VUELVE LA CELEBRACIÓN DE LOS MIÉRCOLES DE CENIZA
Feb 24 2024

POR MANUEL LÓPEZ FERNÁNDEZ, CRONISTA DE VILLANUEVA DEL ARZOBISPO (JAÉN)

Cuando en 1997, el recordado Manuel Urbano Pérez Ortega, me pidió un trabajo sobre la vida tradicional en Villanueva del Arzobispo, abordé el tema:”Calendario Festivo-Religioso en Villanueva del Arzobispo” que se editó en “El Toro de Caña”, número 1. Gracias a las aportaciones de nuestros mayores, las hermanas Navarrete o los hermanos Simón y Francisco, y otros vecinos  que nos llenaron de recuerdos, y tradiciones del ayer, algunas de ellas perdidas. Afortunadamente dos de estos temas, he ido ampliado documentación e información para constituir un trabajo amplio y monográfico:  “La Celebración de los  Carnavales en Villanueva del Arzobispo ” editado por el Instituto de Estudios Gienneses número 227 del Primer Semestre de 2023   y “La Cofradía de Ánimas” tema del trabajo de las  Actas del XIV Congreso de Cronistas de la Provincia de Jaén 

Hemos ido añadiendo al viejo trabajo nuevas investigaciones que nos han llegado ·”El miércoles de ceniza, cuando el Carnaval toca a su fin, existía una costumbre, en la localidad,  que según algunos vecinos,  se remonta al siglo XIX.  Consistía en vestir dos muñecos, rellenarlos  de paja, hombre y mujer, agricultor y mulo…, que eran colgados en alto, con una cuerda que atravesaba la calle.  

A la caída de la tarde, del martes se colocaban “los muñecos” -también llamados “miércoles”- en la calle y permanecían colgados durante toda la noche, hasta el anochecer del día siguiente, miércoles de ceniza. En algunas calles colocaban, unos cencerros, junto a los “miércoles”, atados a una larga cuerda, que mayores o niños al tirar los hacían sonar. 

Llegado el anochecer del miércoles de ceniza, se descolgaban los muñecos y eran apaleados hasta destrozarlos completamente, y se les echaba al  fuego, de una lumbre encendida con este fin, lógicamente,  se consumían de forma rápida.

Este rito simbolizaba la entrada de la Cuaresma, en donde nos alejamos de la parte mundana del placer y diversión, especialmente en tiempos de carnavales, para entrar en el sacrificio y la oración. Era conocido como “Burla de los miércoles”. 

En la vecina localidad de Puente de Génave, he visto numerosos “muñecos” colocados y colgados en distintas calles de la localidad. Eva, concejala de Cultura, nos indica:” La Asociación de Mujeres y el Centro Guadalinfo, junto a otras asociaciones colaboran vistiendo distintos muñecos, que llamamos, “El Pelele”. Aquí, el miércoles, tras el correspondiente manteo, los distintos “peleles”, son arrojados al río. Cuidamos el material, el relleno de paja, que utilizamos  para que no contamine el río, y sacamos  los restos de ropa, que puedan quedan entre la maleza”.

 En otro lugar de la provincia de Jaén, Larva, la alcaldesa,  indicaba como  han recuperado esta tradición y convocan un concurso, entre los distintos barrios  o entidades culturales para que “vistan los muñecos”, generalmente no los cuelgan. En la noche del miércoles de ceniza se hace una gran lumbre en la Plaza, se llevan los muñecos para ser apaleados y quemados. El Jurado entrega los premios y se ofrece a los visitantes un chocolate y otros productos típicos para esta noche. 

En nuestra localidad, Villanueva, en la calle Platería, calle recóndita, estrecha, situada en la zona antigua de la localidad,  Juana, Amelia y Rosa  mantuvieron la tradición de colgar los muñecos, para luego apalearlos, sin llegar a quemarlos. Los motivos para no hacerlo era que al ser una calle estrecha,  podrían causar algún incendio, ya que las “ramonizas” de olivo, tienen un fuego alto. Siempre solían vestir una pareja, con distintas ropas viejas,  a veces les ponían una careta de las “mascaras”, boina, peluca, un cigarro; a la mujer  enaguas, un sujetador,  un mandil. En algún momento vistieron solamente un muñeco, representando un hombre. A una vecina se le ocurrió además del cigarro, colocar un rojo pimiento en la entrepierna. Cuando estaban  ya dando los últimos toques para atarlo a los dos balcones, un señor, de buen aspecto y educado, se acercó a ellas indicándoles que le agradaba esta tradición, dando nombre al muñeco que había y al de la mujer que faltaba. Les hizo la observación que era una fiesta religiosa, por lo que el sacerdote, que vivía a unos pasos  podría “regañarles”. Les faltó tiempo para retirar el pimiento del sitio determinado. Los niños de la calle y vecinas, se convertían en protagonistas, ya  los esperaban a la salida  del colegio, para regalarles unos caramelos, descolgar los “miércoles” y  con una vieja manta, mantearlos, y también a los niños y algún mayor. En uno de los balcones, colgaban un cencerro, que  los niños hacían sonar indistintamente. La muerte de un familiar, en fechas cercanas al “miércoles”, fue el principal motivo para  que abandonasen  esta tradición. 

En la calle Úbeda, nos recuerda Lola, como también celebraban esta fiesta, en los años cuarenta. Colgaban una pareja de “miércoles”, vestidos con ropas antiguas, o colchas, las caras pintadas o con máscara, la mujer con unas chapetas y los labios pintados. Junto a la hoguera, los vecinos jugaban al corro, generalmente disfrazados y  se ofrecían los sabrosos  dulces típicos del lugar, cocidos en el horno de José, al final de la calle.  

Hace ya bastantes años vimos los últimos miércoles colgados en la calle Nueva. Calle,  que siempre se ha distinguido por la valiosa colaboración  de los vecinos en mantener nuestras tradiciones. En una de las cocheras de la calle, se reunían para “confeccionar los muñecos”, rellenarlos de paja, vestirlos, colgarlos… y en la noche del miércoles, los “descolgaban”, apaleaban y quemaban en la lumbre encendida con leñas y ramas de olivo. Después   recuperaban fuerzas con unas migas o embutidos asados.  Estos vecinos se han distinguido por su originalidad y creatividad para vestir una cruz, en los primeros días de mayo. En estos ´últimos años han cesado en estas actividades.  Escasas son las fotos de estos momentos, que hemos podido recuperar gracias a Pedro Guijarro.

El fuego, el agua son elementos utilizados para la purificación del hombre, dejar la vida de placeres y vivir con religiosidad los momentos venideros de la Pasión de Cristo.

 En 2017 por parte del Técnico de Cultura y Corporación que regentaba el gobierno municipal se apostó por la celebración de “Los Miércoles”, con una convocatoria con premios. La respuesta no fue la esperada y tras una celebración, se sumió en las sombras. 

Este año se ha querido celebrar de nuevo la fiesta del Miércoles, por lo que se ha optado por ser los responsables culturales, los que han elaborado los muñecos que se han colocado en la Plaza Mayor, y en la noche, los muñecos han sido apaleados y quemados en la lumbre,.La Plaza llena  de vecinos que han querido vivir la tradición del fuego de los miércoles. Se han repartido blanquillas, típicas de nuestros hornos a los asistentes al acto de la quema. El éxito de la  convocatoria, los villanovenses responde siempre a sus tradiciones,  serán motivo para que la recuperación de esta tradición se mantenga en años venideros. 

FUENTE: M.L.F.

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