A PROPÓSITO DEL COMERCIO DE PRODUCTOS EXÓTICOS EN LA ANTIGUA ROMA.
Oct 22 2024

POR JOSÉ MANUEL JEREZ LINDE, CRONISTA OFICIAL DE LA E.L.M. DE GUADAJIRA (BADAJOZ).

La fascinación de Roma por la cultura griega, su estética y pensamiento fue siempre una constante. Pero Roma además constituye el escaparate y referente para prácticamente todas las provincias que conforman su basto imperio. Las élites más selectas hacen gala de su opulencia y, en muchos casos, también de los gustos más sibaritas y extravagantes, tomando como referente más inmediato a la propia familia imperial. Su expansión lleva implícita la aculturación de numerosos aspectos sociales y religiosos y el flujo comercial, establecido con todas estas áreas, va a propiciar el trasiego de productos exóticos de muy diversa índole.

En nuestro caso concreto se trata de un tipo muy específico, de ánforas, empleadas en el transporte y comercio de productos desde oriente próximo. Las llamadas “Carrot-shaped amphorae”, de clara tradición fenicia, se caracterizan por su formato tan característico que prácticamente las hace inconfundibles. Con una capacidad que estimamos en unos 2-3 litros. Diversos autores coinciden en comparar su perfil con el de una zanahoria. El cuerpo, de clara tendencia cónica y base apuntada, presenta una sucesión de acanaladuras horizontales desde la base hasta prácticamente la boca. Esta es redondeada, de cuello corto, y abombamiento en la zona superior donde se sitúan dos asas de argolla para su suspensión. 

Todo parece indicar que su origen podría encontrarse en el área Sirio-Palestina. En cuanto a su dispersión son especialmente abundantes en las provincias de Britannia, Germania, Gallia y en varios puntos asociados con los primeros campamentos militares. También Hispania fue receptora de este tipo de envases y su presencia se ha constatado en la antigua Barcino (Barcelona), el campamento de Pentavonium en Rosinos de Vidriales (Zamora), Segobriga (Saelices, Cuenca) y los recientes hallazgos de Mérida o la villa romana de “La Vega” (Puebla de la Calzada, Badajoz).

En lo referente al posible contenido se ha llegado a plantear que pudiera tratarse de un producto exótico tan apreciado como los dulces dátiles o incluso algún tipo de frutos secos apreciados por los gustos más exquisitos como ya apuntó Loeschke (1942). El hallazgo de un ánfora, con dátiles carbonizados en su interior, en un establecimiento comercial de la antigua Avenches (Suiza) es sin duda uno de los testimonios más importantes documentados hasta la fecha. Otra posibilidad sería la de incorporar distintas frutas y frutos secos: higos, ciruelas o como decimos, el apreciado dátil originario del Alto Egipto y Sudán. Una de las “conservas” más populares y afamadas en la antigua Roma fue el denominado garum, elaborado a partir de vísceras fermentadas de pescado, y que fue empleado de forma habitual en la condimentación y acompañamiento de los distintos platos.

Pero el hallazgo de Mérida presenta además una circunstancias más llamativas. En realidad se trata de cuatro ánforas Carrot, fragmentadas y encajadas una dentro de la otra, hasta formar el denominado tubo de libaciones utilizado para verter los líquidos ofrecidos al difunto en el más allá. Hasta conseguir la longitud necesaria de esta especie de embudo sería preciso el empleo de estos tres envases, de  proporciones prácticamente idénticas, y encajados uno dentro del otro.

Varios fragmentos más, correspondientes a este mismo tipo de ánfora, fueron hallados en superficie en la villa romana de “La Vega” (Puebla de la Calzada, Badajoz). Un asentamiento rural descubierto en la década de los años 70 del que tendrían conocimiento los maestros locales quienes a su vez lo comunicarían al entonces director del museo arqueológico de Badajoz, D. José Álvarez y Sáenz de Buruaga. El hallazgo en esta parcela agrícola de un interesante mosaico geométrico, firmado por el mosaista: EXOFFICINA DEXTERI, propiciaría la excavación y extracción de este singular pavimento. Años después (1999) los trabajos de nivelación en este mismo yacimiento propiciarían el afloramiento de numerosos materiales cerámicos entre los que se encontraban estos fragmentos de ánfora Carrot que ya publicamos en 2015.   

 Bibliografía.

Cebrián Fernández, R. y Hotelano Uceda, I. (2017) “Carrot amphorae y otras ánforas de origen sirio-palestino procedentes de un contexto vespasianeo de Segóbriga (Saelices, Hispania Citerior)”, Spal 26, pp. 151-186.

Almeida, Rui R. de y Jerez Linde, J. M. (2015) “Ânforas “Carrot” em Avgvsta Emerita e “La Vega” evidência de um consumo exótico (mas não singular) na Lusitânia interior”, Al-Madan online, pp. 6-30.

Jerez Linde, J. M. (2011) “La villa romana de «La Vega»”, Revista de feria y fiestas patronales de Montijo, pp. 59-63, fig. 9.

Fuente: J.M.J.L.

 

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