Un archivo se transformará en papel dentro de unas semanas con un prólogo parecido:

«Y un día nos dijeron que no podíamos salir de nuestras casas.

Y fue entonces cuando un pasado que habíamos leído en los libros de historia se convirtió en nuestro presente: una peste en forma de pandemia.

Llevo años escribiendo en los medios. Primero fueron intervenciones esporádicas en periódicos digitales y blogs ajenos, luego vinieron mis propios blogs, El mundo de Diógenes y La Saturnalia, que con el espacio de varios años entre ellos dieron lugar a tres libros El retiro de Diógenes (2008), Nadie(2018) y De las Heras. Crónicas de Valdepiélagos (2022).

La comodidad de Facebook me llevó a utilizar este medio en un móvil en lugar de un ordenador. Así podía escribir en cualquier lugar. Da igual que fuera en el metro, en un autobús, en un jardín en Brazacorta o en un sillón de mi casa. Porque, aunque no lo creáis, este libro está escrito en un móvil al igual que el noventa y nueve por ciento de lo que he escrito en los últimos años. Ese ha sido mi moleskine.

De hecho, desde mi nombramiento como Cronista de la Villa de Valdepiélagos (octubre 2022) y posteriormente como Presidente de la Asociación de Cronistas Madrileños ACROMA, en mayo del 2024, ha sido la forma de escribir mis crónicas.

Facebook también me ayudó a encontrar mi pasado, mis amigos y mis compañeros que conocí en un colegio.

En muchos casos fueron reencuentros y en otros, pude conocer a niñas y niños, ya adultos, con los que compartí horas de patio pero con los que nunca crucé una palabra.

Y el confinamiento del COVID me hizo hacer una de las pocas cosas que me gusta realizar: escribir.

Mis compañeras fueron mis musas al leerme semana tras semana. Y mis compañeros me dieron el ánimo para seguir escribiendo. Así como todos aquellos que se han enfrascado en una historia que aunque ajena si era parecida a la vivida en su pasado en lugares distintos pero con muchas similitudes.

Me encantó ser una pequeña llama de recuerdos e intentar llevar conmigo, a quien me lee, otra vez a esos maravillosos años.

Este, libro, si se puede llamar de alguna forma, no es mío, sino de todos aquellos que pisaron ese colegio. Y así quiero que permanezca, como nuestra posesión, nuestra vida y nuestro recuerdo.

No me cansaré de dar las gracias a mis compañeras y compañeros que en algún momento en aquellos años me dejaron compartir parte de su camino.

Para los que no me conocen les diré que pisé casi tres años las antiguas Escuelas Aguirre en la calle Alcalá y después, hasta 1979, pasé horas y horas en el patio de las nuevas Escuelas en la calle Pio Baroja, en Madrid.

He pensado que ya es hora de publicar estos recuerdos.»

@agustindelasheras

@cronistadevaldepielagos

@presidentecronistasmadrileños