POR AGUSTÍN DE LAS HERAS MARTÍNEZ, CRONISTA OFICIAL DE VALDEPIELAGOS (MADRID)
Quizás soñé en la inconsciencia de no creer lo vivido. En el salón rojo me vigilaba la imagen de Gerardo Diego mientras yo les hablaba a quienes se atrevieron a acompañarme. La verdad es que me hicisteis estremecer al veros aparecer por la puerta del Casino. El que amigos de Quintanilla de Nuño Pedro, Alcoba de la Torre y Brazacorta gastaran una tarde nada ilusoria en escucharme hablar de un pueblo lejano me llegó muy adentro.
Agradezco a Julio Izquierdo, gran lector y escritor y amigo, sus palabras acerca de mi obra. Y al librero César Millán que abriera el telón con sus comentarios. Para un escribiente como yo, oir decir lo que he escuchado sobre mi estilo, va más allá de lo que nunca hubiera esperado.
Esa tarde el Casino fue un lugar de encuentro con amigos, con profesores de Literatura y de Historia, con el librero de la librería más emblemática de Soria, Las Heras, con un antiguo compañero de la Policía Militar de Burgos y por si fuera poco, fui acompañado por un compañero de profesión, Juan Carlos Barranco Mateo . Luego el Casino se cobró su precio que entregué encantado. Me pidieron un libro dedicado para que formara parte de su biblioteca. No lo merezco.
Ese día Valdepiélagos fue conocido en la misma Soria… Me volveré a pellizcar otra vez… Muchas gracias Soria.