POR SILVESTRE DE LA CALLE GARCÍA, CRONISTA OFICIAL DE LA VILLA DE GUIJO DE SANTA BÁRBARA (CÁCERES)
Utilizamos la expresión «la oveja negra» para referirnos, de manera un tanto despectiva, a aquella persona que es distinta a las demás que conforman un grupo con una serie de normas preestablecidas y aceptadas por la mayoría.
Esta expresión tiene un origen claramente ganadero pero ¿sabemos realmente de dónde procede?
ORIGEN DE LA EXPRESIÓN.
Si nos preguntan que de qué color es una oveja, probablemente digamos automáticamente que de color blanco.
Esto se debe a que gran parte de las ovejas actuales presentan este color tanto en el pelo que cubre las zonas deslanadas como en aquellas cubiertas por la lana o vellón.
Sin embargo, no es infrecuente que en un rebaño de ovejas blancas, por mucho que el ganadero se afane en seleccionar como reproductores carneros y ovejas de color blanco, nazcan de cuando en cuando individuos negros que, en la mayoría de los casos, son desechados para seguir así manteniendo la blancura del rebaño, aunque en otras ocasiones, sobre todo en el caso de las hembras, son dejadas en el rebaño como capricho y dando lugar a una curiosa imagen de la que nace la expresión de ES LA OVEJA NEGRA.
Esto nos podría llevar a pensar que las ovejas son blancas de forma natural y que los ejemplares negros son algún capricho de la naturaleza pero lo cierto es que es justo al contrario, ya que las primitivas ovejas eran oscuras o negras y que por caprichos de la naturaleza ocasionalmente nacía algún individuo más claro de lo habitual.
Para entender todo esto, debemos conocer primero el origen de las ovejas domésticas.
ORIGEN DE LA OVEJA DOMÉSTICA.
La oveja doméstica desciende el muflón asiático (Ovis orientalis) que todavía puede encontrarse en estado salvaje en el Cáucaso, el norte de Irak, el noroeste de Irán y en algunos puntos de Turquía, si bien en épocas pasadas ocupaba toda Anatolia, la península de Crimea y los Balcanes.
Se trata de un animal de tamaño medio y gran dimorfismo sexual siendo los machos mucho más grandes que las hembras. Presenta un pelaje pardo rojizo con líneas negras en la cabeza y las patas y zonas blancas o más claras en el vientre y la cara interna de las extremidades.
Este ovino salvaje fue domesticado hacia el año 8.500 antes de Cristo en Oriente Próximo, Oriente Medio y Anatolia, extendiéndose posteriormente al resto de Asia, África y Europa.
Las primeras ovejas domésticas eran similares a su antepasado salvaje, siendo el muflón europeo, que es en realidad una primitiva oveja asilvestrada, un buen ejemplo para saber cómo eran aquellas ovejas.
DEL COLOR ORIGINAL AL COLOR NEGRO Y AL BLANCO.
Como vemos, las primeras ovejas eran de color pardo rojizo o marrón con manchas localizadas en las zonas distales del cuerpo y lo que es más importante, estaba cubiertas de pelo corto similar al de las cabras.
Por extraño que parezca, hay actualmente muchas razas en el mundo e incluso en España que carecen de lana.
Sin lugar a dudas, estas ovejas de pelo que habitaron durante miles de años en África y las islas Canarias y que posteriormente fueron llevadas a América, constituyen uno de los tipos ovinos más primitivos y genuinos que existen.
Las ovejas domésticas primitivas cubiertas de pelo se extendieron por el Viejo Mundo, llegando a la península Ibérica hacia el V Milenio antes de Cristo.
Posteriormente, fruto tanto de la selección natural para adaptarse a vivir en zonas frías y lluviosas y por efecto de la selección humana, desarrollaron la cubierta lanosa y hacia el II Milenio antes de Cristo, las ovejas de lana eran abundantes en todo el área de distribución de la especie.
Los primeros ovinos presentarían lana de color similar al del pelo de cobertura por lo que serían oscuros e incluso totalmente negros ya que en el ovino el gen negro se comporta como dominante respecto al gen blanco.
La lana presentaba grandes ventajas respecto a otras fibras vegetales pues era más fácil de producir y necesitaba un proceso de transformación mucho más sencillo para poder tejerse. Además, abrigaba mucho más y era ideal para fabricar vestidos en zonas frías donde tradicionalmente se utilizaban pieles mucho más pesadas y difíciles de trabajar.
Sin embargo, presentaba un gran inconveniente respecto a otras fibras como el lino y es que no podía ser teñida de colores claros.
