EN EL 80 ANIVERSARIO DE MANTEQUERÍAS ARIAS EN ARRIONDAS

POR FRANCISCO JOSÉ ROZADA MARTÍNEZ, CRONISTA OFICIAL DE PARRES-ARRIONDAS (ASTURIAS)

Fue el 10 de agosto de 1944 cuando la Corporación del Ayuntamiento de Parres acordó autorizar a Fernando Arias Fernández -gerente de la Sociedad Anónima “Mantequerías Arias”.  la construcción de un edificio para la transformación de leche en el lugar próximo a Arriondas denominado “La Beciella”, siempre que dejase libres y sin interrupción alguna todos los caminos y sendas de servicio público que existiesen en el expresado terreno.

En este lugar -al que la nueva toponimia denomina “La Viciella”- se puso en marcha hace ahora 80 años una de las empresas más importantes que haya tenido el concejo de Parres. Era la manteca un producto intervenido desde comienzos de los años cuarenta, de modo que su venta al público sólo era posible previa orden de la Comisaría General de Abastecimientos y Transportes, la cual controlaba la distribución en función de las necesidades de abastecimiento, pero justamente cuatro meses antes de la solicitud de construcción de la fábrica en Arriondas, se liberalizó la contratación y fabricación de manteca y queso elaborados con leche de vaca.

Los ganaderos entregaban la leche a las fábricas y estaban controlados mediante una hoja denominada “productor a consumidor”, la cual debían presentar al funcionario oportuno, especialmente si la facturaban por ferrocarril. Había en 1946 censadas en Asturias cuarenta y nueve empresas propietarias de treinta y una fábricas de queso, veintidós de manteca, cuatro mixtas y dos de leche condensada. Mantequerías Arias y RILSA (Reunión de Industrias Lácteas) fueron en la posguerra las firmas más relevantes del sector lácteo asturiano.

Fue en 1848 cuando Antonio Arias fundó la empresa con una primera fábrica en Corias de Pravia. En 1945 la fábrica de Arriondas comenzó su andadura con una capacidad inicial de 5.000 litros de leche líquida que se recogía diariamente, incluidos los domingos y días festivos, para lo que la empresa tenía que solicitar el correspondiente permiso al Obispado y al Gobierno Civil, por estar prohibido el trabajo en festivos en aquella España tan rígida en hábitos y costumbres, de forma que debían facilitar los datos de los vehículos que se encargaban de hacer las tareas de acopio, como eran sus trayectos y matrículas.

La localización de La Beciella les proporcionaba un suministro seguro de agua por su proximidad al río Chico (al que antes se llamó río Santo Tomás, como aparece citado tantas veces en los archivos municipales), además tenía buena accesibilidad para el abastecimiento de consumos intermedios y para la distribución de los productos facilitada por el ferrocarril, con numerosos núcleos de población cercana que facilitaban el aporte de un alto porcentaje de mano de obra, aspecto éste que la empresa pactó con el Ayuntamiento en aquellos años donde el paro alcanzaba cotas muy elevadas.

Cuenta Juan Sevilla Álvarez -doctor en Geografía por la Universidad de Oviedo- en su libro “La industria láctea en Asturias” (Muséu del Pueblu d´Asturias) que la marca “Peñasanta” alcanzó gran éxito en los mercados, pero la cota más alta de prestigio llegaría con un nuevo producto que -cinco años después- llevó la imagen de calidad de Arias a colocarse por encima de cualquier otra empresa láctea del país. Se trataba de la comercialización de mantequilla fresca del día en las principales ciudades españolas. La empresa de Fernando Arias, nieto del fundador y director de la misma, vendía principalmente a través de sus tiendas propias, apoyadas en su red comercial y a través de los antiguos depósitos y de los agentes comerciales.

