POR FERNANDO JIMÉNEZ BERROCAL, CRONISTA OFICIAL DE CÁCERES.
La actual calle Margallo se denominaba anteriormente Moros porque aquí fueron alojados los moriscos llegados a la villa cacereña en el año de 1572.
La toponimia histórica tiene un significado especial que nos conduce por el pasado de las localidades que han sabido conservar los viejos nombres con los que fueron designados lugares que se encuentran presentes en el acontecer diario de los vecinos. Otras veces esas denominaciones se perdieron, por motivos de toda índole, aunque la memoria comunitaria siempre supo conservarlas como parte de su afinidad por el espacio urbano que les ha acompañado durante siglos. En ciudades como Cáceres, acordarse de denominaciones añejas es hacerlo de acontecimientos que nos invitan a no olvidar el pasado, para poder trasladarlo a los cacereños del tiempo presente.
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