PRESENTACIÓN DEL LIBRO “GUÍA SENTIMENTAL DE LA SIERRA HORCONERA” EN LA REAL ACADEMIA DE CÓRDOBA
May 09 2024

POR MIGUEL FORCADA SERRANO, ACADÉMICO CORRESPONDIENTE DE LA ACADEMIA DE CÓRDOBA Y CRONISTA OFICIAL DE PRIEGO DE CÓRDOBA

Sesión del día 6 de Mayo de 2024.

Este libro, titulado GUÍA SENTIMENTAL DE LA SIERRA HORCONERA, surge de la confluencia de dos rutas que, personalmente, he seguido en los últimos 35 años. 

La primera se compone de los recorridos que he realizado por las sierras subbéticas desde 1982, solo o en compañía de otros. La segunda reproduce algunas de las conversaciones que en los últimos 20 años he mantenido con hombres y mujeres que nacieron y vivieron (a veces solo su infancia, pero otras veces toda su vida), en los cortijos y cortijadas situados en las estribaciones de la Sierrra Horconera. 

Pero antes de concretar el trabajo realizado en esas dos rutas, quiero destacar brevemente los antecedentes que me enriquecieron y me guiaron. 

Hace poco más de medio siglo, en Córdoba capital, mucha gente daba por cierto que la provincia se dividía en dos partes o comarcas separadas por el valle del Guadalquivir, con características propias cada una de ellas: al Norte está “la Sierra” y al Sur estaba “la Campiña”. No se hacían más distinciones, lo cual llevaba a aceptar que las Sierras Subbéticas no existían, o que esas sierras tenían las mismas características geográficas que la campiña. Sin embargo, resulta que las 20 cumbres más altas de la provincia de Córdoba están al sur del Guadalquivir, pero todas ellas en la Subbética. 

La Horconera entró en la universidad en pleno siglo XX, como si de un descubrimiento se tratara, a través de los estudios del geógrafo Juan Carandell Pericay y sobre todo, gracias al décimo cuarto Congreso Geológico Internacional que, organizado por él, se celebró en Cabra en 1926. Ya en la segunda mitad del siglo XX, Antonio López Ontiveros (miembro destacado que fue de esta Academia) y Francisco Ortega Alba, Catedráticos de Geografía en las Universidades de Córdoba y Granada respectivamente, consiguen divulgar la existencia de las Sierras de la Subbética cordobesa, su origen y sus calidades geológicas y biológicas.

En las últimas décadas (desde la declaración del Parque Natural), se han publicado numerosos estudios sobre esta comarca, siendo muy valiosos los de José A. Torres Esquivias, Alfonso Mulero Mendigorri, José Naranjo Ramírez, Martín Torres Márquez y Baldomero Moreno Arroyo (algunos de ellos miembros también de esta Academia). En todos esos libros, editados a veces con verdadero lujo, se describe con detalle y con alto nivel científico la geología, la botánica, la zoología, la arqueología y hasta la micología de la zona. Pero yo siempre he echado de menos el factor humano. 

El factor humano es, para mí, imprescindible para entender esta “comarca serrana” porque seres humanos inteligentes la han habitado desde hace tal vez 40.000 años y siguen habitándola; porque sus cuevas les sirvieron de refugio, de vivienda y de sepultura; porque en sus castillos roqueros, a veces a mil metros de altitud, se defendieron del enemigo; porque en sus estrechos valles y en las laderas de sus montañas sembraron trigo y cebada, garbanzos y yeros, criaron ganado y plantaron olivos y almendros; porque en cuevas, chozas o casas cada vez mejor construidas, gozaron y sufrieron, se amaron y procrearon…

A esos seres humanos que nunca aparecen en los libros de geología y de botánica, ni en los de historia, en los que se nombra solo a reyes, condes y marqueses, jefes militares o conquistadores; a esos hombres y mujeres que siguen estando allí pero no se les ve, dedico yo estas páginas. Porque entre los latidos de esta comarca serrana también yo he consumido mi vida; y buena parte de mi tiempo libre lo he dedicado a recorrer los pliegues inacabables de estas sierras. 

Quiero también recordar aquí a otras personas que dedicaron parte de su vida al estudio de estas sierras. Por ejemplo, a D. Juan Bernier Luque, miembro de esta academia, que recorrió las sierras subbéticas subiendo a sus más altas cumbres y escribiendo versos de extraordinaria belleza y relatos que pueden leerse en su libro titulado “Córdoba tierra nuestra”. 

O a los espeleólogos de Priego y de Cabra, de Lucena, Rute o Doña Mencía. Ellos penetraron en las profundidades de la tierra descubriendo espacios de inaudita belleza y restos humanos que demuestran que en esas simas y cuevas los seres humanos vivieron, progresaron y murieron, generación tras generación, durante miles de años. 

Cuando proyecté hacer esta publicación, entendí de inmediato que no podía abarcar todo el conjunto de las Sierras Subbéticas: demasiada extensión, demasiadas cumbres y demasiados cortijos y cortijadas, la mayoría abandonados hace tiempo, pero algunos todavía habitados. Decidí entonces limitar mi trabajo a las sierras más cercanas a Priego, pero resultó que estas eran también las más altas y las más escabrosas. Me centré en la Horconera; un bloque compuesto por tres cumbres: La Tiñosa, la más alta de la provincia de Córdoba; el Pico Bermejo, segunda más alta, y Alhucemas, que navega entre las otras dos. Los valles del Puerto del Cerezo y Puerto Mahina, auténticos puertos de montaña, separan esas tres cumbres conectando la vertiente norte con la vertiente sur de la Horconera aunque también podríamos decir que conectan las tierras del sur de la provincia de Córdoba con las tierras del norte de las provincias de Malaga y Granada. 

Ya bien avanzado el trabajo comprendí que solo la Horconera ya ofrecía demasiado material y decidí dividir el espacio geográfico en dos partes: la cara Norte (la que contiene este libro que hoy presentamos) y las caras Este y Sur, que se incluirán en un segundo tomo que ya está en imprenta. 

El itinerario de la cara norte empieza en la Almorzara, concretamente en Las Lomas, y discurre por el valle de Jaula, Arrimaízo, Puerto del Cerezo, La Umbría, Navasequilla y las Chozas, La Peñuela, Los Arrijanes, Los Villares, la Dehesa Vichira, la Cueva del Rodaero del Soto y el Jardín del Moro. Se dedica un capítulo a las subidas a la Tiñosa desde que hay constancia de esas subidas, concretamente desde 1946. También se relaatan subidas al Pico Bermejo, a sierra Alhucemas y al Jardín del Moro. Muchos de estos lugares se describen en conversación con personas que viven o han vivido en ellos. 

En la segunda parte de este libro que, como he dicho está ya en imprenta, se recorre detenidamente el siguiente itinerario: Almorzara, Cortijo de los Padres del Carmen, los Ricardos, cortijillos de la Sierra, Budia y Juan Inés, Cortijo Severo, Sima de Talillas, , Puerto Mahina, Aldea de Lagunillas y todos los cortijos situados en la vertiente sur de la Horconera, hasta el misterioso cortijo de la Higuera. 

Quiero terminar dando las gracias a mis amigos y compañeros de correrías de la Asociación Senderista La Cabra Loca, a todos ustedes por haber asistido a este acto y, por supuesto a la Real Academia de Córdoba por haberme invitado a presentar este libro en este salón.

FUENTE: CRONISTA M.F.S.

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