Según el censo de la Licencia Fiscal del año 1981, los establecimientos de transformación láctea habían descendido en Asturias, y Mantequerías Arias contaba con tres fábricas en los concejos de Parres, Ribera de Arriba y Valdés, trasladando en 1971 a Vegalencia (Ribera de Arriba) su fábrica principal, mientras otras empresas nacionales y extranjeras fueron ocupando posiciones en el panorama lácteo asturiano.

Sería la Central Lechera la que conseguiría atraer a 2.800 socios entre 1967 y 1968, recibiendo sus primeros 25.000 litros el 1 de septiembre de 1970, alcanzando -apenas tres meses después- la cifra de 4,2 millones de litros que -al año siguiente- ya fue de 46 millones de litros procedentes de más de 6.000 explotaciones, con una media diaria de 127.000 litros. En 1975 la Central llegó a recoger casi 350.000 litros diarios y había captado a 12.000 familias de ganaderos, dando trabajo a 350 empleados.

Algunos recordarán que uno de los principales centros de recepción de leche que entró en funcionamiento fue el de Cangas de Onís, situado en el casco urbano en terrenos cedidos por su Ayuntamiento, inaugurado el 12 de diciembre de 1971 ante cientos de ganaderos, socios y simpatizantes de la Central Lechera, con una capacidad de recepción de 30.000 litros y con un presupuesto de instalación de seis millones de pts. el cual recogía la leche de doce concejos del Oriente, desde Ribadedeva hasta Piloña y daba trabajo a cinco empleados. Entretanto, Mantequerías Arias comenzó a comprar las grasas sobrantes de buena parte de las centrales lecheras españolas para elaborar manteca.

Como nos recuerda el profesor Juan Sevilla Álvarez -antes mencionado- el primer ensayo de producción de leche en polvo se realizó en Arriondas a finales de la década de 1950 con una máquina de rodillos muy primitiva, pero su fabricación definitiva se inició en 1963 con la puesta en marcha de la primera torre de leche en polvo que funcionó en Asturias, en la nueva fábrica de Canero (Luarca).

En la fábrica de Arias en las inmediaciones de Arriondas se levantó la segunda torre de fabricación de leche en polvo en 1973. El ritmo de crecimiento de Mantequerías Arias llegó a ser tan elevado que fue necesario invertir todos los beneficios obtenidos por las ventas, agotándose la capacidad económica de una empresa que siempre conservó su carácter familiar, dado que hasta veinte integrantes de la familia Arias formaban parte del accionariado, considerando la dirección que lo mejor para la empresa era su venta y poder mantener el ritmo de crecimiento.

Mediante los contactos con Kraft, la multinacional de origen norteamericano W. R. Grace y -por último, ya seis años después- Arias pasaría a manos de la industria francesa Bongrain. La industria láctea en Asturias ha experimentado una notable evolución desde sus orígenes en el primer tercio del siglo XX hasta la actualidad.

Con nuevos sistemas de producción más sofisticados, con mayores capacidades de tratamiento diario y más eficientes transformaciones de la materia empleada, lo que ha incrementado el valor añadido de los productos derivados de la leche, así como sus periodos de conservación, de modo que las empresas lácteas han sido capaces de satisfacer la creciente demanda originada por el crecimiento demográfico y por la concentración de la población en las ciudades.

Mantequerías Arias dio trabajo a centenares de familias en nuestro concejo de Parres a lo largo de varias décadas y continúa haciéndolo, aunque desde hace quince años bajo otra marca de empresa de origen cántabro, también de notable prestigio, puesto que en el año 2009 la empresa Mantequerías Arias vendió su fábrica de Arriondas -la menor de sus dos factorías asturianas- al grupo cántabro Quesería Lafuente, propiedad de la familia del mismo nombre y que es oriunda de Asturias, donde nació el padre de los actuales propietarios. Decenas de parragueses y de trabajadores de otros concejos siguen dando vida y riqueza a esta empresa que nació hace 80 años en las inmediaciones de la villa de Arriondas

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