POR JOSÉ MANUEL TROYANO VIEDMA CRONISTA OFICIAL DE BEDMAR Y GARCIEZ (JAÉN)
Fue Enrique de Aguinaga López, Maestro de miles de periodistas, padre de periodistas: Atocha y Jose Aguinaga Martínez y Maestro de Cronistas Oficiales, nació en la localidad extremeña de Valverde del Fresno (Cáceres), 2/X/1923), al haber sido destinado allí su padre, José Antonio Aguinaga, veterinario navarro, amigo íntimo del dirigente republicano y Embajador de España en México, Félix Gordón Ordax, que más tarde llegaría a ser Presidente de la II República en el exilio. He aquí su partida de Bautismo: “En la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción de esta villa de Valverde del Fresno, provincia de Cáceres, Obispado de Coria, a 7/X/1923, yo, D. Emilio Martín, Cura Párroco de dicha Iglesia, bauticé solemnemente a un niño que había nacido a las 13 horas del día 2 de los corrientes. Es hijo legítimo de D. José María Aguinaga Font, natural de Calatayud (Zaragoza) y de Dª. María López Otazu, de Tafalla (Navarra), residentes en esta villa, en la que ejerce el marido la profesión de Inspector Pecuario. Se le puso el nombre de Enrique. Sus abuelos paternos Santos Aguinaga, de Luquín (Navarra), y Celestina Font, de Calatayud; maternos, Tomás López, de Dueñas (Palencia) y Pía Otazu, de Tafalla. Fueron sus padrinos Emilio y Enriqueta Pozo González, solteros de esta feligresía, a quienes advertí el parentesco espiritual y demás obligaciones que contrajeron, siendo testigos Constancio y Manuel Caballero, de esta vecindad. Y para que conste lo firmo fecha ut supra. Emilio Martín”. Notas Marginales. – Contrajo Matrimonio en la Parroquia de Santa Lucía, Arzobispado de Santiago, en La Coruña, con Manuela de la Concepción Martínez Romero, el 26/XI/1951, J. Requejo”.
El hecho de ser hijo de un veterinario del Cuerpo Nacional del servicio de Aduanas motivó que su infancia y primera juventud tuvieran un carácter itinerante, pasando durante breves periodos de su vida por municipios fronterizos como Fermoselle o Salvatierra de Miño. Después vivieron en Vigo, Jaén o Santander. Proclamada la II República en 1931, la familia se trasladó a Madrid al ser asignado el cabeza de familia a la Dirección General de Ganadería.
Al estallar la Guerra Civil en 1936, la familia siguió los destinos del gobierno republicano: de Madrid a Valencia –donde en 1937 y con 13 años de edad, Aguinaga recordaba haber escuchado al embajador español asegurar que la guerra estaba perdida para la causa republicana y que su misión entonces, en la visita “ad limina” que giraba al Presidente de la República era preparar el exilio español en el país azteca con el presidente Cárdenas-, y, por fin, a Barcelona, donde cursó Bachillerato en el Instituto Salmerón, siendo alumno del filósofo Eduardo Nicol.
Al fallecer su padre, enterrado en una fosa común de Montjuic, quedaron su madre y él desamparados económicamente, por lo que no tuvieron más remedio que trasladarse a Orense donde vivía uno de sus hermanos. Al finalizar el Bachillerato y, con el título de Maestro Nacional bajo el brazo, en 1941, siguió estudios para Oficial Técnico de Telecomunicación, que terminó ya en Madrid, en 1946. En Orense permanecerían hasta que en 1944 consiguió una Beca para realizar estudios en la Escuela Oficial de Periodismo en Madrid por la que le daban 500 pesetas al mes, cantidad que le permitiría vivir junto a su madre en la capital de España. Pero, como bien me señala el Cronista de Betanzos, José Raimundo Núñez Varela y Lendoiro, siempre que coincidían, Enrique le contaba sus estancias en el verano, siendo aún estudiante en el campamento del S.E.U. de Bergondo, así como sus salidas a las poblaciones de su entorno como Betanzos, Sada y La Coruña, junto a sus compañeros.
Pronto comenzó a hacer prácticas en el Diario “Arriba” como meritorio y de acuerdo con la jerarquía habitual. En 1946 ya graduado en periodismo, lo nombraron colaborador fijo haciendo entrevistas y reportajes. Finalmente, en el verano de 1948 lo contrataron como redactor ocupándose de la información municipal. Al entrar en aquella redacción tuvo la oportunidad de conocer a periodistas y escritores tales como: José Martínez Ruiz “Azorín”, Manuel Alcántara, Eugenio Montes, José María Sánchez-Silva, Rafael García Serrano o Ismael Herráiz que se convertirían en grandes referentes para aquel joven lleno de ilusiones. Allí también trató al maestro César González-Ruano, que en sus memorias: Mí medio siglo se confiesa a medias tuvo unas elogiosas palabras para D. Enrique de Aguinaga, asegurando que descubrió en él: “un finísimo cronista de la última hora joven” y para el que señalaba: “Recuerdo a Ruano perfectamente con sus luces y sus sombras. Era un extraordinario escritor de periódicos, escribió en Arriba con mucha fidelidad hasta que la cosa se desmoronó y se marchó a ABC donde siguió publicando con enorme éxito”.
