POR FRANCISCO JAVIER ARELLANO LÓPEZ, CRONISTA DE LUIS MOYA,-ZACATECAS (MÉXICO).
A pesar de que algunas personas dicen que Luis Moya tiene un cielo cruel porque no llueve, ayer martes 23 de julio de 2024 se rompieron pronósticos y se cayeron trozos de nubes por las calles del pueblo. La gente acostumbrada a que no llueve, malamente, tapa los cauces naturales del agua. Algunas veces, esta gente tiene sus cómplices que les permiten construir obras donde no se debe. El elemento agua hay que respetarlo, con él no se juega, así como es bueno, cuando se enoja, cuidado porque las calles las convierte en melgas (franjas) de desagüe.
Las calles Castorena, Abel López y el viejo arroyo que baja de los cerros de Griegos, ayer no fueron suficientes para desahogar la tremenda corriente que los rebasó fácilmente. Por un rato, las calles fueron canales de desagüe; mucha basura navegaba como barcos sin rumbo por las amplias avenidas. Pero, donde fue una barbaridad fue en el cauce que sale por la carretera que va a Pabellón, Ags. Ahí comenzó parte de la tragedia. En un tiempo pasado, supuestamente, alguien solicitó y ALGUIEN autorizó para que se tapara el cauce del agua para que los carros que salen de la gasolinera, nuevamente ingresaran a la carretera y en otro espacio más adelante, también se obstruyó el cauce para el ingreso vehicular a una planta gasera. La negligencia correspondida. Sólo que el agua no sabe de esas negociaciones y ayer se desparramó de su cauce natural y se desvió al fraccionamiento “Praderas del Sol” y lo inundó.
Protección Civil informó que fueron cinco casas inundadas, casas que sus dueños no viven ahí, sin embargo, hay otras casas de vecinos presentes que sufrieron algunos daños y requieren ayuda. No se sabe quién se las podrá dar.
Pienso que la Divina Providencia pero no sé cuándo. Lo que se sabe, hasta el cansancio, es que el hombre busca sus males o los ajenos porque solo ve sus intereses. El resuelve, egoístamente, su situación de conflicto y que el agua y la basura perjudiquen a los demás.
En el cielo de Luis Moya chocaron dos tormentas, una que venía del norte y otra del oriente. Llovió “a cántaros”, cito esta expresión nomás para que no se olvide, y el arroyo seco se desbordó, bueno, no se puede culpar al arroyo, le taparon su cauce y él, sin otra alternativa, solo buscó una salida. Se tiene que repasar la lección y aprender la moraleja: respetemos los caminos naturales del agua.