Por ello, los ganaderos comenzaron a seleccionar animales con lana de color claro aunque el pelo de las zonas deslanadas fuese negro u oscuro.
Posteriormente, buscando también el color claro de las pieles, comenzaron a seleccionarse aquellos ejemplares que presentaban pelo de colores claros hasta conseguir animales casi blancos que mantenían únicamente algunas manchas negras o rojizas en las zonas distales del cuerpo como la cabeza y las patas.
La selección continuó hasta obtener animales completamente blancos y sin ningún tipo de mancha ni en la lana ni el pelo. Para ello, se seleccionaban sementales y ovejas absolutamente blancos y si nacía un individuo negro, se desechaba.
Por tanto, podemos decir que las ovejas negras son las «abuelas» de las ovejas de color blanco pues, como veremos en el siguiente apartado, muchas razas actuales en las que predominan los ejemplares blancos, fueron inicialmente negras.
LA OVEJA NEGRA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA.
Como ya dijimos, las primeras ovejas llegaron a la Península hacia el V Milenio antes de Cristo, tratándose casi con total seguridad de ovejas de pelo parduzco que poco a poco irían evolucionando hacia animales de cubiertos de lana y de diferentes coloraciones.
En época romana, las ovejas negras eran muy numerosas en España a juzgar por los testimonios de autores grecolatinos que hablan tanto de las lanas negras y finas del sur como de las negras de la Celtiberia con las cuales se fabricaban tejidos bastos como el sagum, túnica abierta por los lados de lana basta de color negro similar al pelo de las cabras.
Posiblemente, las ovejas más primitivas de la Península sean las Latxas y razas afines (Carranzana y Sasi ardi) de Euskadi, caracterizadas por ser ovejas de aspecto primitivo, con cuernos a menudo en ambos sexos, de pelo negro o rubio y lana de color blanco.
Estas ovejas descienden directamente de las ovejas llegadas con los primeros ganaderos de origen preindoeuropeo.
El color negro o rubio del pelo de las zonas deslanadas, hace pensar que en el paso estos lanas presentaron lana de colores variables entre el rubio y el negro. Aún hoy es posible encontrar en zonas aisladas y donde los rebaños no han sido sometidos a una intensa selección, animales con lana de color oscuro.
Muy primitivas también, son las razas pertenecientes al denominado tronco Ibérico (Ojalada, Ojinegra de Teruel, Xisqueta y Montesina) caracterizadas por presentar capa blanca con manchas negras en el hocico, alrededor de los ojos, en las orejas y a veces también en las patas y en el tronco, pero cubiertas siempre de lana blanca, corta y de tipo entrefino.
El origen de estas ovejas está, posiblemente en los ovinos llegados con pobladores de origen indoeuropeo, aunque existen diversas teorías.
En los rebaños de estas razas se cita desde antiguo la presencia de individuos totalmente negros, signo inequívoco de que en épocas pasadas gran parte del efectivo fue de este color.
Encontramos un grupo de ovejas muy particular que llegó con los celtas en el I Milenio antes de Cristo y que desde la Cordillera Cantábrica se extendió hacia el sur cruzándose con los ovinos ya existentes, aunque en algunas zonas como la mencionada Cordillera y en puntos del Sistema Ibérico como la antigua Celtiberia, se ha mantenido en alto grado de pureza hasta nuestros días.
Se trata de ovejas de pequeño tamaño, coloración negra y lana basta, siendo la raza Xalda asturiana la más pura de todas aunque otras razas como la Roya Bilbilitana o la Chamarita también tendrían un origen claramente celta así como razas extintas como la Berciana, la Zapatuda o la Negra tudelana.
Inicialmente, presentaban coloración negra con una mancha blanca en la coronilla y su lana era de tipo basto.
Bastante primitivas son las ovejas Churras, que posiblemente deriven del cruzamiento entre primitivas ovejas preindoeuropeas o celtas con ovejas del tipo Ibérico aunque podrían ser también descendientes directas de ovejas Ibéricas seleccionadas para obtener lana de tipo churro. En este grupo, también se conocen individualidades negras.
Menos primitivas ya son las razas del denominado tronco entrefino, derivadas de ovinos introducidos posiblemente por los griegos y que desde el levante español se irían extendiendo a gran parte de la Península.
Inicialmente, estaba formado fundamentalmente por animales de color negro aunque los individuos blancos son conocidos desde antiguo en este tronco.
Actualmente, la gran mayoría de razas de este tronco son blancas con la presencia de individuos negros que en ocasiones llegan a formar variedades reconocidas oficialmente.
