NAUFRAGIOS EN AGUAS DE GRAN CANARIA (XXXVIII) SPYROS (1916)

POR RAFAEL SÁNCHEZ VALERÓN, CRONISTA OFICIAL DE INGENIO (REGIÓN CANARIA)

 

Bote español junto a un submarino alemán en aguas canarias durante la Primera Guerra Mundial (Foto: Archivo ABC)

 

El hundimiento de distintos barcos, especialmente de carga, en aguas canarias responde al momento histórico que se vivía en 1916 en pleno desarrollo de la llamada Gran Guerra, con la presencia de submarinos alemanes con la misión de hostigar a los barcos con destino o procedentes de Europa relacionados con países aliados, con cargamento que se consideraba lesivo para los intereses de Alemania, sin tener en cuenta, en muchos casos, su nacionalidad o si pertenecían o no a paises beligerantes. 

En el trabajo que nos ocupa, los sucesos se desarrollaron en aguas españolas en territorio canario  a pesar de su neutralidad, con actuaciones ambiguas de sus autoridades en relación a una cierta inclinación germanófila, con permisividad hacia las actuaciones de los submarinos, no entendida por la población canaria en un momento de graves dificultades económicas y sociales provocadas  por un elevado paro en su población, disminución de las exportaciones y aislamiento de sus puertos en razón al peligro que suponía navegar por sus aguas.

La mayoría de las intervenciones de los sumergibles alemanes se desarrollaron en los últimos meses de 1916, en el ecuador de la Primera Guerra Mundial, consistiendo en  la detención, revisión de la documentación, destino y revisión de la carga. Si la oficialidad de los submarinos consideraba que todo estaba en orden, el barco intervenido seguía su ruta, en caso contrario se procedía a su hundimiento con cañonazos, torpedos o cargas, después de poner a la tripulación a salvo en botes. No conocemos ninguna víctima de estos encuentros.

El Spyros 

Buque de vapor de cabotaje de nacionalidad griega, llamado con anterioridad Assimacop. Construido en el año 1915 en los astilleros de los señores W. Doxford e Sons de Sunderland, desplazaba 3357 toneladas brutas y 3176 netas. Pertenecía a la Compañía E.E. Ambatieles del puerto de Andros (Grecia). Estaba registrado en el Lloyd con el número 1586. Venía consignado a la casa Grand Canary Company y era muy conocido en estas aguas, identificado claramente por una estrella blanca en la chimenea.  

El hundimiento 

Con 6.540 sacos de maíz argentino en sus bodegas, viajaba con destino a Hull (Inglaterra). En la tarde del 6 de diciembre de 1916, navegando  por aguas canarias fue  detenido sobre las seis de la tarde al sur de Maspalomas por un submarino alemán, pasando a bordo varios tripulantes del sumergible, procediendo a revisar la documentación del carguero, permaneciendo en el mismo el resto de la tarde y toda la noche. Al considerar que llevaban a bordo contrabando, a las cinco de la mañana  la tripulación fue conminada a abandonar el vapor con algún equipaje, víveres y documentación, pues iban a echar el buque a pique. A bordo de  un bote fueron remolcados hasta siete millas de Melenara. Durante el tiempo que los alemanes estuvieron a bordo del Spyros, pidieron que se les diera de comer de lo mejor, despidiéndose posteriormente con vivas al rey Constantino de Grecia. El Spyros se hundió después de recibir dos disparos de cañón, sobre las 9 y media de la mañana, a una distancia aproximada de 30 millas de Maspalomas (algunas fuentes señalan 50 millas). En el momento que el barco se hundía apareció en el horizonte otro vapor, al parecer, el Niriptos, también griego que llevaba un cargamento de carbón para Dákar, al cual se dirigió rápidamente el submarino, oyéndose poco después un cañonazo, llegándose a suponer  que por el submarino  se le  autorizó  a continuar su ruta.

Según testimonio de los tripulantes, el  submarino desplazaba unas 1.000 toneladas y era uno de los tres que se encontraban en estas aguas. 

El saqueo

Algunas personas se apoderaron de objetos del  barco siniestrado arrojados a la orilla. Se da el caso curioso que en enero del año siguiente el Ayuntamiento del Ingenio se vio en la necesidad de abonar la suma de seis pesetas  a los dueños de las bestias que condujeron hasta  Telde a los vecinos Pablo García Herrera y Juan Macías Quevedo que debían llegar a Las Palmas para comparecer ante las autoridades de marina acusados de apropiarse de salvavidas y otros enseres pertenecientes al vapor griego hundido. A finales de diciembre, La guardia civil del puesto de Telde dio cuenta de la detención y captura de los vecinos Juan Marrero Negrín y Diego Artiles Jiménez, por considerárseles autores de los daños y robo de material de salvamento perteneciente a unos náufragos del vapor griego.

Los náufragos 

Una barca pescadora había partido al encuentro de dos botes  con los náufragos. Una vez a su altura, comunicaron su negativa a venir con ellos  diciendo que iban hacia Las Palmas y que solo querían que se diera aviso a la consignataria de D. Francisco Morales para que enviaran un remolcador. Desde la Comandancia de Marina se mandó en el acto un remolcador con personal y víveres enviados por la consignataria. Auxiliado por el bote explorador del crucero español Princesa de Asturias  encontraron los  dos botes con los náufragos con un total de 29 tripulantes, incluido el capitán, a las tres y media de la tarde del miércoles 7 de diciembre siendo recogidos frente a Arinaga por la exploradora del crucero Príncipe de Asturias y por el remolcador Gando, para ser remolcados al Puerto de la Luz, dándose el curioso caso que al pasar el remolcador con los náufragos junto a uno de los buques alemanes refugiados en el puerto, uno de ellos saludó a los germanos que estaban a la borda del navío teutón, quitándose el sombrero, acción por la cual un compañero griego le propinó un puñetazo en la cara que le dejó bañado en sangre a la vez que le decía: ¡a esos malditos no se saluda!.

Estancia de los náufragos en Las Palmas

El Delegado del Gobierno en Las Palmas junto al Comandante de Marina se desplazaron al Puerto para recibir y atender a los náufragos que ya se encontraban en la Comandancia de Marina prestando declaración en presencia del cónsul de Grecia don José Hernández Sánchez. Los náufragos mostraron en todo momento su agradecimiento a las autoridades por las atenciones dispensadas. Más tarde fueron alojados en el Hotel Rayo.

FUENTE: R.S.V.

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