CUATRO CIUDADES PARA VIVIR. VILLANUEVA CON FUTURO DE ESPERANZA (I)

POR MANUEL LÓPEZ FERNÁNDEZ, CRONISTA OFICIAL DE VILLANUEVA DEL ARZOBISPO (JAÉN)

Coronación de la Virgen en 1956

Tras un recorrido por otras ciudades amadas, dejando el viejo corazón aún abierto para nuevos sueños, llegamos a Villanueva para vivir con esperanza.ç Han pasado y pasan los vagones del tiempo que conducen a mil lugares, sin embargo aquí quedé y quedaré esperando el último y definitivo que nos lleva a todos la última estación.

Duele Villanueva como España a los escritores del 98. Sin entrar en sus necesidades, carencias, ni posibles soluciones, recorreremos el pasado, el presente, deseando un futuro lleno de luz y esperanza. Escribir pensando en septiembre es sinónimo del Santuario de la Virgen de la Fuensanta. Momentos mágicos llenos de fervor, emotivos, de amistad y reencuentros, en la noche del siete y mañana del ocho. Es asomarse a los ojos de la Patrona, obra del escultor D. Domingo Sánchez Mesa y encontrar en sus profundidades bondad y ternura, Hasta el lugar llegan peregrinos de pies descalzos, llenos de escarcha de madrugada, para cumplir una promesa de agradecimiento, por algún hecho favorable o la petición para que se encuentre alivio en la difícil situación familiar. Amigos de cualquier rincón andaluz, Madrid, Valencia, Alicante…,que cruzan las plomizas carreteras con la única fe de vivir estos instantes y beber el agua de la añoranza para otro largo año. Momentos de melancolía para todos los villanovenses en la diáspora que viajan con su pensamiento y viven la romería en la distancia.

En la tarde taurina del día 8 puede celebrarse una corrida de toros en uno de los mejores cosos de la provincia. Inaugurado en 1928, aquí se han presenciado excelentes faenas de las primeras figuras del toreo. En contraste con la algarabía de la feria puede uno buscar la calma al pasear por el casco antiguo con estrechas calles de encaladas fachadas que ocultan restos de antiguas murallas, o apreciar el carácter laborioso, apacible y agradable de los habitantes, al visitar sus barrios representativos: Fuentecillas, Camino Viejo, San Miguel, Santiago, San Blas o aquellas calles y plazas con cientos de leyendas de ayer y de hoy.

En este paseo se debe visitar el templo parroquial de San Andrés, observando el escudo de la portada, correspondiente al Obispo de Jaén, D. Sancho Dávila (1600-1615) contemplar su interior de grandeza y armonía. Seguir por la Plaza de Santa Ana y conocer el convento de monjas dominicas, fundado por Fray Domingo de Valtanás en 1540, que promovió la fundación de conventos por toda España y autor de numerosas obras de gran profundidad filosófica y teológica y que murió en Alcalá de los Gazules. Continuar la senda recorrida por San Juan de la Cruz, que realizó un acto de humildad, con un pobre, en la Plaza Mayor, o seguir la ruta de El Calvario, y parajes cercanos al Guadalquivir, en donde se inspiró para escribir algunas de sus mejores obras.

Visitar en la iglesia de la Vera-Cruz, al patrón de la ciudad, imagen obra del escultor Mariano Benlliure y pasear por las calles engalanadas en estas fechas , compitiendo en creatividad y originalidad en las populares y tradicionales “Cruces de mayo”. En el largo recorrido podremos admirar los bellos edificios construidos en unos momentos de gran esplendor local, en la década de 1920-1930: Casa de los Arcos, antiguo Círculo Mercantil, palacetes en Avenida de Valencia, Calle Nogueruela, Ramón Millán…

Si aquí se habla de periodismo local debemos citar a Ricardo García López (K.Hito), maestro de la crónica taurina, autor de valiosos libros, director de “Dígame” y que labró unos surcos en los que han germinado nuevas plumas con reconocido prestigio en la prensa nacional. Citar vecinos con habilidad artística: pintura, talla de madera, fragua alfarería, escultura, música o en cualquier rama plástica, daría lugar a una larga lista de nombres, que siguen la fama alcanzada por el villanovense, Alonso González, autor de valiosos retablos en Córdoba, en la segunda mitad del siglo XVII.

En un corto periodo de tiempo contará la localidad con el primer beato, Francisco López Navarrete, sacerdote ejemplar, que compartió con el pobre el pan y el vestido, sudor y lágrimas. Venerado en Orcera y Beas de Segura, vilmente asesinado en nuestra localidad y que estará en los altares antes de finalizar este siglo.

Hablar de Villanueva es citar la fría luna de las mañanas invernales con cientos de personas que marchan a los tajos aceituneros, que sueñan cada año con los retorcidos y viejos olivos cargados de fruto, que proporcionan junto con las faenas de molinos y almazaras, y la producción de aceite, los jornales que aliviarán las enfermas economías. Es en este periodo de invierno de intenso trabajo se mezclan con el calendario festivo heredado de nuestros mayores; las lumbres de San Antón- con su vino característico- La Candelaria, San Blas (se sigue visitando la ermita para pasarse la garrota por la garganta) y desembocar en Carnaval con sus letrillas satíricas, que son excelente guía para conocer los incidentes de la vida local.

En primavera, azahar, cera, varales y palios; cornetas y tambores, incienso y claveles, soldados romanos y cofrades que nos descubren y llenan todos los sentidos de Semana Santa. En los últimos años congrega a multitud de visitantes para admirar unas procesiones fervorosas, entre el aumento de cofrades, la belleza de unos pasos que despiertan el respeto y admiración ante la filigrana de nuevos tronos balanceados por anderos y costaleros, a los que se ha unido un grupo de mujeres, que cargan sobre sus frágiles, pero endurecidos hombros, el peso de algunas imágenes.

FUENTE: M.L.F.

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