Hemos dejado para el final el más especial de los troncos ovinos: El Merino.
Sobre su origen encontramos fundamentalmente dos grandes teorías.
Antonio Sánchez Belda y Gumersindo Aparicio Sánchez opinan que a partir de ovinos que llevaban ya milenios criándose en el valle del Guadalquivir, los tartessos primero y los turdetanos después, seleccionaron una oveja de color oscuro cuya lana era extraordinariamente fina y que presentaba coloraciones negras, rojizas, rubias e incluso doradas pero no totalmente blancas.
La lana de dichas ovejas fue apreciadísima ya por los fenicios quienes la empleaban con su color natural o teñida de púrpura ya que los colores rojizos y rubios admitían mal otros tintes. Esta costumbre fue mantenida en época romana cuando ya el pequeño caracol marino del género Murex del que se obtenía la púrpura, era escaso y el tinte resultaba muy caro, haciendo también que los tejidos de lana de color púrpura fuesen estimadísimos y se utilizasen primero para vestir a los emperadores y posteriormente a nobles, Papas y cardenales.
Sin embargo el no poder ser teñida de otros colores distintos al púrpura, planteaba un serio problema por lo que los romanos decidieron seleccionar ovejas blancas pero manteniendo la finura de la lana.Recurrieron para ello primero al cruzamiento con carneros africanos pero el resultado no fue el esperado pues nacían corderos de lana clara pero basta. Sin embargo, al cruzar esos corderos entre sí, ya comenzaron a nacer corderos de lana clara y cada vez más fina aunque para acelerar el proceso se introdujeron carneros blancos de Tarento, naciendo así la raza Merina actual.
Sin embargo el no poder ser teñida de otros colores distintos al púrpura, planteaba un serio problema por lo que los romanos decidieron seleccionar ovejas blancas pero manteniendo la finura de la lana.
Pero existe otra teoría que es la defendida por autores como Manuel Rodríguez Pascual.
La selección de la oveja Merina se habría producido mucho más tarde, cuando una vez reconquistadas las dehesas y pastizales de la actual Extremadura, los pastores leoneses comenzaron a realizar la trashumancia de largo recorrido con sus rebaños cuyas ovejas pertenecerían al tipo celta descrito anteriormente.
Sea como fuere, en la Edad Media la lana fina de Castilla comenzó a ser famosa en el mundo entero y en el siglo XVI, España se convertiría en la primera potencia mundial gracias al descubrimiento de América y a la exportación de lana a Europa.
Desde este momento, se intensifica aún más la selección de ovejas blancas, siendo eliminados sistemáticamente todos los individuos negros que nacían en los rebaños Merinos y también en los del resto de razas comenzando las ovejas negras a ser cada vez más y más raras salvo en zonas muy concretas que correspondían generalmente con áreas de montaña o de clima muy duro y suelos pobres a las que sólo las ovejas negras que llevaban siglos criándose en ellas podían adaptarse.
Durante siglos, las ovejas negras proporcionaron carne, leche y también lana basta y entrefina a los campesinos españoles que la utilizaban para fabricar paños, mantas y todo tipo de prendas de abrigo, aprovechando los diversos colores naturales de la lana parda o rojiza que a menudo se combinaba con la de algunas ovejas blancas que nacían en el seno de los rebaños negros, posiblemente debido a esporádicos cruzamientos con carneros Merinos o blancos nacidos en los propios rebaños negros.
Con la pérdida del monopolio lanero español y la desaparición de los privilegios del Honrado Concejo de la Mesta en 1836, las ovejas Merinas desaparecieron en muchas zonas debido a que al ser difícil realizar la trashumancia entre los pastos de verano y de invierno, muchas Merinas se vieron obligadas a vivir todo el año en zonas montañosas a las que no se adaptaban bien.
Por ello fueron sustituidas por otras razas que seguían siendo mayoritariamente negras.
Pero al necesitarse lana blanca para seguir produciendo prendas de lana teñida de diversos colores, se comenzaron a seleccionar ovejas de dicho color dejando como reproductores los escasos corderos blancos que nacían en los rebaños de ovejas negras o bien recurriendo directamente al cruzamiento con carneros merinos blancos obteniendo así ovejas rústicas como las negras pero de lana más fina y blanca.
En la segunda mitad del siglo XIX y sobre todo en la primera mitad del siglo XX, las ovejas negras comenzaron a desaparecer en muchas zonas, quedando acantonadas en las zonas más difíciles.
