POR JOSÉ SALVADOR MURGUI SORIANO, CRONISTA OFICIAL DE CASINOS (VALENCIA) Y ACADÉMICO DE LA RACV
Vinieron a Casinos en agosto de 1985.
Leo en Instagram unas palabras que además de merecidas me hacen revivir momentos que son historia de los pueblos y a la vez son parte de la vida:
<En las II Jornadas literarias «Por un tiempo de Paz» organizadas por Poetas de Huelva por la Paz, han homenajeado a nuestro padre, Vicente Morales, por su aportación a la música. Una nueva pirueta de la vida en la que se nos permite compartir la música en familia: música que es aliento y savia de la vida.
Gracias al Ayuntamiento de Huelva, Diputación Provincial de Huelva, a la Casa Colón y a la Junta de Andalucía por su apoyo a estas iniciativas donde el arte nos aleja de la barbarie y la tristeza. Donde las armas son las palabras y la música es la brisa que las lleva a lomos>.
“… el arte nos aleja de la barbarie y la tristeza”, ¡cuánta verdad encierran esas palabras! Cuanta música que nos ha regalado Vicente, Rosa y sus trece hijos desde hace más de cincuenta años.
“Canto porque gozo tengo y mi canto es alegrar, desde el vientre de mi madre, yo vine al mundo a cantar; fijaré mis ojos en el horizonte, en lo limpio de su esplendor para ver cómo cielos y tierra se confunden con el sol… La explosión de un mortero fugaz, su luz hace al cielo brillar. Un hombre al suelo ha caído sin conocer la Paz.
Cuando ames al Dios que ves presente en cada hermano, amaras al Dios que no ves. Y a quienes sufren, felices llamó y al olvidado bienaventuro… y el corazón no sintió el amor. Dame valor en la lucha que tengo conmigo y haz que comprenda que solo un rival tengo yo, ese rival es el diablo que llevo en mi adentro, cuando me venza a mi mismo seré ya de Dios.
Espero hombres de paz en la tierra, jamas naciones en guerra ¿cuando vendrá? Espero verme con Dios en la calle en esos hombres que pasan en soledad… Cuando veo un mundo gris que se nos muere y me duele con quien vivo la palabra, si la Paz tan alejada de este mundo, nos forzamos todos juntos en buscarla, si entre todos escuchamos sin ser sordos, el grito de dolor que el hombre lanza…
Tu alegría, mi alegría, tu amargura, mi amargura, tu pobreza mi pobreza, tu riqueza, tu camino mi camino, tu destino mi destino… he de sentir… No pretendas nunca dar la vida sin morir, nada hay que se rompa sin que duela el corazón… Paz firmada en frío papel, garantizada en horror, nunca traerá paz. Paz se engendra en el corazón y se transmite sin hablar al vivir el amor”.
Podía estar horas y horas recordando esas letras que hemos cantado y llevado por el mundo, pero solo quiero darle gracias al amigo compositor, al que siempre está pendiente del mensaje olvidando al mensajero. Dijiste de Juan Pablo II: “hacía falta un mensajero que reventara esperanza” y yo acabo estas letras diciendo, hacían falta estas canciones para alimentar la esperanza, reivindicar paz, sensibilizarnos con “el otro” y descubrir una vida que nos aleje de la barbarie, la tristeza y nos llene del mensaje de aquel monte, de pobreza, paz y amor.
Gracias Vicente, Rosa… mis queridos amigos sus trece hijos, que desde el año 1985 nos han visitado en diferentes ocasiones y también nos hemos encontrado en Huelva, sin olvidar sus más de treinta discos grabados con los que hemos crecido y vivido.