Han transcurrido veinte años pero Mari Carmen Rico todavía es capaz de revivir con certeza la ilusión y felicidad con que recibió el título honorífico de Cronista Oficial de la Villa de Petrer. Corría el año 1994 y el cargo estaba vacante tras la renuncia de Hipólito Navarro por motivos de salud, debido a su ya avanzada edad. El entonces concejal de Cultura, Enrique Conejero, la propuso como sucesora y el 4 de noviembre de ese mismo año se ratificó en pleno su nombramiento por unanimidad de todos los grupos del consistorio. Una joven Mari Carmen Rico asumió, a sus 35 años, el nombramiento con” responsabilidad y algo de vértigo”, a pesar de que no era nueva en el terreno, pues contaba con once años de experiencia como Bibliotecaria y Archivera municipal y venía de dirigir con éxito la revista Festa. Se abría en aquel momento una nueva etapa en su vida, en la que debía conjugar su trabajo con la apasionante y comprometedora tarea de investigar, promover y custodiar la historia de Petrer.
Siempre al lado de Petrer
Petrerina de cuna, Mari Carmen vio la luz en la primavera de 1959 y, como la mayoría de su generación, en su propia casa, situada en la antigua calle Calvo Sotelo, renombrada después País Valencià. De sus primeros años de estudios guarda especial recuerdo y algunas fotografías en blanco y negro escaneadas en su ordenador. “Hasta los siete años estudié en el colegio de la señorita Consuelo, en la calle La Huerta, con algunas otras niñas del pueblo. Todas recordamos con mucho cariño aquella época y a aquella profesora y a su madre”, dice, imprimiendo un aire nostálgico a sus palabras.
Continuó sus estudios en el colegio Primo de Rivera y en el Instituto Azorín y, años después, se graduó en la Universidad de Alicante en la licenciatura de Filosofía y Letras en la especialidad de Historia y Geografía, tras una época que marcó su carrera profesional y en la que formó parte de un consolidado grupo integrado por compañeros de clase y profesores-”muchos de ellos hoy catedráticos”-; una familia que ha continuado reuniéndose periódicamente a pesar del transcurrir del tiempo.
Tras acabar los estudios, en 1983 obtuvo por oposición libre la plaza para archivera municipal, trabajo que todavía desempeña con pasión y que, es consciente, le abrió las puertas para ser nombrada después cronista oficial de la villa. Su labor en el campo de la investigación también influyó en su nombramiento: “Siempre he tenido vocación. Mis primeros pinitos en la investigación los hice en la memoria de la licenciatura, con un trabajo sobre la alfarería de Petrer y, continúe investigando cuando empecé a trabajar como archivera”, cuenta Mari Carmen.
De hecho, en estas dos décadas como cronista, ha dirigido numerosos estudios y publicado destacados libros de investigación relacionados con la localidad, de asuntos tan amplios como las fiestas, la música, la alfarería o la sanidad, por citar algunas áreas abordadas por Mari Carmen, quien también durante estos años ha impartido un buen número de conferencias estrechamente ligadas a Petrer. De entre todas sus obras, nos cuenta que se siente especialmente orgullosa de dos: “Las calles de Petrer” -aquí pueden adquirirlo si aún no lo tienen-, donde recoge los nombres de las calles y plazas de la localidad, así como quiénes fueron sus primeros vecinos y en qué lugares dejaron su huella en la historia local, y “Un siglo de música” -aquí pueden adquirirlo-, editada con motivo del centenario de la Unión Musical de Petrer y galardonado con el Premio Euterpe.
La investigación sobre petrerenses ilustres también ha ocupado parte del tiempo de la cronista, llegando a publicar biografías de, entre muchos otros, el conde de Vergara, el médico e investigador científico Vicente Verdú, el poeta José Brotons, el geógrafo José Mª Bernabé y el pintor Vicente Poveda. Precisamente, cuando le preguntamos a qué personaje de Petrer admira especialmente, Mari Carmen alude a este último “Uno de mis primeros trabajos fue un catálogo sobre la obra de Poveda. Me gusta mucho”, dice, al tiempo que señala dos cuadros ya descoloridos que cuelgan de su despacho y que son copias de obras pictóricas del petrerí. También comenta que siente especial cariño por el anterior cronista, Hipólito Navarro, y se muestra visiblemente emocionada cuando lo recuerda: “Fue un hombre autodidacta, muy respetado por mí y por todos y que hizo mucho bien para el pueblo y marcó mis pasos como cronista”.