POR JOSÉ LUIS CABO SARIEGO, CRONISTA OFICIAL DE RIOSA (ASTURIAS)
Hoy dimos nuestro último adiós a Rosario Muñiz García, «Saro» La Cantera (93 años) y no queremos despedirnos de ella sin resaltar su figura.
Con nuestro recuerdo queremos que ella sea la cara visible de todas aquellas mujeres que quedaron viudas después de un accidente de mina. Y no son pocas. Muchas de ellas con familias numerosas a su cargo. En el caso de «SARO», seis hijos menores (Beni, Zuce, Gabi, Eli, Rosario y Arturo y otro a punto de nacer, Anabel. Porque «SARO», estaba embarazada de su séptima hija que nació a los tres días del accidente.
Entre los mineros muertos en el Coto Carbonifero Riosa-Morcín a los que se rindió homenaje el pasado 10 de diciembre de 2022, estaba su esposo, Benigno Pello Villoria, a quien, una explosión del traidor gas grisú, le segó la vida junto con otros tres compañeros, el 31 de enero de 1967 en el Grupo minero Piedrafita-Otura de Ensidesa-Minas de Riosa. Ella misma, arropada por su familia, amigos y mineros, asistió al homenaje, después de 55 años del accidente.
Ese día, decíamos que era de justicia destacar a aquellas mujeres que quedaban viudas después de un accidente, algunas con familias numerosas y las calificábamos como autenticas heroínas.
Después del accidente, estas mujeres sacaban fuerzas de donde no las tenían y lograban que su familia saliera adelante.
La fatalidad no las arredraba, porque lo que estaba en juego era el futuro de sus hijos. Como buenas madres les protegían y, ellos, formaban en torno a ellas una verdadera piña, cumpliendo cada cual su papel.
A esto y mucho más fue a lo que tuvo que enfrentarse «SARO», La Cantera después de la muerte de su esposo, Benigno.
Ella supo transmitir a sus hijos, el cariño de una madre pero, también, la fortaleza del padre que ya no estaba con ellos.
Fueron años duros, con un camino largo y lleno de obstáculos, con un futuro incierto y plagado de negros nubarrones que se cernían sobre la familia. Podríamos decir que «SARO» quedó sola ante el mundo, pero el amor de madre por sus hijos, pudo con todo y no cabe duda que, a pesar de todas las trabas que la vida le ponía, sacó adelante su familia. Si tuviéramos que dar una calificación a su actuación deberíamos darle la más alta, por su sacrificio, tesón y orgullo de madre.
Las minas de carbón de la zona han echado el cierre en 2014, pero el ejemplo de «SARO» permanecerá en la memoria de la familia minera para siempre.
Por eso nosotros, en el día de su adiós, queremos recordarla como una heroína.
¡¡¡ Descansa en Paz, «SARO» !!!
Ha sido un camino largo y duro pero, tanto tú como tu esposo, Benigno, allá en el cielo, seguro que estaréis orgullosos de la gran familia que formasteis.