POR DAVID GÓMEZ DE MORA, CRONISTA OFICIAL DE VERDELPINO DE HUETE (CUENCA)
Durante estos últimos años, hemos analizado la historia de Verdelpino de Huete a través de la genealogía de sus principales familias. Por un lado en nuestro estudio sobre las principales casas del pueblo (“Historia y linajes de Verdelpino de Huete, 2022)”, donde presentamos la base de esa sociedad labriega, dedicada a la explotación animal, de la que emergerán los principales personajes que integrarán el pasado de esta localidad, para posteriormente centrarnos en un primer intervalo cronológico, en el que se esbozan pinceladas sobre la vida y quehaceres diarios del municipio, que comprenderá desde las reseñas más antiguas que tenemos del lugar, hasta mediados del siglo XVII en nuestra «Historia y sociedad rural en Verdelpino de Huete a través de su documentación (2023)».
Ahora bien, es necesario seguir analizando esta sociedad de antaño, para entender mejor si cabe el trascurso de la historia de estos focos rurales de la tierra conquense, especialmente, durante esa fase transicional que va de la primera a la segunda mitad del siglo XVII, marcándose por ello un punto de inflexión en muchos sentidos, que nos obliga a enfocar este siguiente periodo en un estudio a parte, y que a grosso modo se enmarca dentro de lo que artísticamente definimos como el periodo del barroco optenese.
Un momento histórico de claroscuros, donde por un lado disponemos de mayor información detallada sobre nuestros ancestros verdelpineros, especialmente a través de los libros del Archivo Municipal de Huete, en el que se conserva una rica colección de volúmenes de protocolos notariales, pero que en ocasiones puede resultarnos insuficiente, si queremos entender la evolución social y económica de un modesto enclave, no por ello carente de su respectiva influencia en la tierra de Huete.
Verdelpino es otro de esos focos indispensables en el análisis de la historia optense, para así completar si cabe un mayor grado de comprensión del pasado de ese lugar, por haberse formado entre su vecindario una serie de familias, que como veremos, ejercerán su grado de influencia dentro de la misma ciudad, dejando así su marca en localidades vecinas como Caracenilla o Pineda de Gigüela (por citar algunos ejemplos).
Como decíamos, los años cuarenta del siglo XVII, representan un punto de inflexión, ya no solo por la afección que en algunos espacios de la provincia tuvo la marcha de habitantes al ser llamados para acudir a la guerra de Cataluña, sino también por otros factores de amplia repercusión como las epidemias que se vivirán en este periodo, y que a veces podemos intuir a través de zonas mejor documentadas y cercanas geográficamente, como sucede en la ciudad de Huete, además de elementos climáticos en el caso de la Pequeña Edad de Hielo, el cual como veremos se notó en las cosechas y producción agrícola de determinados años.
La decaída poblacional que se vive en la capital optense desde finales del siglo XVII, y que no conseguirá levantar cabeza hasta mediados del XVIII, es el reflejo de una situación que también se palpará en el extrarradio de la zona. Cierto es que en pequeños enclaves como el que nos ocupa, interactuan una serie de variables, que harán que el grado de influencia no sea el mismo, aun así, esa tendencia se dejará ver en puntos de la comarca.
Desde el punto de vista demográfico, Verdelpino aguantará mucho mejor que otras localidades el embate de esa crisis, no obstante, ello no evitará el daño infligido por otra serie de elementos que dificultarán la proyección de mejora que cualquier pueblo estaba buscando.
Si la familia Alcázar o los Solera y sus asociados, fueron sin duda algunas de las principales casas que llevaron las riendas del poder en tiempos pasados, veremos como poco después se produce la emersión de algunos linajes que en el ámbito local comenzaban a tener cierto protagonismo.
Entendemos que es esencial el poder estudiarlos a fondo, para así partir de una radiografía detallada sobre la historia de la sociedad verdelpinera, siendo evidente el caso de los Collada o los Caballero.
Los primeros controlarán la escribanía del municipio. Algo que veremos con Domingo Collada Pérez, Benito Collada Rincón o Julián Collada durante el siglo XVIII, prolongándose su dominio hasta la centuria del XIX con Silvestre Collada González. De este modo los Collada se pueden considerar sin miedo a equivocarnos como la familia que veremos en esta localidad más estrechamente relacionada con dicho oficio, dejando incluso a día de hoy una descendencia que seguirá portando su apellido.
Los Collada en origen eran miembros de un linaje local que remonta sus raíces a los primeros momentos en los que comenzamos a leer documentación en el archivo eclesiástico del municipio. Un poso histórico que los convertirá en un claro ejemplo de esas casas que con el paso del tiempo irá proyectándose hasta alcanzar un papel en el lugar. Fenómeno similar que apreciaremos con los Caballero. Otro linaje que paulatinamente irá medrando, en este caso a través de diferentes integrantes que destacarán dentro del Santo Oficio hasta despuntar en la línea del famoso político liberal Fermín Caballero, el cual como sabemos nació en Barajas de Melo, pero era descendiente por línea recta de varón de los Caballero procedentes de Verdelpino de Huete.
Ejemplos como los Collada, Caballero y otras familias, son la muestra de que todavía, y a pesar de las limitaciones en las que se movía Verdelpino por ser un enclave que paulatinamente iría perdiendo un peso económico y social respecto tiempos pasados, nos reflejan esa adaptación a unos nuevos tiempos, en los que esos grupos de poder siempre seguirán estando presentes, y donde unos nuevos agentes, irán relevando a otros con los que estarán emparentados, tal y como a partir de la segunda mitad del siglo XVIII sucederá con los Jaramillo sobre los referidos Alcázar.
Es desde este punto de vista, en una sociedad cambiante, que irá mutando y adaptándose a los retos impuestos por los factores sociales, políticos y económicos que afectarán a la tierra de Huete, como Verdelpino forjará y mantendrá una estructura poblacional, necesariamente importante desde el punto de vista histórico, si se pretende conocer como era la vida en esas localidades del extrarradio de la ciudad de Huete.
FUENTE: https://davidgomezdemora.blogspot.com/