POR MANUEL GARCÍA CIENFUEGOS, CRONISTA OFICIAL DE MONTIJO Y LOBÓN (BADAJOZ).

 Este mes traigo a mi columna “Desde el Mirador”, la segunda y última parte de la biografía del obispo don Manuel Fernández-Conde y García del Rebollar, vinculado a Puebla de la Calzada: “Cuando el 8 de marzo de 1959, en la Basílica de San Pedro de Roma, finalizó la consagración del obispo Manuel Fernández-Conde y García del Rebollar, el coro interpretó, en acción de gracias, el canto del “Te Deum”. Refiere la crónica de Julián Cortés (Argos) para el diario ABC, que monseñor Fernández-Conde, era en plenitud obispo de Córdoba, informando que “a la gran suerte de ser el primer obispo español consagrado en el altar de la Cátedra de San Pedro”, añadiendo “un estupendo día, de anticipada primavera y una afectuosa explosión de afectos españoles y romanos. Tras el rezo del Ángelus, el Papa Juan XXIII recibió al nuevo obispo de Córdoba, junto con las autoridades de esta ciudad y su provincia”. Manuel Fernández-Conde tomo posesión de su cargo el 10 de mayo, llegando a la ciudad de Córdoba el 17 de ese mes.

Entre esas dos fechas estuvo de visita en Puebla de la Calzada y Montijo. En esta última población lo hizo en la mañana del doce de mayo en la iglesia de San Pedro Apóstol. Fue invitado a un ágape en la casa de la familia Márquez de Prado-Bueno acompañado por los sacerdotes, Pedro Gragera Gómez, Cesáreo Vidarte y Silverio Barreña Luis, su secretario. Durante las tres décadas que estuvo en Roma, mantuvo contacto estrecho con Pío XII, Juan XXIII, y con el cardenal Montini, luego Pablo VI. En su entrada en la Mezquita-Catedral de Córdoba, se vio acompañado por un nutrido grupo de poblanchinos, estudiantes salesianos y otros tantos jóvenes que se hicieron notar en la ceremonia.

De carácter diplomático y bondadoso, Fernández-Conde reformó las dependencias de la curia cordobesa, amplió el Seminario de Santa María de los Ángeles y la Casa Diocesana de Espiritualidad. Creó tres nuevas parroquias en la capital, ocupó importantes cargos en la Conferencia Episcopal Española, y participó activamente en la preparación y celebración del Concilio Vaticano II (1962-1965). Trabajó en la redacción de la encíclica Gaudium et Spes (Sobre la Iglesia en el Mundo actual). Sembró optimismo y sonrisas, equilibro y paz, humanidad cercana, cuando las nubes del posconcilio arreciaron con fuerza. Fue autor de varios libros, entre ellos “España y los seminarios tridentinos”. Prologó la obra de Dionisio de Felipe sobre la vida del emeritense padre Cristóbal de Santa Catalina (1638-1690), muy ligado a Córdoba, fundador de las Hermanas Hospitalarias Franciscanas de Jesús Nazareno.

Nombró secretario personal al sacerdote salesiano Silverio Barreña Luis (1912-2009), un hijo muy eficiente de Don Bosco.

Agradezco a Domingo Estévez su estimable ayuda para esbozar la biografía de tan ilustre personalidad. En la mañana del 3 de enero de 1970, su hermana Pepa, al advertir que pasaba la hora y su hermano no se levantaba, accedió al dormitorio y lo encontró muerto. Los médicos diagnosticaron que la causa fue un infarto cerebral. Está enterrado en la catedral de Córdoba en la capilla de Ntra. Señora de la Concepción, que construyó, en 1682, el obispo franciscano Alonso de Salizanes. El museo de la catedral de Córdoba conserva el báculo episcopal de monseñor Fernández-Conde y García del Rebollar. (Artículo publicado en Crónicas de un Pueblo)

Puede leerse el artículo en su totalidad en https://cronicasdeunpueblo.es/…/el-obispo-fernandez…

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