Llegó D. Enrique a ser Secretario de la Facultad de Ciencias de la Información en la que ejerció como profesor desde 1953 a 1975. Doctorado en 1982, fue Catedrático de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid, impartiendo en Másteres de Doctorado hasta fechas muy recientes. También fue profesor de “Madrid y su Historia” en Universitas Señoribus (Universidad San Pablo-CEU) entre 2000 y 2011. Fue Miembro del Real Automóvil Club. Ateneo de Madrid desde 1947. Círculo de Bellas Artes. Club Internacional de Prensa. Asociación de la Prensa de Madrid (APM), desde 1950, de la que era el Socio número 1. Antiguos Tunos Compostelanos. Hermandad del Valle de los Caídos. Amigos de Julio Camba. Promotor (1975-1976) y Cofundador entre 1976 y 1978 de la Asociación Española de Cronista Oficiales (AECO), hoy, Real Asociación Española de Cronistas Oficiales (RAECO). Club de Amigos de la Boina. Círculo Josefina Lobo (Real Gran Peña). Club de Prensa del Garbanzo de Plata. Club Nueva Sociedad. Enxemble Orden da Vieira (1974). Plataforma (2003) y Miembro y Directivo del Instituto de Estudios Madrileños -que fundara D. Fernando Chueca Goitia en 1951-, desde 1952; institución de la que fue Presidente desde 1999 a 2002 como consecuencia de un proceso electoral y Vocal nato de su Junta Directiva.
En los años 60, emprendería una breve carrera política tras ser nombrado Delegado de Servicios del Ayuntamiento de Madrid y, posteriormente, Director Gerente de Merca Madrid, durante el mandato municipal del alcalde D. Carlos Arias Navarro. Fue Diplomado en Problemas Políticos de la Vida Local (Peñíscola, 1966). Secretario General de la Asociación de la Prensa de Madrid (19/XII/1976 al 20/IV/1977). Vocal de dicha Asociación desde el 20/IV/1977 al 15/I/1979 y desde esta última fecha hasta 1980, bajo la presidencia de D. Luís María Ansón Oliart y a la que hizo una importante donación en 2010 de libros de Medios de Comunicación y revistas profesionales, así como su archivo personal de la etapa que estuvo desempeñando su labor en la Directiva de la APM.
Miembro del Consejo Director de la ciudad de Madrid desde el 2006. Participó en el movimiento profesional del periodismo como Fundador de la Asociación de Antiguos Alumnos de la Escuela Oficial de Periodismo (1951); directivo (1961-1965; 1976-1983 y 1999-2003) Consejero Nacional de Prensa (1962-1969) y Secretario Técnico de la Federación de Asociaciones de la Prensa de España (1981-1985). Premio Nacional de Periodismo “Francisco Franco” para labor firmada (1956), “El Primero de Octubre” y “José Antonio” para labor anónima en 1959, así como, entre otros: “Luca de Tena” (1979), “Mesonero Romanos” (1982) y “Rodríguez Santamaría” (1983) este último por la labor periodística realizada a lo largo de su vida profesional hasta ese momento y que le fue otorgado por la Asociación de la Prensa de Madrid, “Víctor de la Serna” (1993). Premio de Periodismo Centenario de José Antonio, otorgado por “Plataforma 2003” a su artículo “El Abrazo”, en el Diario La Razón, Madrid, 7/X/2003. Ha sido autor de multitud de Conferencias y de millares de Artículos relativos, fundamentalmente, sobre Madrid y la Profesionalización del Periodismo.
Durante la Transición Española se le catalogó como un periodista solvente y pulcro con su labor cotidiana y diversa en “Arriba”, donde abarcó toda la variedad del quehacer profesional con acierto, laboriosidad y dignidad singulares, mientras que entre sus numerosos méritos estaban “los de la ponderación, el amor por el dato exacto y valioso y su cuidado en situar en el justo medio el elogio y la crítica”.
Su investigación docente se centró en la consideración científica del Periodismo, en la definición profesional del Periodista y más concretamente en la teoría del Periodismo como periodificación. En 1984 defendió su Tesis Doctoral: “Epistemología del Ejercicio Periodístico”, dirigida por D. José Luis Martínez Albertos (1983), reproducida por el Servicio de Reprografía de la Editorial de la Universidad Complutense de Madrid. El 20/V/1985, en la Cámara de Comercio de Madrid pronunció la Conferencia titulada: “La Constitución y Madrid”. Catedrático de Periodismo y Profesor Emérito de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid, en la que impartió Cursos de Doctorado, ya que como él mismo indicaba, “de la que en la actualidad me encuentro jubilado y he superado con creces las prórrogas de emérito”. Académico de Número de la Real Academia de Doctores, perteneciente a la Sección 2ª: Humanidades (Medalla nº 82) desde el 10/I/1996, con un discurso sobre la “Dimensión científica del periodismo”, que fue contestado por D. Ángel Vián Ortuño. Académico Supernumerario desde 2017. Fundador y primer director del Máster en Periodismo Profesional “ABC (UCM)” en el que se han formado tantos y tantos profesionales entre 1988 y 2009, en el que continuaría como Profesor. En 54 años de Profesor -(en la Escuela Oficial de Periodismo, de la que fue Secretario; en la Escuela de Periodismo de la Iglesia -obra del cardenal Herrera Oria-, desde 1953 hasta su clausura en 1975, de la que fue Secretario entre 1958-1962; en la Facultad de Ciencias de la Información, desde su fundación en 1971 hasta la jubilación en 1989 y, como emérito, hasta 2003, de la que también fue Secretario entre 1986-1989; en el Centro de Estudios Superiores, como Coordinador de Periodismo entre 1989 y 1991 y en la Universidad San Pablo-CEU, como profesor extraordinario en el curso académico 1997-1998. Quiero señalar también que se convirtió en uno de los enseñantes que desplegó más beligerancia para conseguir la integración de los estudios del Periodismo en la Universidad, que culminaron con la creación de la Facultad de Ciencias de la Información en la Universidad Complutense, donde impartió 80 cursos completos de Periodismo (21 en la Escuela Oficial; 10 en la Escuela de la Iglesia; 31 en la Facultad y 18 en el Máster), principalmente en la materia de Redacción Periodística.
