POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Lolo, llastrín él, presume de foto con «calamarón», una captura excepcional en estos días otoñales. Y, claro, habrá que celebrarlo porque para algo es sobrino mío.
El calamar -ustedes lo saben bien- es un molusco cefalópodo decápodo (¡Dios mío! ,tales esdrújulos suenan a insulto o a enfermedad de riñón), adjetivos que quieren decir que posee 10 pies (tentáculos) en la cabeza.
Vamos, algo así como esos políticos corruptos que piensan y piensan con la cabeza para después, con sus largos tentáculos, adueñarse de «alguna captura».
Los calamares suelen pescarse a «potera», engaño de múltiples anzuelos a los que ansiosamente se abraza el animal porque -ansiosos, que son unos ansiosos- lo confunden con un ejemplar de sexo contrario.
El nombre de calamar viene de la palabra latina «calamus» (caña o pluma para escribir), palabra que luego pasó al italiano como «calamaro», que significa tintero.
Lógico que así fuera porque los calamares, eso es indudable, son «bichos» de BUENA TINTA.
Y si son capturados en los mares de Asturias, casi podríamos decir que son de «tinta china»; tal es su «negrura».
Hoy vamos a prepararlos rellenos de mariscos y pescados, lo que nos exige piezas de, como mínimo, 1 kg.; es decir, como EL CALAMARON DE LOLO.
Se limpia muy bien el calamar, debiendo quedar su cuerpo blanco.
En una sartén grande con aceite sofríen trozos de cola de rape, merluza, colas de gambones y de langostinos, carne de una ñocla (previamente cocida), pimiento rojo, cebolla, ajo y perejil, además de los tentáculos y aletas del calamar (troceados). Si es preciso se humedece con un poco de caldo de pescado.
Se rellena el calamar con este preparado, se cierra con un palillo su abertura y se dispone en una tartera de horno con aceite y un poco de cebolla y pimiento verde picados en fino.
Hornea durante 1 hora y media, aproximadamente; se saca y se ofrece, cortado en rodajas gruesas, en compañía de patatas panadera. Se riega con la salsa de asado pasada por pasapurés.
No lo olviden: LOS CALAMARES DE ASTURIAS SIEMPRE SON DE BUENA TINTA.