Los ganaderos españoles, siempre han dicho que «las ovejas negras son más duras y calientes que las blancas» lo cual es debido sin duda alguna a su primitivismo que permite que vivan allí donde las ovejas blancas son incapaces de hacerlo.
Lamentablemente, algunas razas como el Moltó tarragoní o la Negra Tudelana desaparecieron totalmente al ser sistemáticamente cruzadas con carneros blancos de otras razas mientras que otras asentadas en zonas verdaderamente duras como la Roya Bilbilitana lograron sobrevivir.
En el caso de razas que siempre fueron mayoritariamente negras pero en cuyos rebaños nacían siempre algunos ejemplares blancos como por ejemplo la Castellana, los ganaderos comenzaron a dejar como reproductores esos ejemplares blancos y a desechar los negros, recurriendo al cruzamiento con otras razas como la Merina o la Manchega en las zonas más fértiles.
Pese a llevar décadas e incluso siglos de selección negativa respecto al color negro, no se ha conseguido eliminar de la genética ovina española y aún siguen naciendo corderos negros en mayor o menor número en rebaños blancos dependiendo del grado de selección.
Y es que los pastores de muchas zonas no quisieron nunca que las ovejas negras desapareciesen del todo y en muchos lugares las ovejas que nacen completamente negras, son muy apreciadas. Se trata de las ovejas centelleras, martas, maras…que son consideradas como animales protectores del rebaño contra el impacto de los rayos. Deben ser totalmente negras y no se les pueden hacer cortes ni heridas, debiendo morir de viejas en la casa.
Los corderos oscuros tenían también un valor especial, sobre todo si tenían cuernos. Estos animales se reservaban para producir los denominados mansos, carneros castrados y amaestrados que portando grandes cencerros o zumbas caminaban a la cabeza del rebaño para guiarlo durante la trashumancia o cuando transitaban por lugares difíciles.
SITUACIÓN ACTUAL DE LAS OVEJAS NEGRAS EN ESPAÑA.
La lana, producción básica durante siglos e incluso milenios de las ovejas españolas, fue lo que hizo casi desaparecer a las ovejas negras puesto que su lana no podía teñirse.
Hoy en día, las ovejas españolas se explotan fundamentalmente por la producción de carne y/o leche siendo la lana un producto secundario aunque en el caso de los rebaños Merinos se está revalorizando y utilizándose muchas veces en su color natural, es decir, sin utilizar tinte alguno.
En los rebaños de lana entrefina y basta, la lana apenas tiene importancia por lo que en ocasiones el esquileo cuesta más que lo que se cobra por la lana, lo que hace que los ganaderos no sean muy exigentes a la hora de seleccionar ovejas de color blanco sino que dejan simplemente las mejores corderas sin importar que sean blancas o negras.
Sin embargo, en algunas razas selectas españolas, los ejemplares negros o de otras coloraciones han sido penalizados durante las últimas décadas y a menudo no podían inscribirse en los Libros Genealógicos obligando a los ganaderos a eliminarlos.
En muchas razas, aunque la mayoría de los ejemplares sean blancos, existen animales negros que llegan a ser considerados como variedad independiente dentro de la raza como ocurre en la Carranzana, la Castellana, la Manchega o la Merina, razas en las que la variedad blanca ha sido considerada tradicionalmente como «de fomento» por su elevado censo mientras que la negra se ha considerado como «en peligro de extinción». Estas variedades en peligro de extinción reciben ayudas económicas para su conservación.
Algunos ganaderos, bien por tradición familiar o porque valoran las variedades de razas autóctonas en peligro de extinción, crían ovejas negras.
En este sentido, una de las familias más destacadas a nivel nacional es la FAMILIA CABELLO BRAVO que dedica todos sus esfuerzos a criar razas autóctonas en peligro de extinción como la oveja Merina Negra, las cabras Retinta y Verata, la gallina Extremeña o el Asno Andaluz.
Otras razas cuentan con individuos negros pero que no forman variedad independiente puesto que la variedad blanca de la raza también se encuentra en peligro lo que, en cierta medida, beneficia a todos los ejemplares de la raza independientemente de su color al contar con protección oficial y recibir ayudas económicas. Razas como la Aranesa, la Alcarreña, la Chamarita, la Xalda… se encuentran en esta situación.
En este grupo se incluyen también razas en las que todos los individuos son negros como la Roya Bilbilitana y razas en las que se acepta una absoluta policromía como la Lojeña o la Canaria.
