POR ANTONIO BOTÍAS SAUS, CRONISTA OFICIAL DE MURCIA
De angelito solo atesoraba la cara. Aunque solo de aquellos bellos y profundos ojos para abajo. Lo de más arriba, el cerebro, como nadie sospechó hasta que dio muerte al pequeño Antoñito Zambudio, funcionaba regular; tirando a mal, muy mal. Hasta el extremo de protagonizar .