas Marquesas de la Conquista: «La Plaza Mayor de Trujillo era la más bella».

Javier Martín Artajo: «La Plaza Mayor de Trujillo es única del mundo por su anárquica belleza, circundada de palacios y de casonas nobles, cuyas fachadas barrocas uno ha visto reproducidas muchas veces en Méjico, Puebla, Tasco y otras antiguas ciudades del Nuevo Mundo».

Antonio Lucas Verdú: «Asombro de propios y extraños. Oh, bella Plaza trujillana, exclamará Chico Pello, que la ve más hermosa y bella que la Grande Place de Bruselas, orgullo también de españoles, lujo de España, o la de Trafalgar Square y aún más hermosa que las Plazas Mayores de Madrid y de Salamanca. Plaza, sin duda, precisaré, más en su apertura, frente a la perfecta y geométrica Plaza Mayor de Salamanca, como la intuyó Pemán, ser la Plaza Mayor del Imperio Español. …Plaza Mayor trujillana, en cuyo recinto se alzaron pendones a voz de pregoneros proclamando a los Reyes de España, o se celebraban fiestas y torneos cuando los trujillanos ensanchaban los mundos o realizaban la unidad geográfica. Plaza Mayor de la hispanidad, Plaza de Trujillo».

Juan Pedro Zarranz y Pueyo, que fuera obispo de Plasencia: «La Plaza Mayor de Trujillo es la ¡Plaza Mayor de España!».

Felipe Sasone: «La Plaza Mayor de Trujillo es la Plaza más española de España».

Francisco Acaso Gómez: «Prefería la de Trujillo entre todas las Plazas de España, porque es la más bella, porque es la obra del subconsciente por espontánea y madurada de un proceso de siglos, no del genio de un sólo hombre, sino del genio de un pueblo. Y reveladora de las más hondas raíces de España. Anchurosa Plaza, máxima representación de las plazas españolas. En Trujillo y en su Plaza Mayor como símbolo, está España, la España viva, la España auténtica y eterna».

José García Nieto: «¡Bien servida fuiste, Ciudad de Trujillo, bien recordaba y amada de lejos, en distancias que nadie había logrado!… Tú eres América… Porque de tu espléndida riqueza monumental yo quiero escoger ese Palacio del Marqués de la Conquista. Y de ese Palacio voy a quedarme con la fachada, ay de esa fachada con una esquina, y de la esquina con ese maravilloso balcón. Porque ese balcón eres tú, Trujillo, esa esquina, esa proa de una nave que abre la esperanza del mundo nuevo, ese balcón, ese pecho abierto a la luz estelar de la futura Hispanidad».

Ángeles Villarte, de su escritorio «Evocación de América en la Plaza Mayor de Trujillo»: «La Plaza deja maravillados a quienes la contemplan… Se la ha calificado de monumento único en el mundo y no hay exageración».

Pedro de Lorenzo: «Plaza de caballeros, en su ruedo el trujillano corre toros a la antigua usanza… Amplia, perfecta, circunstanciada, se merece lo que es: Plaza Mayor, de las más acabadas de la patria. ¡Plaza Mayor de la Hispanidad!».

Jean Cau, premio Goncourt: «Trujillo es una maravilla. Una ciudad fijada en el tiempo, en la Historia. Da la impresión de una ciudad petrificada, en el paisaje. Me pareció extraordinaria -no me importa si es buena o mala la estatua «surrealista» de Pizarro. Su sombra se dibuja gigantesca, por las noches, en el palacio que tiene enfrente. Es como una nueva Pompeya. La gente visita Toledo como visita obligada. Debiera visitar Trujillo».

Antonio Díaz Cañabate: «Hay que imaginarse la Plaza Mayor de Trujillo en los buenos siglos, en los del esplendor trujillano, el XVI y XVII… Plaza Mayor es, en efecto, la de Trujillo, concebida con grandeza y riqueza trazada. Palacios la rodean. Un templo la preside. Un amplio espacio la forma. La vista se extasía. El ánimo se esparce. Las bellezas se amontonan… Remanso de glorias pasadas es hoy la Plaza Mayor de Trujillo, que es para mí la Plaza Mayor de la España Imperial, la Plaza de Carlos V».

En este interesante muestrario de opiniones, expresadas con la mayor sencillez y sinceridad, creemos haber captado seguridad y continuidad en sus afirmaciones por parte de sus autores, por espontáneas. Un momento más, en el haber trujillano que en lo histórico, monumental y en lo universal, digno de ser patrocinado por la UNESCO.

