POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
¡Albricias! Palabra castellana que deriva del árabe al-bisrà, que luego transformó en albriça y, finalmente en albricia.
¿Y cuál es su significado? pues nada más y nada menos que el de BUENA NOTICIA.
¿Y qué buena nueva tengo para hoy?
Pues que ya recuperé los dos lectores -amigos perdidos. ¡¡Ya somos 2020!!
Y tal suceso vamos a celebrarlo preparando una LANGOSTA CON VERDURA.
Verán ustedes, tal invención, hoy de moda en Gozón y más concretamente en Bañugues, no tiene cuna asturiana y me atrevería a decir que ni siquiera peninsular.
Sus orígenes más antiguos, al menos que yo conozca., se remontan al libro ART DE LA CUINA, del franciscano menorquín Fra Francesc Roger, obra del siglo XVIII, de la que poseo un ejemplar.
¿Y cómo llegó este plato a Bañugues?
Todo es muy sencillo: En la década de 1940, y aprovechando el auge laboral de la minería en Llumeres, Indalecio Díaz Heres y su hermana María (conocida como María la de Fala, porque Rafaela se llamaba su madre) fundaron en Bañugues CASA INDALECIO; y fue a esta María a la que un cliente madrileño, enamorado de los mariscos del Cantábrico, le enseñó la famosa receta de langosta. Hacia 1961 se traspasa el negocio al matrimonio Máximo-Manolita y pasa a llamarse CASA MAXIMO.
Y con el traspaso también fue la receta.
Por cierto, tal fórmula también la «heredó» María Luisa Díaz, hija de Indalecio, y esposa de José Ramón Viña, con negocio hostelero en Luanco.
Vamos a sintetizar la fórmula: En una tartera con aceite se prepara un sofrito de cebolla y pimiento (verde y rojo); se suma salsa de tomate y vino blanco , dando unos hervores.
Aparte, en cacerola con agua sin sal, cuece el repollo bien picado y se reserva.
Se corta la langosta en trozos medianos, aprovechando el jugo que suelta, y se llevan a la cazuela del sofrito.
Cuece todo durante un cuarto de hora.
Finalmente se añade el repollo, bien escurrido, da unos hervores suaves durante otro cuarto de hora, se sazona con sal, y se ofrece, bien caliente, en la misma cazuela.
Bueno, pues como empecé con una expresión árabe de alegría, concluiré con un dicho «astur-judaico»: «¡Aleluya! dijo el cura / por comer de la asaúra. / Y el sacristán dijo ¡Amén! / por comer d´ella tamién».