CRÓNICA: RANERA (IV Y LA ÚLTIMA)
POR AGUSTÍN DE LAS HERAS MARTÍNEZ, CRONISTA OFICIAL DE VALDEPIÉLAGOS (MADRID)
Hoy he vuelto a escuchar el Ebro junto al puente del portazgo, bajo el castillo de Frías. El sonido del rio te evade y se lleva aquello que incomoda las almas. Yo he intentado dejar que se llevara las cargas del largo invierno. Porque sabed que el agua que pasa no ha de volver. Como aquellos instantes que no vivís y dejáis pasar.
Y en un cartel con pinceladas de historia he visto el dibujo de un montero. Como aquel que avisó a Sancho García, el conde, al cual quería envenenar su propia madre. Desde entonces Espinosa dio hidalgos que protegieron a los reyes de Castilla hasta su misma alcoba. Cerraban castillos y palacios donde los reyes les dieron toda su confianza. Ya sabéis entonces por qué se llama a Espinosa, de los Monteros. Hasta una compañía de la guardia real lleva su nombre.
Luego he vuelto al hotel de Teresa y Barce, donde el buen hacer te hace un excelente buen estar. El trato, la cocina, Leo en la barra. No quiero irme.
Podría decir que he estado como en casa, pero no lo puedo decir, he estado mucho mejor.
Si quiero dar fe, como en mi oficio de administrador que, ante las dudas de algunas mozas de pueblo de edades doradas digo, Abundio me ha invitado por su cumple. Y quiero que conste para que no haya duda. Y ha sido un placer y honor al mismo tiempo.
Hoy he conocido a más lugareños además de los de siempre. Petri, hombre que se ha hecho a si mismo y nadie le ha regalado nada. Y a Tomás, hacedor de utensilios de madera de boj.
Y escribo esta última crónica en mi ultima cena en este edén de lugar, con un revuelto de acelgas con torreznos, morcilla y tomate de la huerta de Barce y Teresa.
Mañana me iré llorando. Lo estoy viendo.
Y mirando el monte al otro lado de la carretera, hacia la peña más alta, donde Tomás en sus tiempos de pastor, cuando era de los pocos que salía con el frío invierno, hacía tocar su cuerno y cantaba: «Tuturú Tuturú jodete tú, en invierno yo, en verano tú…»
Mañana ya sé a quién le toca.
