POR MIGUEL FORCADA SERRANO, CRONISTA OFICIAL DE PRIEGO DE CÓRDOBA (CÓRDOBA).
No sé si todos los amantes de la música y aficionados al flamenco conocen el origen de ese instrumento llamado “cajón” que aparece ahora con frecuencia en los grupos de flamenco; pero no solo en los de flamenco, sino también en los de jazz y hasta en grupos de música religiosa, en los coros parroquiales… He preguntado a algunos componentes de esos grupos y muchos conocen perfectamente las variantes del asunto, pero otros nunca han oído hablar del tema. Para mí, ha sido una sorpresa mayúscula pues yo tampoco sabía nada. Me explico
Yo soy un lector inagotable de Mario Vargas Llosa, creo que he leído todas sus novelas. La última (él mismo ha dicho que será “la última” que escriba, ¡qué pena!) cayó en mis manos no hace mucho. Se titula “Le dedico mi silencio” y es un maravilloso homenaje a la música en el que mezcla de forma magistral la investigación histórica y la ficción literaria. Expone y defiende Vargas Llosa su idea de que la “música criolla” es el elemento cultural más potente para conseguir la unión entre los distintos pueblos peruanos históricamente divididos (los indígenas, los mestizos, los criollos), e incluso entre las distintas regiones de ese gran país: los de la sierra, los de la costa, los de la selva…
Y en esa línea argumental, dedica un capítulo entero (aquí mi sorpresa!) al cajón y a los cajonistas ya que, al parecer, el instrumento se inventó en Perú y fue trasplantado de Perú a España nada menos que por… Paco de Lucía.
El capítulo XIV de “Le dedico mi silencio” comienza con estas palabras:
“El cajón es la gran invención de la música peruana, cuyo origen se pierde en la noche de los siglos, aunque probablemente nació en tiempos de la conquista, pues con los españoles llegaron muchos negros y mulatos -esclavos o libres-.” Y un poco más adelante añade que “muchas músicas, canciones y bailes africanos se filtraron entre la población desde entonces en esos promisorios albores del Perú en los que la población morena venida de España prestó un importante papel”.
Explica después el Premio Nobel que el cajón fue un instrumento al alcance de los que no tenían dinero para comprarse una vihuela o una guitarra ya que su fabricación era sencilla y barata, pero que servía para acompañar todas las músicas que se crearon en aquellos tiempos: la marinera, el huainito, los valses peruanos, es decir, la música criolla que ha tenido y sigue teniendo excelentes compositores e intérpretes.
Y en los párrafos siguientes, Vargas Llosa nos hace un nuevo descubrimiento sobre el cajón: “Su sonido hechiza, les ocurrió a unos cantantes españoles que, llegados a Lima desde Andalucía, se enamoraron de él y se lo llevaron a España”.
En efecto, también hay profesionales del flamenco y aficionados que conocen esta historia, pero creo que vale la pena que sea conocida por todo el mundo. Resumiendo: en una gira por Hispanoamérica, el gran Paco de Lucía vio tocar en Lima a Carlos Caitro Soto, uno de los mejores “cajonistas” de Perú en aquellos tiempos; le gustó tanto que le compró el cajón y se lo trajo a España.
Así lo ha contado recientemente el periodista Cesar de Bordons: “A este último (Caitro Soto), hijo espiritual de Chabuca y tan negro como blanca era ella, lo conocemos en España porque fue quien en 1977 le vendió a Paco de Lucía el rústico instrumento de madera que él mismo había fabricado, el cajón peruano que muy pocos meses después ya se habría convertido en el cajón flamenco. Este es el mundo apasionante de la música criolla del Perú, lleno de sugerencias y de mestizaje”. (Diario de Sevilla. 31-12-2023. César de Bordons. https://www.diariodesevilla.es/ocio/dedico-mi-silencio-Mario-Vargas-Llosa_0_1861914520.html)
Conclusión. Pido disculpas a quienes ya conocieran todo esto que acabo de contar, pero este resumen me parece interesante, para los que no lo conocían. Y sobre todo, invito a todos a leer esa novela, “Le dedico mi silencio”, que puede ser la última del gran Mario Vargas Llosa y que además, es un maravilloso homenaje a la música, a la música criolla especialmente, pero también a todas las músicas y a todos los músicos.
FUENTE: CRONISTGA M.F.S.