EL HISTORIADOR Y CRONISTA OFICIAL DE LAS PALMAS, JUAN JOSÉ LAFORET, DESTACÓ DEL BARRIO QUE FUE DURANTE SIGLOS «LA DESPENSA» DE LA CIUDAD

El último reducto marinero de Las Palmas de Gran Canaria, el barrio de San Cristóbal, descubre a lo largo del paseo marítimo en varios paneles algunas de las peculiaridades históricas, económicas y culturales que le han dado fama con el fin de acercar a más vecinos y turistas a sus calles.

Pueden sumergirse a 1.000 metros en búsqueda de comida y devorar casi una tonelada de peces y calamares al día. Se trata del cachalote, una de las criaturas con el cerebro más grande del planeta. Son algunos de los datos que aporta la revista National Geographic en su página de Internet sobre este mamífero acuático. Pero si paseamos por el barrio de San Cristóbal descubriremos otra acepción de la palabra, aunque un tanto desvirtuada. Y es que a los vecinos de este enclave del Cono Sur se les conoce también como chacalotes desde que en 1943 un enorme cetáceo de 30 toneladas quedara encallado a la vera de la misma torre de San Cristóbal y los lugareños colaborasen en su arrastre hasta la orilla. Aquel suceso, recogido por las cámaras fotográficas, puede verse desde ayer en el paseo marítimo de San Cristóbal junto a otros cuatro carteles más en los que se detallan algunas de las singularidades históricas, económicas y culturales del barrio. La iniciativa, que se enmarca dentro del proyecto Salema, trata de potenciar entre los ciudadanos y turistas el último reducto marinero de la capital.

La historia de San Cristóbal, sus puntos de interés, incluidos los gastronómicos, podrán conocerse con la aplicación web que diseña el Ayuntamiento para los sistemas IOS y Android, y que estará disponible la próxima semana. Así lo indicó ayer la concejala de Ciudad del Mar, Mimi González, durante la presentación de los carteles interpretativos junto al cronista de la ciudad, Juan José Laforet, el presidente de la Cooperativa de Pescadores de San Cristóbal, Yeyo Saavedra, y uno de los viejos marineros del barrio, Francisco Saavedra.

La instalación de estos paneles se enmarca dentro de la estrategia del Grupo de Acción Costera de Gran Canaria, del que forma parte el Ayuntamiento, el Cabildo insular y la Cooperativa de Pescadores además de otros colectivos.

Iniciativas como Salema o como San Cristóbal sabor a Mar, la Travesía a vela de La Laja- San Cristóbal y la visita de escolares a la sede de la Cofradía de Pescadores, que desde el 2012 se vienen ejecutando, tienen como objetivo final revalorizar el litoral desde todos los ámbitos. En este sentido, González apuntó que ya se trabaja en una segunda edición de Salema.

En la cartelería, financiada con fondos europeos, se narra también la riqueza marina que hay en la zona, las artes de pesca tradicionales como el chinchorro, ya prohibido porque se trata de una técnica no selectiva, de otras técnicas pesqueras y de la necesidad de conservar la tradición pesquera y el litoral.

El historiador y cronista oficial de Las Palmas, Juan José Laforet, destacó del barrio que fue durante siglos «la despensa» de la ciudad junto a la Vega de San José porque no había otro lugar más cercano para su aprovisionamiento. «Su Cofradía de Pescadores no puede desaparecer porque es un símbolo para la historia de la ciudad y de la cultura tradicional. Los carteles van a ayudar a la ciudadanía a recobrar esa memoria que todos tenemos de venir a por el pescado fresco al atardecer». Laforet añadió otros atractivos más como que aquí nació el pintor Julio Viera, además, de su famoso castillo, anterior a las primeras casas como la ermita, ya desaparecida.

De la riqueza que se esconde en el litoral dio cuenta el presidente de la Cooperativa de Pescadores, Yeyo Saavedra, que dijo que ayer [por el martes] se habían capturado «845 kilos de las salemas» a pesar de que cada año se reduce el número de armadores, no hay relevo generacional y la zona de pesca cercana a casa está más acotada por la expansión del Puerto y de la Plataforma Oceánica de Canarias (Plocan). «Cada vez que fondea un barco nos quitan zona de pesca porque no podemos trabajar alrededor», dijo.

Esta circunstancia les obliga a bajar más al Sur a pescar y desembarcar la mercancía en el puerto de Taliarte o Arinaga que suben a la cofradía en camiones isotérmicos para ahorrar costes de combustible. Actualmente, en la Cofradía están inscritos 18 armadores y esta semana se venderán tres barcos a Tenerife.

La instalación de estos carteles así como el resto de las actividades que se han desarrollado desde el 2012 en el barrio para recalcar sus atractivos está siendo muy aplaudida por los residentes porque, según ellos, contribuye a la limpieza y embellecimiento del mismo, a que se acerquen más turistas y vecinos de otras partes de la ciudad, especialmente los fines de semana a los restaurantes y a pasear, y que incluso se instalen nuevos residentes, aunque echan en falta mejor comunicación por guagua con el resto de la ciudad. Así lo contaban José Jiménez Saavedra y Casiano Fajardo Suárez, dos jubilados residentes en el barrio, que echaban en falta las nasas entre las fotografías, dos de las cuales han sido cedidas por el restaurante Chacalote y Felipe Alonso.

«Toda mi familia fue marinera. Mi abuelo, mi padre, incluso mi madre fue vendedora. Yo viví del mar con la falúa San Antonio durante cinco años hasta que el dueño vendió la embarcación», narraba Jiménez, ex conserje de la Casa del Marino, que añadía «nací en San Cristóbal y aquí me quiero morir».

Suárez, por su parte, lleva en el barrio desde que se casó hace ahora 50 años. Ha trabajado durante 40 años en el hospital Insular pero ha pasado muchos de sus ratos libres disfrutando del mar con los vecinos «como un marinero más».

Fuente: http://www.laprovincia.es/ – Lourdes S. Villacastín