Realizó Ciclos Formativos, Seminarios y Lecciones de Periodismo en el Instituto León XIII (Madrid, 1953); en el Instituto de Cultura Hispánica; en la Escuela Nacional de Administración Local y en el Instituto Oficial de Radiotelevisión, en Madrid. Cursos de Estudios de la Información (Salou, 1958). Centro Internacional de Estudios Superiores de Periodismo de Quito y en las Universidades “Menéndez Pelayo” de Santander; de Navarra (Pamplona); de La Laguna (Tenerife); de la Autónoma de Bucaramanga; Central y Los Libertadores de Bogotá; de Concepción; de Diego Portales; ARCIS; de Bernardo O´Higgins y de Santiago de Chile); Autónoma de Santo Domingo, por lo que su magisterio periodístico se ha proyectado sobre más de diez millares de alumnos/-as. Entre las Tesis dirigidas señalar esta que sigue: Ideario político y demás contenidos del semanario “Arriba” (1935-1936), de D. Emilio González Navarro, en la Universidad Complutense de Madrid (1995). Además de la docencia y el estudio teórico del periodismo -que le inspiró libros, tales como: Los alcaldes de Isabel II’. Periodismo y periodistas en el Madrid de la Primera Restauración o Madrid, empresa nacional-, también ejerció el Periodismo, profesionalmente, desde medios tales como: “Arriba”, donde fue Redactor, Redactor Jefe y Subdirector. Subdirector de “Haz”, Redactor de “La Vanguardia”. Redactor jefe del semanario “Hermandad”, Cronista de “La Voz de Madrid”, “Ya”, “La Hoja del Lunes”, o Cronista de Radio Nacional de España, La Gaceta y de la Agencia Pyresa, así como Director de “La Ilustración de Madrid”.
Como consecuencia de la especialización en la información y en la crítica municipal fue nombrado Cronista Oficial de la Villa de Madrid el 31/XII/1954, bajo la Alcaldía de D. José Finat y Escrivá de Romaní, Conde de Mayalde. Desde entonces, ejerció el cargo con su particularísimo estilo, y así continuó hasta el momento de su fallecimiento, aunque en 2001 se convirtió en el Decano de los Cronistas Oficiales de la Villa y Corte madrileña. Con ellos y el alcalde, D. José Luis Martínez Almeida, se reunió, hace dos años antes de su fallecimiento por última
D. Enrique, durante toda su vida profesional, centró su atención en el fenómeno histórico y social de la Capitalidad de Madrid, debido a que durante años pugnó por conseguir un desarrollo reglamentario del artículo 5 de la Constitución Española de 1978, que “asigna a Madrid la capitalidad de España”, y por ello, la ciudad a la que se dedicó profesionalmente durante toda su vida, le ofreció un Homenaje en el Museo de Historia de Madrid (octubre de 2021), presidido por el alcalde D. José Luis Martínez-Almeida.
Con tal motivo, el laureado periodista Sr. Aguinaga, decidió donar al Museo los fondos de su biblioteca personal dedicada a Madrid; su archivo de trabajo, con infinidad de recortes de prensa, fotografías, programas, folletos y documentos diversos relacionados con Madrid, y una colección de cartas y dibujos del escritor madrileño D. Ramón Gómez de la Serna. Tras décadas “al pie del Ayuntamiento”, en el que “entré por primera vez en agosto de 1948” y por el que había visto pasar a 14 alcaldes, lo consideraba “más que un acto de generosidad, en un acto de restitución de lo debido”, señaló el homenajeado. Y todo ello, como consecuencia del acuerdo del 10/II/2020 con el Ayuntamiento de Madrid, por el que D. Enrique de Aguinaga López donaría su Biblioteca y Archivo de Periodismo, depositado en su amplia casa de la Ciudad de los Periodistas de Madrid, a la Fundación CB –Caja Badajoz- (29/V/2021)- y también al Museo de Historia Municipal de Madrid, siendo este el comienzo de un sistemático proceso para organizar la copiosa documentación del catedrático y periodista, resumen de toda una vida activa y que podría servir de base de un Centro Universitario de Documentación Periodística.
Valverde de los Fresnos
El Ayuntamiento de Valverde del Fresno (Cáceres) aprobó en Sesión Plenaria el otorgar el nombre de D. Enrique de Aguinaga López a una de sus calles principales, al tiempo que lo proclamaba “Ilustre Hijo del Municipio”. El acto público del Homenaje se celebró el 18/VI/2005 a las 20 horas con la celebración de un Acto Académico, en el que además de intervenir la Alcaldesa de la Villa, el Cronista de Jerez de los Caballeros y Miembros de la Academia de la Real de Extremadura, tomó la palabra el Sr. Aguinaga con el fin “de poder recordar su lugar de nacimiento y transmitirles a todos sus paisanos y amigos su irrenunciable condición de Valverdeño, al tiempo que anunció la cesión al referido Municipio una parte de su Biblioteca”.
En dicho Acto, representado a la RAECO, estuvo D. Alberto González, Cronista Oficial de Badajoz. De ese día memorable nos da cuenta el fondo fotográfico del Cronista Oficial de Las Brozas, Cáceres, a cuyas fotografías D. Enrique anotó lo que sigue: “Mi descendencia y trascendencia: 18/VI/2005.- Inauguración oficial de la C/. D. Enrique de Aguinaga López en Valverde del Fresno (Cáceres), siendo alcaldesa María Begoña García Rodríguez. Un acto al que asistieron sus hijos: José María, Santiago, Atocha, Pablo, Enrique, Miguel, Álvaro e Ignacio Aguinaga Martínez y sus nietos: María Lacasa, Carmen Lacasa, Silvia y Sofía. En su ausencia también estuvieron presentes sus otros nietos: José –primogénito-, Pablo, Enrique, Marta, Manuel, Diego y Blanca. La Escuela de Manuel en un rincón del viejo Valverde del Fresno. La renovación simbólica del Bautismo de D. Enrique que le fue administrado por su bienhechora Dª. Rosa Carranza en la misma pila bautismal en la que había sido bautizado D. Enrique, 82 años antes”.