Como dejara escrito el Conde de Canilleros: «…mientras en el Nuevo los trujillanos echaban los firmes cimientos del Mundo Hispánico, en el Viejo Continente, los magníficos representantes de la ciudad mantenían esa tónica de los extraordinarios, símbolo de lo trujillano». Y sin hacer una meticulosa Selección, esos Trujillanos podían llamarse:

Diego García de Paredes.- Sansón de Extremadura y Hércules de España, cuya fama llegó a todos los rincones del mundo. Destacó en Nápoles y en Roma, en las guerras de Italia. Estuvo al servicio directo del Papa Alejandro VI. Brazo derecho del Gran Capitán, cuya fuerza era tal, que se contaba que él solo era capaz de detener un ejército de enemigos apostado en un puente. Sus últimos años permaneció a las órdenes personales del Emperador Carlos V. Alcanzó el grado de Coronel. Su biografía, contiene abundantes e interesantes hazañas de nuestro personaje.

Juan de Carvajal.- Estudió en Salamanca y en Roma. Cardenal de Santo Ángelo. Durante un cuarto de siglo fue el diplomático y embajador más hábil del Vaticano, disfrutando de la confianza de los Papas Martino V y Eugenio IV. Destacó por su piedad y sabiduría. Su gran humildad le privó de la Tiara Pontificia.

Gaspar Cervantes de Gaete.- Fue Arzobispo de Mesina, en Italia. Destacó como Canonista en el Concilio de Trento en 1563. Arzobispo de Salerno hasta 1564. Nombrado Arzobispo de Tarragona en 1568, le retuvo el Papa San Pío V, gran amigo suyo, para solucionar la famosa causa inquisitorial del Cardenal Carranza, Arzobispo de Toledo. Ocupó el Arzobispado de Tarragona en 1572. Se le atribuye la fundación de los llamados Seminarios Tridentinos, primeros Seminarios de España.

Juan Alfonso Altamirano.- Estudió Leyes en Sevilla, alcanzando altos puestos en Burgos y en Valladolid. Alfonso XI le nombró su Secretario de Cámara, por lo que se le conoció como Juan Alfonso de la Cámara. Valorando sus méritos, el Rey le concedió el Señorío de Orellana la Vieja, apellido que adoptó desde entonces, aunque manteniendo el escudo de armas: los diez roeles.

Juan de las Casas.- Capitán de corazas en la guerra de Alemania y Portugal. En 1600 era Regidor de Trujillo. Murió siendo Alcaide del Castillo de Alcalá la Real. Tenía el hábito de Calatrava.

García Cervantes de Gaete.- Licenciado en Derecho por la Universidad de Salamanca. Fue Oidor en la Cancillería de Granada y después del Consejo Real. Era sobrino del Cardenal Cervantes de Gaete.

Hernando de Becerra, «El Maestro».- Profesor de la Universidad de Valladolid en la facultad de Filosofía. Era hermano de Alonso Becerra, padre el arquitecto Francisco Becerra.

Diego García Bejarano.- Conocido por «El Rico». Político distinguido. Intervino en las guerras sostenidas por Enrique III. Cuando subió al trono Juan II, le nombró de su Consejo Real.

Diego Bejarano Cervantes Orellana.- Ingresó en 1646 en la Orden de San Juan de Jerusalén, con el cargo de Procurador en Andalucía y después en Castilla. Secretario de Embajada en 1672, y en 1674 Recibidor o Tesorero General en Madrid y, en 1675, Gran Canciller. Confirmado Recibidor en 1676 y Bailío del Santo Sepulcro en 1679. Permaneció casi 50 años al servicio de la Orden de San Juan de Jerusalén.

Fray Felipe Meneses.- Dominico. Estudió en Salamanca. Profesó en el Convento de la Encarnación de Trujillo, componiendo las sabias Reglas de la Cofradía de Caballeros del Hospital del Espíritu Santo. Colegial en San Gregorio de Valladolid y catedrático de la Universidad de Alcalá. Reformador de la Orden de la Merced. Escribió «Tratado de Confesores», «Tratado de los Sacramentos», «Compendio de la Doctrina Cristiana», y la obra ascética «Luz del Alma».

Fray Juan de Orellana.- Perteneció a la Orden de Predicadores. Escribió sobre Dogma y Moral Ascética con gran elogio de sus contemporáneos. Fue consultor del Supremo Tribunal de la Inquisición y del Consejo Real.

CONTINUARÁ…

FUENTE: EL CRONISTA

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