ARTÍCULO QUE CITA A JUAN ANTONIO ALONSO RESALT, CRONISTA OFICIAL DE LEGANÉS (MADRID).
La parroquia, que llegó a estar seriamente amenazada de derrumbe, es desde ahora «monumento» de Leganés.
La iglesia de San Salvador de Leganés ha logrado dar un paso más en su calificación patrimonial. El complejo eclesiástico, al que grandes grietas amenazaban con su derrumbe en 2020, ha pasado de estar defenestrada y posteriormente restaurada y recuperada, a ser declarada Bien de Interés Cultural (BIC) por parte de la Comunidad de Madrid.
Esta designación «merecida» para uno de los emblemas del patrimonio leganense supondrá mayor protección de las ‘joyas’ con las que cuenta. Entre otros, los retablos de José de Churriguera.
Desde ahora, esta iglesia parroquial tendrá la categoría de monumento, según ha determinado el Consejo de Gobierno regional. Este órgano ha estimado que la iglesia es «un ejemplo relevante de la arquitectura madrileña de los siglos XVI y XVII, muestra de la tendencia tardogótica y del clasicismo ornamentado»
El cronista oficial de la Villa de Leganés, Juan Alonso Resalt, considera que la calificación es «merecida» y que ha satisfecho los intereses del municipio. «El edificio contiene elementos y tesoros únicos, que no hay en ningún otro lugar de la Comunidad», explica a Noticias para Municipios.
Su subsuelo guardan, además, los «restos» de los ‘padres’ que cuidaron en el municipio a Juan de Austria, Ana Medina y Frances Massí. Todo ello, justificaría que el templo haya sido designado BIC.
Tortuoso camino el de San Salvador
Pero hasta llegar aquí ha pasado un tortuoso camino. En 2020 cerró sus puertas tras activarse todas las alarmas. La composición del suelo y las diferentes grietas en las paredes y la torres amenazaban la estabilidad del templo. Tanto que, de no haber intervenido de urgencia, se hubiese derrumbado.
Recuerda Resalt que, en este sentido, el templo mantenía desde 1755 una grieta ocasionada por el terremoto de Lisboa. Incluso una gran fisura fracturó la bóveda de la nave central.
Los arquitectos Pedro Jaén y Bernardo Valdés emprendieron una restauración que salvó a la iglesia de un fatal final, mientras parte de la sociedad civil leganense se movilizaba para recaudar fondos. Tras ello, comenzó una nueva fase para restaurar todos los retablos.
Las ‘joyas’ de los retablos
Entre ellos destacan los tres retablos, el mayor y dos laterales, ejecutados por José Benito de Churriguera, arquitecto y retablista madrileño creador de un nuevo estilo entre finales del siglo XVII y primer cuarto del XVIII, y probablemente también la caja del órgano situado en el coro.
El templo se encuentra ahora «en un excelente estado de conservación» tras la reciente intervención integral, según la Comunidad de Madrid.
La historia de su construcción se enmarca en un periodo que comprende desde finales del siglo XV o principios del XVI, hasta que se dan por concluidos los retablos de José de Churriguera en 1720.
Cuenta con un magnífico conjunto de doce retablos de los siglos XVII y XVIII, que constituyen su ornamento litúrgico. Además, conserva importante documentación en su archivo parroquial y municipal, que permite conocer la evolución constructiva y los maestros toledanos y madrileños que intervinieron en todas sus fases a lo largo de casi dos siglos.
La Iglesia cuenta con un magnífico conjunto de doce retablos de los siglos XVII y XVIII, que constituyen su ornamento litúrgico. Además, conserva importante documentación en su archivo parroquial y municipal
La parte más antigua es el ábside pentagonal, con fábrica de cantería, terminada hacia 1570. En 1584 se construye la torre a los pies del templo, pero se sustituiría por otra, cuando hacia 1660 se realiza la ampliación del templo con su estructura actual. Las obras finalizaron en 1676, y Felipe V encargará la sustitución del retablo mayor y la ejecución de todos los demás elementos que hoy se conservan.
Documentación y archivo
Conserva importante documentación en su archivo parroquial y municipal, que permite conocer la evolución constructiva y los maestros toledanos y madrileños que intervinieron en todas sus fases a lo largo de casi dos siglos, así como los maestros retablistas que trabajaron en el siglo XVIII.
Finalmente, el maestro toledano Bartolomé Zumbigo concluyó el interior de la iglesia hacia 1671 y ejecutó la pila bautismal y las pilas de agua bendita. A esta interesante construcción, hay que añadir el magnífico conjunto de doce retablos de los siglos XVII y XVIII, que constituyen su ornamento litúrgico