MAGNITUDES DE JUSTICIA
Mar 12 2024

POR JOSÉ MARÍA SAN ROMÁN CUTANDA, CRONISTA OFICIAL DE LAYOS (TOLEDO)

En el siglo III, Domicio Ulpiano, uno de los más grandes juristas de la historia, escribió y diseñó el concepto de ‘justicia’ en base a tres criterios: vivir honestamente, no hacer daño al otro y dar a cada uno lo que se merece. Esta reflexión sobre el concepto más complejo del Derecho basa su  análisis desde una visión más cercana a la virtud que a la juridicidad. O, dicho de otro modo, las tres máximas de Ulpiano para (tratar de) categorizar la justicia se encuentran en una escala superior a la mera juridicidad y actúan como principios informadores de lo que debe ser el desarrollo del Derecho que cumplen con los requisitos de generalidad y abstracción necesarios para toda mázima jurídica. Siendo, pues, una cuestión de aparente simulata philosophia, resulta ser una cuestión de vera philosophia.

En el siglo XXI, otro jurista que ahora desempeña el Ministerio de Justicia, Félix Bolaños, ha declarado que la Ley de Amnistía es «muy sólida y muy constitucional». Hablamos de una ley que va a hacer un irremediable blackout sobre causas penales que afectan a más de trescientas personas que, desde sus cargos públicos, han utilizado todos los artificios a su alcance para tratar de minar y destruir la convivencia entre españoles, han rebasado la legislación para tratar de crear una brecha entre españoles y españoles y han creado un gravísimo proceso independentista que, si hubiera estado en manos de otros sectores, habría pasado a la historia como un ataque a España y a la Constitución —malditos ‘salvapatrias’…—. Que un jurista defienda y consienta la amnistía ante unos hechos que se han caracterizado por el gran daño que han provocado a la sociedad española solo consigue, a mi modo de ver, crear dos Españas ante la Ley: la de los amigos del Gobierno y la del resto.

Dirán que este proceso de amnistía es una forma de reconciliación. ¿La reconciliación de quién y con quién? En todo caso, según lo que están diciendo, que los españoles no catalanes tengamos que pedir perdón hincados de rodillas a los españoles catalanes por considerar que deben seguir siendo parte de la unidad de España. ¿No se les ha ocurrido pensar en el precedente que se puede sentar amnistiando delitos de tal categoría? Ese precedente está muy, muy lejos de la reconciliación, pero los ‘fontaneros jurídicos’ que han concebido todo esto se erigirán como los padres de la segunda Transición. Dirán también que es un gran paso hacia la igualdad. ¿Igualdad ante quién y desde qué punto? Porque, hasta donde se puede leer, lo que se está amnistiando es un proceso independentista que trae un reconocimiento velado a una autodeterminación sin contar con el resto de españoles. ¿Por qué yo, castellano, tengo que ser menos español que otro español? ¿Por qué ese concepto tan manido del ‘hecho diferencial’ no se utiliza por igual en todas las autonomías y con las culturas y esencias de todas las regiones españolas? O, como diría un buen amigo, ¿por qué un francés es más francés que yo español? Está bastante claro: porque el hecho diferencial es solo para quien quiere diferenciarse, mientras que el hecho cultural lo es para quien quiere expandirse.

El Ministro Bolaños, pionero en la historia de España en aglutinar en sí mismo el control sobre los tres poderes, ha actuado de gurú de la justicia y ha creado, en nombre de su Gobierno, una escala de magnitudes de justicia en la que el auténtico concepto de ‘iustitia’ ha perdido sus principales características en un proceso jurídico circense de ‘más difícil todavía’, lo cual me sorprende de una persona que ha ejercido el Derecho durante bastante tiempo y desde varias perspectivas antes de formar parte de un Gobierno. Y, sobre todo, se ha erigido como el principal valedor del positivismo jurídico llevado hasta sus últimas consecuencias, sin recordar quizá aquellas lecciones de Derecho Natural que estudió en la Universidad Complutense donde se decía que no siempre el derecho positivo es justo a pesar de que esté plasmado en una ley y que no siempre el papel lo debe aguantar todo en el ámbito del Derecho. Gustav Radbruch, autor de la llamada ‘Fórmula Radbruch’ utilizada como principio informador en los Juicios de Nuremberg, escribió: «Por seguridad jurídica debe prevalecer la ley, pero cuando la ley es insoportable por injusta, ha de ceder ante la justicia porque el Derecho extremadamente injusto no es Derecho. Pero, además, para tener naturaleza jurídica, la ley ha de respetar el derecho de igualdad». Tome nota, señor Bolaños.

FUENTE: https://www.latribunadetoledo.es/noticia/zc0e4e8c3-edd3-ab1f-e6c035e4245947b1/202403/magnitudes-de-justicia

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