POR ANTONIO LUIS GALIANO PÉREZ, CRONITA OFICIAL DE ORIHUELA (ALICANTE).
Parece como si al calendario le hubiesen dado cuerda, pues corre que te pilla. Si cerramos los ojos, veríamos no muy lejana a la primavera, y cómo de pronto nos encontramos inmersos en la segunda estación del año debido al solsticio de verano, que, aunque nos augura calor, cualquiera sabe qué va a pasar con el cambio climático.
Lo cierto es que para algunos arriban las vacaciones y las fiestas, y para otros rituales ancestrales. Y es posible, que a unos les llegue el amor en el verano, como le acaeció a Juan Ramón Jiménez en esas fechas de 1915, al recibir la aceptación de Zenobia para contraer matrimonio, tal como poéticamente lo dejó plasmado a modo de diario en su poemario Estío.
Así que situados en el inicio de verano, según el refranero oriolano, se nos podrían plantear dos alternativas. O bien, por lo indigesto que son los gasterópodos, se podría optar para cometer un delito, «la que quiera a su marío matar/ que le dé caracoles en San Juan».
Por otro lado, si nos referimos al trabajo, pudiéramos seguir el consejo, «pa San Juan a segar, y pa Santa Justa a trillar».