POR JOSÉ ANTONIO AGÚNDEZ GARCÍA, CRONISTA OFICIAL DE MALPARTIDA DE CÁCERES (CÁCERES).
Habiendo reposado ya el relamido sabor de nuestra patatera, echamos hoy mirada al espejo retrovisor para hacer crónica personal de cómo transcurrieron las fiestas malpartideñas del Carnaval 2024, celebraciones que superaron con creces las pésimas expectativas levantadas por los augurios de las adversas previsiones meteorológicas. Sólo las actividades del viernes 9 de febrero como “la patatera didáctica” y el “pasacalle infantil de la Pedida de la Patatera del CEIP Los Arcos” viéronse alteradas por estas circunstancias, trasladándose su realización al Pabellón Polideportivo. El sábado 10, un nutrido grupo de ciclistas de la más variada edad y condición volvieron a reunirse en la “VI Concentración de Bicicletas clásicas”, un clásico ya -y valga la redundancia- dentro de la programación carnavalera, momento en el que las y los amantes de los vehículos de dos ruedas disfrutan de un apacible paseo urbano cuyo desgaste se ve compensado con la degustación de nuestro producto estrella en diversas paradas.
Por la tarde, la Plaza de la Nora y el Paseo de la Cabrita (Avenida Cervantes) se puso de bote en bote con el encuentro de comparsas y su posterior e interminable desfile por las calles de la población. Es este uno de los momentos álgido de las fiestas pues en él participaron, creo, más de sesenta grupos, de las más variadas e imaginativas temáticas y profusión de llamativos disfraces. Aunque todas las comparsas lo merecían, el jurado lo tuvo complicado para elegir a las tres que recibirían premio, que fueron por este orden: primero, “Los feriantes de Malpartida”, segundo, “El Tren de la Bruja a la virulé” y tercero, “Los Turbopie. El oro de mi lejío”. Por ser esta última la comparsa en la que se integra el autor de esta cronica hace más de cuarenta años, déjenme contarles que estuvo dedicada a la tradicional recogida de aceitunas pues, dado el precio que hogaño alcanzó el aceite, rara ha sido la familia que no se ha acercado en estos últimos meses a los huertos y lejíos en busca del ordeño de sus olivos para obtener las apreciadas aceitunas convertidas este año en verdaderas pepitas de oro. De este modo, las amigas y amigos integrantes de Turbopie, con el tradicional atuendo de aceituneros y vareadores, siempre bajo la atenta supervisión del guarda de los lejíos y acompañados por la afamada señorita “Carbonell” -desplazada a Malpartida para apoyar la labor y reforzar la marca aceitera-, pergeñados de redes, varas, sacas y fiambreras, y de mucha risa y algarabía, recogieron buenos kilos de olivas que pronto verán convertidos en litros de la exquisita aceite “Turbopie. Lavijen extra”.
Como pueden observar, no faltó la imaginación y el buen humor. Para cerrar la noche, el baile de disfraces en la Caseta municipal, corriente. El Domingo, que aquí titulamos Gordo, día 11, mientras en el Museo Vostell Malpartida sucedía un concierto extraordinario a cargo del famoso clavecinista Diego Ares, enmarcado dentro del Atrium Musicae que organiza la Fundación Atrio Cáceres, en la Plaza Mayor nos perdíamos la degustación de las 1.001 tapas de patatera, el baile amenizado con la charanga “La 7ª Cuadrilla” y el baile animado con Dj que tuvo lugar en la Caseta Municipal. El día salió lluvioso y hubo quien se quedó en casa al amor de las ricas y contundentes berzas con buche y las puchas de postre, al calor del brasero y quizás al entretenimiento de una partida de cartas o algún bingo familiar.