Los cronistas de Extremadura, siendo Presidente de la Junta Gestora de la Asociación, Juan Francisco Rivero Domínguez, Cronista Oficial de Las Brozas (Cáceres), le hicieron un homenaje y le acompañaron el 18/VI/2005, al acto de ponerle una calle a su nombre en Valverde del Fresno, -en plena Sierra de Gata cacereña-, por acuerdo pleno del Ayuntamiento. Al día siguiente Juan Francisco Rivero, exalumno de Enrique durante los cursos académicos 1970/1971 y 1975/1976, en la entonces Facultad de Ciencias de la Información, cuando ni siquiera ésta tenía sede oficial y se hallaba en el Instituto de Radio y Televisión en la Dehesa de la Villa de Madrid, como profesor de Redacción Periodística, se quedó solo con él y recorrieron la villa con su compañera y cuidadora. Quiso recordar los recovecos del pueblo y hasta la iglesia donde fue bautizado, donde su acompañante hizo como si le bautizara por segunda vez a sus 90 años y Juan Francisco tomó esa singular fotografía, que se muestra a continuación:
En el Congreso de Extremadura-Portugal de 1996 sacó a relucir su cariño a la tierra donde nació –Valverde del Fresno- y su exposición “fue toda una exhibición de su maestría expositiva y decidora y su indomable personalidad”. El 30/I/2000 falleció su esposa Manuela Martínez “Manolis”, a la que todos apreciaban y por tal motivo el Cronista de Jerez de los Caballeros le dedicó una magnífica “Semblanza” en el Boletín de la RAECO, nº 162. En junio de 2001 pronunció una Conferencia en el Centro Cultural de la Villa de Madrid bajo el título de: “Los felices años Cuarenta”. Sobre los Cronistas de Madrid, Enrique de Aguinaga, el 14/II/2003, en su artículo titulado “Madrid y su crónica interminable” hizo la siguiente consideración: “El mérito de los cronistas históricos de Madrid, como López de Hoyos, Quintana o León Pinelo, que, en medio de historiadores y escritores, fijan la imagen de la ciudad, se ha convertido, desde Pedro de Répide, en distinción honorífica no para obligarse a la crónica de Madrid, sino como reconocimiento a lo ya por Madrid realizado. Desde 1923, veintitrés cronistas han sido así distinguidos honoríficamente y los cito por orden de antigüedad: Répide, Velasco Zazo, Bonmatí de Codecido, Polentinos, Carrere, Rodríguez de Rivas, Ruiz Albéniz, Ortega Lisson, López Sancho, Serrano Anguita, De Aguinaga, López Izquierdo, Borrás, Díaz Cañabate, Oliver Asín, Sainz de Robles, Instituto de Estudios Madrileños, Chueca, Sampelayo, Corral, Prados de la Plaza, Montoliu y Del Río… Como parte interesada, considero que la historia del Madrid contemporáneo desborda con mucho la capacidad de los veintitrés cronistas y que éstos lo han sido, más que por la historia, por el amor, por el difícil amor, a veces casi imposible, de amar de una vez todo lo desigual e incomprensible de Madrid, que algunos quieren reducir a simplicidades o simplezas. Aunque sea menos fácil, hay que amar a Madrid en su esencia, no en lo que Madrid tiene de paradójico, contradictorio o inaprensible, sino, sobre todo, sobre todos los Madriles, en lo que Madrid tiene de entendimiento”.
Destacaremos, no obstante, como ejemplo ilustrativo de su entrega y compromiso con los proyectos que le ilusionaban, la fundación y dirección de la revista “Ilustración de Madrid» entre 2006 y 2013. Una Revista que fue presentada en Madrid el 20/XI/2006, bajo la dirección de Enrique de Aguinaga –(firma que adoptó desde que tuvo uso de razón pública)- y a quien el mismísimo Alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, tras la intervención del Decano de los Cronistas de Madrid, no dudó en calificarle de “Maestro”.
Fue esta una revista, que nació de la mano de un distinguido elenco de personalidades de la vida madrileña y bajo los auspicios de M. Abella y Asociados S. L. junto con la Fundación Villa y Corte y que a juicio de su Director y uno de sus Miembros Fundadores, surgía “como una necesidad de que la Cultura Matritense recupere un vehículo de expresión del que actualmente carece y que está unido a la tradición madrileña”, al tiempo que se hacía patente en ella, su “aguda percepción de la Cultura”. El hecho de ser presentada por el citado Alcalde, fue motivo de crítica por ciertos sectores pseudo-progres de la Villa y Corte, por el mero hecho de ponerse al lado de Enrique de Aguinaga y López, Decano de los Cronistas Madrileños y un profundo estudioso de la figura de José Antonio, motivo éste por el que se le tildó de “novio espiritual del fundador de la Falange”.
