POR MANUEL LÓPEZ FERNÁNDEZ, CRONISTA OFICIAL DE VILLANUEVA DEL ARZOBISPO (JAÉN)
Úbeda, en los últimos tiempos ha sido lugar de transito, de médicos, compras o algunas gestiones…
Tuve la suerte una mañana de realizar un viaje, en la búsqueda de la infancia perdida. El patio de la SAFA, fue el punto de partida, el paseo por la calle Real, la asistencia a alguno de los cines, los pasteles de Lope…los amigos y profesores de los escasos cursos pasados aquí,.. el recorrido por lugares sabineros y la Plaza de Santa María, me hicieron recuperar este viejo texto de los años noventa.
Úbeda tienes la desventaja con mis otras ciudades de no haber vivido intensamente tu vida. Eres lugar de ir, más que mi lugar de estar .Solamente cuando el dolor o la alegría nos acompaña residimos brevemente. Es por tanto una visión como en un caleidoscopio, oscuro cuando las enfermedades de algún familiar, nos sumerge algunas noches en el Hospital. Multicolor cuando un día por San Miguel nos empapamos de las casetas de feria, de la calle del infierno, de luz y música.
Hay que volver a una adolescencia perdida para encontrar en blanco y negro el cliché de los viejos recuerdos de una “Dama de Sueños”, como el título de una obra teatral. Época de compañeros de aprendizaje, de maestros como D. Jesús, D. Sebastián, D. Antonio Domínguez .de amistad, de salidas “furtivas” al cine, de pasear repetidamente por el Real, para contemplar las carteleras del Ideal Cinema, las fotos de novios de Baras, para intercambiar miradas, sonrisas de muchachas que pasean el mismo recorrido , mientras las mejillas de inflaman, arden, ante cualquier gesto. Recuerdo de las repeticiones numerosas y explicaciones que me hacía Pedro Sánchez, en las tardes de domingo para recuperar unas Matemáticas con sus múltiples problemas.
Es el recuerdo de la inauguración de monumentos civiles o eclesiásticos, de cantos religiosos para el Monumento a San Juan de la Cruz en 1959 o música militar, ante el del Alférez Rojas Navarrete en 1960.
Tras un periodo de intensa amistad, de un amor platónico, nos aproximamos y separamos como los golpes de un péndulo. Ignoro si han sido tus monumentos, tus gentes, tu historia o el estudio de tus relaciones con Villanueva, los que hacen que sigas siendo una ciudad de la que me siento enamorado.
Tan cercana, tan visitada y tan desconocida. Una vecina a la que se acude para solucionar problemas burocráticos, médicos, comerciales y se conoce solamente la zona de la Corredera, Plaza del General Saro- , hoy de Andalucía- al Hospital de Santiago, zona bullanguera, animada, admirando mil veces los escaparates del recorrido.
Pero Úbeda es también perderse por el Monumento del Alférez, divisar las montañas de Mágina, las pequeñas huertas, el recorrido silencioso por los Miradores de San Lorenzo, apenas transitado. Contemplar su iglesia con su espadaña cubierta de hiedras, de historias de su campana; admirar la casa de las Torres,con su leyenda de emparedamiento, la casa cercana del Académico Muñoz Molina, que nos sumerge con su obra “El Jinete Polaco” en diversos momentos de la historia de esta ciudad. Es continuar por la Puerta de Granada, sus murallas y llegar a la Plaza de Andrés de Vandelvira repleta de arte. Es la visita al Salvador, uno de los monumentos más impresionantes de esta ciudad, el encanto de descubrirla en su visita interior y la promesa de volver de nuevo para contemplarla. El Ayuntamiento…la Iglesia de Santa María eternamente inacabada y motiva que los ubetenses se manifiesten justamente por la desidia de la administración.
El Museo de San Juan de la Cruz, que une a Úbeda y Villanueva, por la figura del místico que vivió cerca de aquí en el Calvario, sus mejores momentos como escritor. Años después aquel 14 de diciembre de 1591 fue desde Úbeda a cantar maitines al cielo. Visitar el Museo es adentrarse en la biografía, en su figura, en sus publicaciones, el recorrido por la provincia de Jaén.
Nombrar esta ciudad es relacionarla con el arte de la piedra, de sus torres, de sus monumentos, de lugares de paz, apenas transitados y desconocidos para gran parte de los visitantes
De este contacto con el arte se reflejan como en un espejo, numerosos habitantes que cautivan en variadas facetas artísticas. Un amigo, Ramón Molina, me llevó un día a conocer el estudio de Marcelo Góngora, que se encontraba frente a uno de sus lienzos; su pintura me deslumbró de tal manera, que sólo se ha visto superada por la Magna Exposición Antológica, que realizó unas Navidades en el incomparable marco del Hospital de Santiago.
Si te pierdes por la empedrada calle Valencia, puedes retroceder en el tiempo hasta aquellos artesanos medievales. El trabajo del barro te embruja. Paco Tito, artista alfarero, sencillez de gran persona te deslumbra mientras que con sus manos da vida a las figuras que modela. Su horno , uno de los pocos tradicionales de España, alumbra periódicamente arte e ilusión. Compartir con Paco y su hijo Pablo, unas clases magistrales a alumnos villanovenses, quedó grabado como el barro cobraba vida en sus manos.
Los amigos de la Música realizan una de las mayores aportaciones culturales a la ciudad con unos ciclos perfectos que destacan en toda Andalucía y que año tras años se van superando, marcando el ritmo y la música de todos los estilos con una respuesta sobresaliente de público.
Ciudad de teatro debo evocar, entre otros a Tirsos y Caretas, Sembradores de la Alegría. Maranatha, llenando todas sus representaciones durante más de quince años y que realiza una magnífica labro de difusión del nombre de Úbeda por toda la geografía andaluza y española.
Para sumergirte en la historia de Úbeda, nada mejor que seguir como un modesto lazarillo la luz de Alfredo Cazabán, Ruiz, Prieto, el que fue Cronista de la Ciudad, Juan de la Torre, Vañó Silvestre, Ginés Torres, Adela Tarifa, Aurelio Valladares… que te llevan por el ayer, templos, personajes, problemática social, niños expósitos…recibiendo un baño de conocimientos y de humildad ante todo lo que queda por aprender.
FUENTE: M.L.F.