POR SILVESTRE DE LA CALLE GARCÍA, CRONISTA OFICIAL DE GUIJO DE SANTA BÁRBARA (CÁCERES).
Si hay un animal al que se asocia inmediatamente con la Sierra de Gredos, es sin lugar a dudas la cabra montés, herbívoro que estuvo al borde de la extinción pero que constituye un maravilloso ejemplo del éxito la conservación y buena gestión llevada a cabo por guardas, cazadores y pastores.
Hoy en día, la cabra montés constituye un auténtico recurso natural renovable y aprovechable para la Sierra de Gredos del que se benefician los propietarios de los terrenos gracias a su caza y los pueblos del entorno gracias al turismo que llega para admirar a estos bellos animales en su entorno, el cual debe ser también conservado para que la especie siga existiendo.
La cabra montés ibérica (Capra pyrenaica), es un mamífero artiodáctilo (de pezuña partida) perteneciente a la familia de los bóvidos y a la subfamilia de los caprinos.
Se trata de un mamífero de tamaño medio alcanzando las hembras un peso variable entre 35-45 kilos mientras que los machos alcanzan los 80-90 kilos, pudiendo superar los 100.
El pelaje es pardo homogéneo en la hembra, presentando en el caso de los machos manchas negras características.
Sin duda alguna, la característica más sobresaliente de la especie, son sus cuernos. Las hembras presentan unos pequeños cuernos finos y rectos que con el paso de la edad se van curvando levemente hacia atrás. Rara vez superan los 20 cm de longitud.
En los machos, los cuernos son mucho más grandes y gruesos, adquiriendo formas variables según la zona, aunque el macho montés de Gredos, presenta una preciosa cuerna en forma de lira con un perímetro en la base de unos 25 cm y una longitud que puede llegar al metro.