CELESTINO GALLEGO Y DOROTEA ROMERO
POR JAVIER NÁJERA MARTÍNEZ Y LUIS YUSTE RICOTE, CRONISTAS OFICIALES DE PARACUELLOS DEL JARAMA (MADRID).
Sorprende que, pasados 85 años de la conclusión de la Guerra civil, hay temas como el que nos ocupa que nos siguen poniendo la piel de gallina cuando los tratamos. Este es el caso del cura de Paracuellos en 1936, D. Celestino Gallego Sánchez y su ama de llaves Dª Dorotea Romero Ruiz, asesinados el 26 de julio de 1936 en el término municipal de Alcobendas. Esta fue una costumbre generalizada en ambos bandos de la Guerra Civil, el asesinato en los pueblos limítrofes para poder así, tardar en la identificación de los ejecutados, y tener un margen para la desaparición de los ejecutores. La Diócesis de Alcalá, está preparando la documentación para hacer el proceso de beatificación de ambos. A este respecto, el grupo municipal de VOX solicitó a finales de marzo, una reunión con nosotros para que, entre otros asuntos, recabar información sobre ellos y su dramático final.
Por desgracia poca información pudimos darles, salvo la que a continuación exponemos. Con esta entrada esperamos y deseamos que puedan contribuir con información al respecto para poder ampliar y documentar su historia. Sobre todo, de la ama de llaves Dorotea Romero de la que practicante no hay datos.
La primera noticia que tenemos de Celestino Gallego Sánchez es la de un joven seminarista que aparece en el Boletín Eclesiástico del Arzobispado de Toledo del 28 de septiembre de 1894 cuando accede a la concesión de las Cuatro Órdenes Menores(el ostiariado, el lectorado, el exorcistado y el acolitado) y Subdiaconado. Que recibían solo los candidatos al sacerdocio.
Más tarde aparece como cura titular de la parroquia de Nuestra Señora de la Santísima Trinidad de Collado Villalba en 1898. También el 26 de julio de ese mismo año solicita la apertura de un cementerio en la localidad.
Estremecedoras son las cartas que el propio cura ya en Paracuellos, escribió al Obispo de Madrid temiendo por su integridad. Recogidas en una conferencia del profesor D. Santiago Martinez Sánchez sobre “Jose María Escrivá, un puente entre dos orillas en la España de 1930” Por desgracia no sospechaba que unas semanas más tardes acabaría asesinado:
Tampoco tuvo suerte el cura Celestino Gallego Sánchez en aquel verano de 1936. En la recta final de la República, su vida no estaba siendo nada fácil en el pueblo donde vivía. Alarmado, el sacerdote escribió a su obispo de Madrid porque las cosas se le complicaban. Así decía, el día 28 de junio de 1936:
“Después de haber pintado las fachadas del Templo y Casa Rectoral con infamantes rótulos, como Muera el clero, abajo los curas, muera la religión […], después de sufrir miles de improperios, insultos y provocaciones sin que yo conteste una sola palabra, sin haber tenido el más pequeño rozamiento con nadie en los años que aquí ejerzo la cura de almas, en esta fecha he recibido por correo una carta anónima cuyo texto literalmente dice:
Madrid, 27-6-36. Camarada cura ésta [es] para comunicarte que antes del día 5 de Julio tienes que marcharte de Paracuellos sino [sic] por consiguiente nosotros nos encargaremos de ponerte cuatro bombas en tu casa. Te lo advertimos y toma nuestro consejo, sino [sic] por el contrario ya sabes lo que te espera. Porque somos fieles a nuestra promesa. Ya lo sabes [,] si quieres bien tu pellejo coge los trastos y nada más”.
El Obispo Eijo Garay sólo escribió a lápiz en la carta: “que envíe el anónimo original”. Ni que huyera del pueblo, ni que denunciara las amenazas, ni que las investigara él. Quería el anónimo. Pero el cura no se lo envío. Tampoco cogió sus trastos y se fue de Paracuellos, como le pedían. Durante la guerra civil 334 sacerdotes de la diócesis de Madrid-Alcalá fueron asesinados por quienes se llamaban a sí mismos camaradas. En la ciudad que había recibido ilusionada a la nueva República cinco años atrás, ser cura se había convertido en un oficio mortal.
Por último, exponemos lo que contamos en el libro de Historia(s) de Paracuellos, con la información que hemos podido recopilar:
El cura de Paracuellos, D. Celestino Gallego Sánchez de 71 años de edad fue el vecino de más renombre asesinado durante la Guerra Civil. Hay varias versiones de lo ocurrido, siendo la más probable la de que el cura y su ama de llaves, Dª Dorotea Romero Ruiz de 59 años, se encontraban en casa cuando un par de amigos del cura le sugirieron que abandonase el pueblo por el peligro de que las brigadas republicanas le capturasen. Según la propia declaración de Felipe Alcantarilla Marcos que se encontraba preso en la cárcel de San Antón 4 de mayo de 1939, fue él quien proporcionó un coche para su viaje a Madrid. Llegada la noche, se subieron al coche junto con los vecinos Guillermo Herreros Arroba, Daniel Herreros Puerta y el conductor Joaquín Fernández Morales, rumbo a Madrid. (Aunque en otra denuncia posterior se incluyó en el viaje a Emiliano Marcos Saldaña).
A la mañana siguiente encontraron el vehículo en un descampado de Alcobendas. El cura y su ama de llaves estaban muertos por disparos de bala, fuera del vehículo. Parece ser que los hicieron bajar del vehículo y les obligaron a abrazarse antes de disparar. Nunca se confirmó si hubo traición de los que le invitaron a salir de su casa o si fueron interceptados por alguna milicia como declararon los acompañantes. Pasó el tiempo al llegar el ejército sublevado a Paracuellos e imponer su gobierno local, como medida ejemplar, mandó detener a 2 de los vecinos que acompañaban aquella noche al cura y los fusilaron en las tapias del cementerio de los mártires.
Con lo expuesto, solicitamos colaboración ciudadana. Cualquier dato por mínimo que sea, será bienvenido. Para ello, pueden mandarnos un correo a la dirección cronistas@paracuellosdejarama.es con el asunto Celestino y Dorotea.
Muchas gracias de antemano.
