POR ANTONIO BOTÍAS SAUS, CRONISTA OFICIAL DE MURCIA
Si aquella noche alguien hubiera ido buscar al señor obispo a su palacio, con todo lo reverendísimo que era, para encontrarlo no le sería necesario entrar al histórico edificio de Belluga. Porque desde fuera, con solo alzar la mirada, allí andaba el buen hombre durmiendo …