Estuvieron los que debían de estar y hasta el verano de 2007 ya se habían publicado cuatro números. El 24/III/2006 dictó su Conferencia titulada: “Falange auténtica: autenticidad y enajenación”, en Tertulia <EM> Rincón Auténtico. El 24/XI/2006 dictó otra fabulosa Conferencia sobre “Un tal José Antonio”, a las 20 horas en el Casino de Madrid (C/. Alcalá, 15), donde contó con la asistencia de más de trescientas personas que abarrotaban el Salón Príncipe, las cuales aplaudieron su trabajo e incluso, al decir de las crónicas, fue ovacionado en varias ocasiones, de las que resaltamos dos: la primera cuando dijo que “en José Antonio fueron siempre ideas permanentes el sentido de la síntesis de izquierda y de derecha” y la segunda cuando inició la Conferencia hablando de sus orígenes familiares, los cuales –decía D. Enrique- “le sitúan como el hijo de un matrimonio integrado por una madre católica y tradicional y un padre republicano y ateo. Sus hermanos Álvaro y Vicente lucharon en bandos enfrentados en la Guerra Civil y ambos dieron la vida en ella por la España en la que creían. Hoy sus restos reposan juntos bajo la lápida de la familia Aguinaga”. Por todo ello, gran parte de los estudiosos del tema, reconocen a D. Enrique de Aguinaga, como el “único capaz para poder abordar la síntesis de lo español que representa el pensamiento joseantoniano”.
Fue uno de los Cronistas Homenajeados en el Congreso de Toledo (20/X/2007), junto a mi José Manuel Troyano Viedma, Cronista Oficial de Bedmar y de Garciez (Jaén) y Miembro Fundador de la A.E.C.O. – y a Manuel de la Peña Rodríguez-Martín, Cronista Oficial de Getafe (Madrid), representantes los tres en las Reuniones nacionales de Madrid-Toledo; Ceuta y Ávila- (24/VI/1978), ciudad en la que se celebró la Asamblea Constituyente. En dicho Congreso también se homenajeó a los Cronistas que llevaban 25 años en la R. A.E.C.O.: .Joaquín Criado Costa, Cronista Oficial de San Sebastián de los Ballesteros y de Villanueva de Córdoba y Presidente de la RAECO. Miguel Moreno Moreno, Cronista Oficial de Soria, Ágreda, Navaleno y San Pedro Manrique (Soria) Antonio Linage Conde, Cronista Oficial de Sepúlveda (Segovia) y José Raimundo Núñez-Varela y Lendoiro, Cronista Oficial de Betanzos, de Miño y de Paderne (La Coruña) y Vocal de la R.A.E.C.O.). Como miembro destacado de la RAECO, fue homenajeado también en el Congreso Nacional de Cronistas, celebrado en Oviedo (2014), donde le fue entregado el Título de Miembro de Honor y presentó la comunicación titulada: “Precisiones finales sobre la fundación de la RAECO”. Congreso éste en el que Alberto González Rodríguez, Cronista Oficial de Badajoz, le dedicó una comunicación titulada: “A mi querido amigo Enrique de Aguinaga”, cuyo contenido, dividido en tres décimas, dos sonetos y una clausura, es el que sigue: Décimas a la chaqueta de Aguinaga
I
Aunque nadie dice nada,
toda la gente está inquieta,
admirando la chaqueta
tan juvenil de Aguinaga.
Chaqueta clara y rayada
de corte elegante y fino,
que Rodolfo Valentino
hubiera lucido a gusto,
comprándola a precio justo
en la tienda de algún chino.
II
Chaqueta chula y coqueta,
progresista y resultona,
que realza a la persona
que la luce pizpireta.
Jamás nadie, la chaqueta,
ni el tonante Manuel Fraga,
ni el Pujol que traga y traga,
vistió con igual prestancia
ni la envidiable elegancia
con que la viste Aguinaga.
III
La chaqueta de Aguinaga
no es una prenda cualquiera,
sino prenda de primera,
que donde aparece, estraga.
De corte que siempre halaga,
tiene entretela, botones,
sus cortes en los faldones,
tres bolsillos, la solapa,
y por dentro lleva guata,
como la de los colchones.
Y dos sonetos
Iº
Señor, jacarandoso, rozagante;
con gesto regio y actitud discreta,
bajo manto de armiño hecho chaqueta,
se presentó Aguinaga, deslumbrante.
Su esplendor por detrás y por delante,
era digno de la más cara moqueta.
No existe otro dandy en el planeta,
que pueda presumir de tal talante.
¡Que joya la chaqueta de Aguinaga!
Filigrana de alfayate, prenda maga;
obra cumbre de la chaquetería,
su impacto lo sublime alcanzaría,
y sería el despiporre universal
con la corbata que usa Carrascal.
IIº
Por más que para ser cuca y coqueta
busque el lujo la mona de la seda,
la mica en lo que es siempre se queda
por mucho que se cambie de chaqueta.
Y así como el Loewe a la mofeta
no le elimina el tufo ni lo veda,
pues cada cual se queda en lo que hereda,
el truco no le quita la careta.
La mona es mona, y siempre lo será,
porque no tiene en su naturaleza,
ni lo tendrá, ya haga lo que haga,
ni “podemos” jamás se la dará,
la elegancia, el estilo y la presteza
innatos en Enrique de Aguinaga.
Clausura
Muy bien empezó el Congreso
Y mejor ha terminado;
Todo medido y pensado
Con cada acto en progreso.
Ahora toca el regreso,
En coche, autobús o tren.
Todo ha salido fetén,
Y seguro que el que viene,
El mismo éxito tiene
Medalla de Oro de los cronistas mexicanos.
