POR MANUEL GARCÍA CIENFUEGOS, CRONISTA OFICIAL DE MONTIJO Y LOBÓN (BADAJOZ)
Palmas y olivos en la mañana del Domingo de Ramos, que traen para muchos un revoltijo de recuerdos, por el que circulan los estrenos de este día en los pasillos de la memoria, en el que Dios regresa para ser un temblor de ramas y hosannas de alegrías, por las impaciencias que van y vienen del sueño a la espera.
La luz que ya ha escrito lecciones de primavera hace que la palabra sepa a incienso, la glicinia sea una novia vestida de malva, se oigan tambores y trompetas en una mañana pletórica, en la que volvemos a ser niños asombrados ante la majestad de un Dios que ha bajado para vernos otra vez, exactamente igual que en aquellos otros años de aromas de vida recién estrenada. (Del Pregón de Semana, 8/IV/2017, que proclamé en el templo parroquial Ntra. Señora de la Asunción).