POR SALVADOR MURGUI SORIANO, CRONISTA OFICIAL DE CASINOS (VALENCIA)
Hace muchos años, muchos, recuerdo a un joven Manolo entre los pupitres de aquellas escuelas Nacionales en las que nos educaron Don Pedro y Don David, Manolo, unos años mayor que yo recorrió aquel camino primero en la escuela que estuvo instalada en el bajo de lo que hoy es Ayuntamiento y más tarde en las escuelas que en su día se remodelaron.
Sus padres vivían en la Masía de Cerveret, pues eran los caseros y encargados de la misma, por lo que Manolo y sus hermanas Rosa y Pilar, tenían que hacer a diario el recorrido que separaba la Masía de Casinos.
Hasta aquí podían quedar estas palabras en un recuerdo de niñez o juventud. Después los caminos separan a las personas esforzándose en cumplir su objetivo, su trabajo y su vida.
Manolo empezó a trabajar el hierro forjando una empresa relacionada con cualquier estructura metálica, consiguiendo modernizar el día a día de nuestra calidad de vida, modernas puertas y ventanas metálicas salían de su taller, así como infinidad de recursos técnicos que abrazaron el progreso técnico unido a las nuevas formas de construcción. Un buen profesional hecho a sí mismo a golpes de fragua, trabajo e imaginación.
Los humanos siempre damos un paso adelante y es necesario recordar que su fiel compañera de viaje Trini Hernández, modelo la idea de instalar una “Bodega” en la Avenida de Valencia en nuestro pueblo, Bodega que es tan famosa como conocida por su nombre comercial “La Casinera”.
Metal, vinos, taberna y Dulces de Casinos, han sido la senda recorrida por Manolo, Trini y sus hijos: Trini y Manu. No era difícil encontrarte con Manolo quemando en la Feria del Dulce, turrones de yema, cuando no también era imprescindible al estar al lado de su familia facilitando el trabajo con rigor y responsabilidad.
Las enfermedades tienen sus caprichos y al cruzase con Manolo le ha complicado tanto la vida, que en pleno triduo pascual entregó su alma a la eternidad, para dejar de sufrir y marchar por el camino que en silencio y soledad todos hemos de recorrer.
Trini madre e hija, seguiréis en el obrador acariciando los dulces, los panquemaos, los bocadillos de cada mañana, las empanadillas o esas sabrosas “cocas en olí” repletas de embutidos… todo seguirá igual, pero la obra, el legado de Manolo os acompañará a cada momento, porque su trabajo sigue vivo en esa vuestra vocación de endulzarnos.
Trini y Manuel los hijos, se va el confidente de mirar los motores, acariciar las motos, arreglar los coches… seguiréis corriendo, disfrutando, avanzando con los vehículos a tracción, pero la sombra de vuestro padre jamás os abandonará.
Manuel Abad Navarrete, te vas dejando una estela de trabajo, de constancia y de amor. La muerte no respeta ni edad ni mira circunstancias, solo hace su trabajo de arrebatarnos la vida, dejando aquí nuestras buenas obras.
Te despedimos esta tarde a las 15,30 en la Iglesia Parroquial de Santa Bárbara de Casinos. Marcha en paz Manolo, y estoy seguro que allá arriba tendrás tiempo de arreglar alguna puerta o alguna ventana parque que llegue al mundo esa bondad que se respira en la eternidad y que tanto necesitamos estos días.