Manuel González Gutiérrez, Presidente de la Federación de Asociaciones de Cronistas Mexicanos junto a nuestro actual Presidente de la RAECO, Juan Antonio Alonso Resalt. le hicieron entrega de la Medalla “Juan Ignacio María de Castorena” 2019, que otorgó la referida Federación a Enrique de Aguinaga López, Cronista de Madrid: “Por sus 96 años de vida fructífera a favor de los demás. Por sus 65 años como Cronista de Madrid, España y por su extensa y ejemplar trayectoria como cronista, maestro, escritor y periodista”. El acto de la entrega se realizó frente a la estaba en Madrid del que fuera Ministro, del Ministro de Educación Moyano (Cuesta de Moyano) un jueves 3/X/2019,
Con el alcalde de Madrid
El día 22/X/2021, en Madrid, el alcalde de la Villa y Corte, José Luis Martínez-Almeida Navascués, participó, junto a la Delegada de Cultura, Turismo y Deporte, Andrea Levy, y el concejal del distrito de Centro, José Fernández, con el fin de realizarle un homenaje al Decano de los cronistas de la Villa y Corte,. Enrique de Aguinaga López, con motivo de la donación que había realizado al Museo de Historia de Madrid.
Sobre el nombramiento honorífico de cronista declaró Enrique de Aguinaga: “La designación honorífica de los cronistas es un acto potestativo del Ayuntamiento. No sería apropiado atribuirle consecuencias funcionales, que requieran savia más o menos nueva, ya que la única función del cronista es de carácter pasivo, simbólico y no vinculante”. Pero la lógica merma de facultades físicas debida a la edad no le frenó para acudir a cualquier requerimiento del Ayuntamiento a los cronistas. Siempre alardeaba sobre los alcaldes que había conocido y tratado a lo largo de su vida. Conservó intactas sus facultades mentales y una extraordinaria memoria hasta los últimos días de su vida. Ello le permitía aportar una visión histórica a cuantos temas se planteaban. Gran aficionado al teatro, todavía en esta temporada de 2021/2022 había acudido a algunos de los estrenos de los teatros municipales de Madrid.
Como fue su despedida
Antes de emprender su último viaje, Enrique de Aguinaga López, gran periodista y observador de la vida cotidiana de casi todo, hizo una especie de despedida formal con un grupo de sus amigos de la Sociedad de Pensamiento Lúdico, de la que era Presidente de Honor. era. Ramón Tamames, que es el Presidente en funciones de esa Sociedad de lúdicos y pesarosos, remitió al Diario LA RAZÓN, el 20/IV/2022, dicho documento, en el que tras su lectura se puede apreciar el sentido de la vida que tenía Enrique de Aguinaga López, y cómo premonitoriamente anunciaba su marcha en la breve alocución que hizo el domingo 30 de marzo de 2022:
Un texto de Enrique de Aguinaga (1).
“Estoy solo. Cierro los ojos para aislarme más. En la oscuridad, mis manos se buscan queriendo asirse, pues siento que me hundo en mi pensamiento. Mi pensamiento y yo, a solas, en medio de mi confusión y de mi ignorancia; en medio de siete mil millones de seres humanos habitantes de la Tierra. De ellos, tengo trato vivo con una centena, con un millar, ¿qué más da? Sin contar los que han sido desde el principio, haya o no hayan dejado huella monumental. Sépase, al menos, que los primeros cálculos, dificilísimos, sobre toda la población humana anterior a la actual (del orden de 100.000 millones) se atribuyen al demógrafo Carl Haub, en 1995”.
Huella monumental. También me rodean templos, pirámides, acueductos, murallas, faros, palacios y tantos otros vestigios de los 100.000 millones de antecesores que reciben la exaltación y el cuidado de nuestros contemporáneos, aunque entre ellos haya también partidarios de traer tales vestigios porque –argumentan- fueron producto de la esclavitud. En medio del progreso y de la aberración histórica, en medio del bien y del mal, fui creado hace noventa y ocho años: ser viviente, animal racional, humano, varón, blanco, español, generador, mortal. Y me pusieron el nombre de Enrique. He sido hasta ahora Enrique, con todas sus variantes y circunstancias. Preceptivamente he jurado la Constitución siete veces por escrito. Ahora, entiendo que debo prepararme para devolver mi nombre, que recibí como préstamo. Es Cicerón, en tiempo de esclavitud, quien lo dijo: Tempus est quaedam pars aeternitatis (El tiempo viene a ser una parte de la eternidad, en De inventione). Siempre estamos llegando. Para los gallegos es la normalidad: Imos indo, vamos yendo, con ese morir de los ríos que van inexorablemente al mar, inmenso misterio. Frente al misterio, frente al mar, devolveré mi nombre que recibí de segunda mano. Tenemos nombres usados por otros. Algunas veces digo jugando: No hay Enrique malo. Y vaya si los hay, al menos, según los códigos; al menos, si admitimos, aunque sea provisionalmente, que no todos somos buenos porque no hay igualdad de oportunidades. Tengo que devolver todo, pues todo lo he recibido gratuitamente, por gracia. Dudo frecuentemente si soy dueño de mi pensamiento, en cuanto que frecuentemente pienso lo que no quisiera o no debiera pensar. No tengo derecho a nada. Como travesura, pienso como sería nuestro mundo, si, por magia repentina, desapareciese todo papel o quedara sin efecto todo derecho. Inimaginable. Sin embargo, acepto la hipótesis de no tener derecho a nada. Hay un tiempo en que, sin dudarlo, tenemos derecho a todo. Queremos tenerlo todo y, como remedo, nos conformamos con coleccionar objetos que empiezan a sobrarnos porque indebidamente, ocultando los libros, ocupan los estantes de la biblioteca y nos complican las metáforas. Una lluvia de destellos estremecidos empapa los recuerdos: En el principio la Palabra existe (Biblia de Jerusalén, San Juan, 1.1.); Amad a vuestros enemigos (Lucas, 6, 27-28); Señor, sonriendo, has dicho mi nombre (Gabarrón); La infancia de Cristo (Berliotz); Mi descendencia, mi trascendencia (Aguinaga); Ni derechas ni izquierdas (Ortega); Amorosa invasión de claridad (Jorge Guillén). Sufro una desolación tranquila. Me recupero. Enfrente tengo el mar. Lo estoy viendo. Es el agua inmensa y familiar, cielo derrumbado, horizonte que cruza mi ventana. Solo sé que vengo a devolver mi nombre”.