Al convivir muchas veces carneros y ovejas de una misma raza y diferente coloración (blanca y negra) pueden aparecer ejemplares que no son ni negros ni blancos presentando coloraciones verdaderamente llamativas y conocidas con una rica semántica propia de cada lugar como las Xaldas cardinas, las Royas bilbilitanas layas, las Castellanas albarinas, las caretas, berrendas, burracas o galanas que aparecen en el seno de muchas razas entrefinas y un largo etc…
Gran parte de los rebaños ovinos españoles no pertenecen a razas puras sino que son el resultado de diversos cruzamientos unas veces entre razas autóctonas como utilizando hembras de razas autóctonas y sementales especializados de razas de origen foráneo con el objetivo de mejorar las producciones de carne o de leche.
En el primer caso, dado que muchas de nuestras razas tienen, como ya hemos visto, un evidente e incluso floreciente pasado negro, no nos debe sorprender el nacimiento, aunque sea esporádico, de corderos negros pese a que tanto las ovejas como los carneros sean blancos.
Por supuesto que, si las ovejas son negras, la probabilidad de que nazcan corderos negros aunque el semental sea blanco, aumenta.
Sin embargo, es práctica habitual y aceptada por todos los ganaderos desde época prerromana, considerar que el carnero determina en buena medida el color de las crías depende del color del padre, pero se debe prestar atención tanto al color del pelo y de la lana como al color de las mucosas visibles y de la lengua, pues un carnero con lengua negra o manchada, dará lugar a corderos negros o manchados.
Encontramos en ocasiones rebaños de procedencia mestiza en los que nacen ejemplares de cualquier color posible y si el ganadero no realiza una selección rigurosa o no desea tener todas las ovejas del mismo color, deja aquellas corderas que más le gustan o se ajustan a su explotación sin dar especial importancia a que sean blancas, negras o manchadas.
En los citados rebaños, aunque sean muy pequeños, es común la presencia de una o más ovejas negras criadas «por capricho», especialmente cuando el propietario tiene hijos, nietos, sobrinos o hermanos pequeños que visitan el rebaño con frecuencia. El ganadero «regala» la oveja negra a los niños que, al verla entre las blancas, dicen rápidamente «esa es la mía».
Es muy frecuente que cuando los niños visitan el rebaño con motivo de la paridera, el esquileo o cuando se cambian las ovejas de finca, se hagan fotos con sus ovejas negras que son conocidas como «las ovejas de los niños» o «las ovejas de los muchachos».
Hoy en día, el cruzamiento como mejora de la producción de carne o leche es muy común en el sector ovino español, utilizándose durante las últimas décadas sementales de razas diversas en función de la producción que se desee mejorar.
En el caso de los cruzamientos destinados a la mejora de la producción cárnica, se utilizan sementales de razas procedentes del tronco Merino que al haber sido rigurosamente seleccionadas, son completamente blancas por lo que los corderos nacen blancos.
Sin embargo, desde hace algún tiempo se están utilizando cada vez con mayor frecuencia sementales de la raza británica Suffolk, caracterizada por su buena morfología carnicera y por presentar una coloración negra en las zonas deslanadas pero con lana de color completamente blanco.
El resultado de este cruzamiento, da corderos de coloraciones muy variadas desde blancas con pequeñas manchas de color negro en la cabeza y las patas hasta otras similares a las de la raza Suffolk, no siendo infrecuente que en rebaños donde hay ovejas negras o que desciendan de ellas, nazcan individuos manchados o completamente negros.
En el norte de España es muy común utilizar la raza Bleu du Maine, raza francesa de coloración similar a la Suffolk, que produce unos corderos muy bien conformados y de coloraciones variables, pudiendo nacer ejemplares de primer y sobre todo se segundo y sucesivos cruces de color totalmente negro.
Como podemos ver, hay una gran variedad de ovinos negros tanto de razas o variedades puras y autóctonas de nuestro país como fruto de diversos cruzamientos que dan lugar a individuos negros.
Ya dependerá de la zona, de las características del medio o del capricho del ganadero si tiene más o menos animales de este color y si la expresión LA OVEJA NEGRA puede utilizarse para referirse a una rareza o hay que invertir el color de la expresión.
NOTA FINAL DEL AUTOR.
Espero que este extenso y quizás algo abigarrado artículo, agrade a los lectores y que les haya aclarado sus dudas sobre LA OVEJA NEGRA.
Termino este artículo con un precioso vídeo de un rebaño de ovejas de la localidad cacereña de Acehúche y en el que se pueden ver algunos ejemplares negros entre las ovejas blancas.
FUENTE: https://elcuadernodesilvestre.blogspot.com/2024/01/la-oveja-negra.html