La esquela de ABC, que también fue su campo de flores de cronista municipal, dejó tras sí, una treintena, entre vivos y muertos, hijos, nietos y biznietos, en alborotada procesión, camino del bosque de encinas, hacia el que caminan ya al fondo, y lentamente, y van a desaparecer mostrando sus espaldas su hija Atocha y él mismo, abrazados, que van a hacer mutis de un momento a otro por el bosque de encinas. D. Enrique de Aguinaga López falleció en Madrid en la mañana del sábado 16 de abril en el hospital “HM Sanchinarro” y fue llevado al cementerio de la Almudena el domingo 17 para ser incinerado.
El funeral por D. Enrique de Aguinaga, socio nº 1 de la Asociación de la Prensa de Madrid (APM), Promotor y cofundador de la Real Asociación Española de Cronista Oficiales, de la que era Miembro de Honor, Decano de los Cronistas Oficiales de Madrid y de España y Catedrático emérito de Periodismo de la Universidad Complutense de Madrid, se ofició en la Parroquia de Nuestra Señora de la Esperanza (C/. Ginzo de Limia, 47 -Ciudad de los Periodistas-) el día 27 de abril de 2022, a las 19 horas a la que asistieron muchos compañeros cronistas oficiales entre ellos el actual presidente de RAECO Juan Antonio Alonso Resalt.
El alcalde de Madrid, D. José Luis Martínez Almeida, hizo público este tweet, nada más conocer su fallecimiento: “Se nos ha ido una parte de la historia de nuestra ciudad. Gracias Enrique por tu vida dedicada a preservar el legado histórico de Madrid. Descansa en paz”. D. José Julio Ortiz Chisvert, Cronista Oficial de Cobeña (Madrid), en representación de la RAECO y en nombre de su presidente D. Juan Antonio Alonso Resalt, Cronista Oficial de Leganés (Madrid) rindió el más sentido pésame a sus familiares -su hijo pequeño D. Santiago y a su hija Dª. Atocha Aguinaga Martínez-, allegados y amigos, manifestándoles las muestras de dolor y pesar por la muerte de tan insigne compañero Cronista Oficial, que tras una prolongada neumonía que, a pesar de su valiente lucha contra ella, no había podido superar.
Ya al final de su vida y sin poder hablar en los últimos días pidió papel y, con gran esfuerzo escribió, con gran lucidez: ―qué duro es morir-.
Los cronistas oficiales presentes en el funeral de D. Enrique de Aguinaga López fueron: el Presidente de la Real Asociación de Cronistas Oficiales (RAECO), Juan Antonio Alonso Resalt, cronista de Leganés (Madrid). Soledad López-Lago, cronista de Talarrubias (Badajoz). Apuleyo Soto Pajares, cronista de Braojos de la Sierra (Madrid). Santiago Izquierdo, cronista de San Sebastián de los Reyes (Madrid). María Esperanza Morón, cronista de Pozuelo de Alarcón (Madrid) Francisco Rivero, cronista de Las Brozas y de Hinojal (Cáceres).
Entre los amigos asistentes al funeral en su memoria, estuvo el ex alcalde de Madrid José María Álvarez del Manzano. Hay que señalar también que el templo de Nuestra Señora de la Esperanza de su barrio en la Ciudad de los Periodistas estuvo abarrotado de familiares, amigos, compañeros y periodistas, que quisieron darle el último adiós a este gran hombre y a este gran amigo que fue admirado y querido por todos cuantos tuvieron la suerte de conocerle. Muchas asociaciones por él fundadas, cofundadas o impulsadas con determinación, notan desde la hora de su fallecimiento una gran ausencia, que será irremplazable por la singular personalidad de quien nos ha dejado, y, por tanto, difícilmente sustituible. Al finalizar de la misa, su hija Atocha Aguinaga Martínez pronunció unas sentidas palabras recordando la figura de su querido padre, que había sido en su larga vida, periodista, cronista oficial, profesor, conferenciante, y hasta rey mago en una cabalgata de Reyes de Madrid. La Cronista de Madrid, Mayte Alcaraz, calificó a Enrique con estas sentidas palabras: “D. Enrique, para mí siempre Don Enrique, era el custodio de Madrid. Guardaba en su pluma, en su palabra, en sus papeles, en sus libros y hasta en su mirada, el legado de la ciudad que amaba, a pesar de que era cacereño de nacimiento”.
Finalmente quiero decir que desde la RAECO le decimos que siempre estará en nuestros corazones y en los próximos Congresos recordaremos su siguiente cumpleaños. D.E.P. Con 99 años, la cabeza clara y el humor en ristre para driblar adversidades. Catedrático emérito de periodismo por la Universidad Complutense y Decano de los Cronistas Oficiales de Madrid, logró la integración de estos estudios en la universidad. Mandé escrito a la corporación de Valverde del Fresno, donde nació; por unanimidad municipal decidieron (25/III/1997) dedicarle una calle. Para inaugurar el curso 1999/2000, lo invité a las Escuelas Universitarias de Almendralejo. Tituló su lección inaugural: “El Siglo de los Ancianos”, sintiéndose anciano, pero nunca viejo. Tecnigraf imprimió la espléndida conferencia que editó Cultural Santa Ana. De fértil memoria, jamás renegó de sus ideas que, a modo de vestimenta interior, blindaban su alma. Niño de guerra y de posguerra, narró la vida desde aquel “Madrid de corte a checa”, de Agustín de Foxá, hasta ayer mismo. Fue subdirector del diario “Arriba”, y como sustentaba sus opiniones en buenos asideros, pudo navegar con ojos indagadores, y hasta críticos, en el franquismo. Mostró su clarividencia el 29/V/2021 en Badajoz, al donar buena parte de sus archivos a la Fundación CB, que, con generoso agasajo, lo recibió. Católico de corazón y ética, se dedicó a repartir a los demás lo que tanto le costó juntar. El ayuntamiento madrileño recogía hace poco aquello que, con honda añoranza y hasta agridulce melancolía, desprendía de sus anaqueles. Su último escrito me llegó el 29 de marzo; y decía: “Tu animoso correo y la hipótesis (segura) de mi próximo fallecimiento, me han hecho reflexionar sobre el provenir de papelorio que todavía conservo. Y he llegado a la conclusión de que se lo llevará el trapero, porque algo hay que hacer para evitarlo. Y ahí estás tú”. Vivió un siglo, pero le faltaron días para concluir el reparto. Jaime Campmany, columnista excelso de una generación de notables, fue su compadre y amigo, y ensalzó en Enrique la sorprendente cualidad para ordenar papeles en su casa de la Ciudad de los Periodistas, donde cada pasillo estaba dedicado a ilustres personajes. Culto y raudo, sorprendía con la diana de citas certeras. Tengo varios legajos en mi biblioteca con la palabra Aguinaga I, II, III… Eso y su dedicación epistolar, sus libros, sus artículos, su estudio por la “Corte literaria” de José Antonio Primo de Rivera podrían ser material suficiente para dedicarle una interesante obra. Su mujer periodista, y dos hijos con el mismo oficio, hacían del hogar una redacción de prensa. La biografía “aguinaguiana” debería de destacar su sentir cristiano, su amor por la palabra oportuna, su trato con figuras relevantes del último siglo, el saber del periodismo y el sentido fraternal de la amistad. Cuando se nos escapa alguien con esa conciencia honda del vivir y del sentir, nos preguntamos si su centón de saberes desaparecerá, o habrá algún lugar recóndito e ignorado que espera ser descubierto en el futuro de alguna galaxia perdida. Aguinaga, amigo veterano de la guerra del tiempo, descansa en paz” (2).
Y el Cronista Oficial de Badajoz, D. Alberto González Rodríguez, el 25/IV/2022, con motivo del fallecimiento de su amigo Enrique, le dedicó un entrañable artículo, en el Boletín de la RAECO, bajo el título: “El León y La Columna–La Mejor Boina de España”, cuyo contenido es el que sigue: “La semana pasada, 10 a 17 de abril, entre los Domingos de Ramos y Pascua transcurrió en Badajoz la Semana Santa con sus días de pasión y sus días de gloria. Como en ella, también en la vida ordinaria hubo días de gozo y días de duelo. En uno de estos, sábado 16 de abril, como si de acuerdo con su fe hubiera querido hacerlo junto a Jesucristo, murió en su Madrid del alma Enrique de Aguinaga: señor del estilo, apóstol de la palabra y la pluma, insobornable en sus principios, modelo de cronistas y decidores; maestro en periodismo, socarrón de temible retranca, afamado en todos los magisterios y todos los empeños; el extremeño con la boina vasca mejor puesta de España, se fue a lo alto volando con sus alas de papel de periódico para hacer la crónica de lo infinito. Murió para lo tangible, pero como su Maestro, no se ha i aparecer, así como así. Como contrapunto al duelo, entre las luces que al final rasgaron las tinieblas de la Semana de Pasión, el sábado siguiente, 23 de abril, ayer, en coincidencia no menos significativa que la que emparejó el adiós de Enrique de Aguinaga con el del Redentor, al cobijo de la Fiesta del Libro, se celebró en Medellín, nada menos que Medellín, bajo el monumento al titán Hernán Cortés, el X Congreso Regional de la ACROEX, Asociación de Cronistas Oficiales de Extremadura.
La hermandad de quienes, con el escudo del pergamino, la lanza de la pluma y la coraza de su independencia tienen por vocación y empeño de servicio estudiar, rescatar, testimoniar y divulgar la verdadera historia de nuestra vieja tierra, España. No cabe más simbolismo. Casi un centenar de caballeros andantes que tras el ejemplo de los Gaspar de Carvajal, Díaz del Castillo, Fernández de Oviedo, fray Bartolomé de las Casas o Cieza de León, los documentalistas y fedatarios de la epopeya americana, tienen por oficio desfacer los entuertos con que los magos merlines, follones, malandrines y fatas Morganas tratan de cambiar las ovejas por molinos, convertir la memoria en achicoria, la historia en histeria, y la verdad en mentira. Pese a lo importante y antiguo de su labor, los cronistas oficiales no tienen patrón, detalle que a la asociación de los extremeños le es perdonable en virtud de su aún corta, aunque ya muy fecunda, trayectoria. Comentando este detalle con la solemnidad magistral que lo caracterizaba en el decir, que hacía difícil incluso para los allegados, entre los que tuve la fortuna de contarme, cuándo era doctrina y cuándo coña (la expresión es suya) Enrique de Aguinaga afirmaba que el patrón de los cronistas extremeños es Hernán Cortes. Por una vez me permito discrepar del maestro. Porque el patrón de los cronistas extremeños, y aún españoles, es San Enrique de Aguinaga” (3).
Notas.
(1) Fuente: https://www.larazon.es/madrid/20220422/rf3ljzcjajaj5gnd6wbh7vssiu.html
(3) GONZÁLEZ RODRÍGUEZ, Alberto. “El León y La Columna–La Mejor Boina de España”, en Boletín de la RAECO. Leganés (Madrid), 25/IV/2022. Artículo nº 1.629. Pp. 371-372.
Fuentes y Bibliografía.
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FUENTE:J.M.T.V