POR MANUEL LÓPEZ FERNÁNDEZ, CRONISTA OFICIAL DE VILLANUEVA DEL ARZOBISPO (JAÉN)
Es amplio el tiempo desde que conocí a José, Pérez, Pepe “el de la Alsina”. Cuando pensamos, hace numerosos años, en realizar un video sobre la Cañada de la Madera, con los alumnos del Colegio “Ntra. Sra. de la Fuensanta”, fue con Pepe con quien quedamos, para en un todoterreno, nos acompañó con varios alumnos y nos mostró, lugares, flora, fauna y vecinos de los numerosos cortijos que nos contaron su modo de vida, las ventajas e inconvenientes de vivir aislados, sus tareas diarias y las costumbres heredadas de sus mayores.
En este último año, hemos visitado los puentes construidos sobre el río Guadalquivir en el término de Villanueva del Arzobispo. De nuevo aparecen los nombres de lugares, la flora, las rocas donde los buitres tienen su refugio, o los vados utilizados para el paso de ganado o personas, cuando lo permite el caudal del río.
.- En nuestra larga charla, nos habla de su infancia en el cortijo de la Cañada, resalta los numerosos años de las primeras letras, y el cambiante lugar o cortijo, en donde los “maestros” , no titulados, enseñaron a numerosos niños, y algunos mayores, las primeras letras y las operaciones aritméticas, “las cuatro reglas”, .
Nací en 1946 en la Cañada de la Madera, en un lugar llamado “Barranco del Oso”; posteriormente mis padres se trasladaron a otro cortijo “Haza del Fresno”, propiedad de D. Adolfo Carrillo, de profesión dentista. En este lugar fui muy feliz. No nos faltó de nada. El cortijo tenía una buena huerta donde recolectábamos toda clase de verduras y frutas. Había que trabajar bastante, pero era muy gratificante.
Cuando tuve tres años mis padres me pusieron en la escuela, ya que no querían que fuese analfabeto como ellos y se empeñaron para que aprendiese a leer y escribir. La escuela estaba en un sitio por donde pasa la carretera de la Cañada de la Madera y la llamábamos “La Escuelilla”. Me recogía “el maestro”, que daba las clases particulares, cuando pasaba por la puerta de nuestro cortijo. El maestro se llamaba Antonio Martínez Martínez. Mi madre me confeccionó un uniforme de rayas azules. Después la escuela la trasladó a un sitio llamado La Herrera. Pagábamos cinco pesetas al mes. Con este maestro estuve unos nueve años.
Después me cambiaron mis padres con otro maestro, muy bueno, Matías Yeste López, era de Villanueva, donde vivía. La escuela la tenía en un lugar llamado “El Molinillo”. Eramos bastantes alumnos los que acudíamos a su clase, Juan Isaac, Miguel, Manuel Medina y otros muchos que por desgracia ya no están entre nosotros. También asistimos a la escuela en otros lugares “El Puntal y el Puente de la Gorda, en su cortijo, en unas cámaras que aún existen. recibíamos las enseñanzas del “maestro” Matías”.
.- Pepe evoca con sus gestos a sus maestros y lugares de la escuela, nos trasmite la voz y la imagen de cada uno de ellos, así como de los numerosos compañeros. Antes de entrar en otra época de su escuela, quiere recordar el ayer de la enseñanza: los materiales, libros, castigos, y actitudes.
“ En la escuela no disponíamos de ordenadores, tablet, ni ordenadores. Teníamos que llevar una pizarra y el pizarrín para escribir, así como su tintero y su pluma con un mango de madera; el pupitre una tabla de madera, llevábamos la silla para sentarnos, que se quedaba en la escuela. Los libros iban cambiando según avanzábamos. Empezábamos con Rayas, Manuscrito, Guía del Artesano, Lecturas de Oro, Europa, Países y Mares, más la Enciclopedia Álvarez de 1º y 3º grado. Con estos libros aprendíamos maravillosamente. Cantábamos la tabla de sumar, restar, multiplicar y dividir., todos los día antes de irnos a la casa. Recuerdo que tenías que leer la lección de los libros y si te equivocabas, llegaba la palmeta o el castigo de rodillas, con chinas, y la cara apoyada en la pared sujetando una perra gorda…No podías decir nada a tus padres, ya que ellos te caneaban también. Cuando mi padre iba a preguntarle al maestro-¿Cómo va el zagal? Y le decía -”me conformo con que me dé el pellejo para echar aceite-; menudos vuelos le daba al maestro, igual que ahora; no pueden los maestros ni mirar a los alumnos, porque tienen la denuncia encima. No hay respeto hoy en día. ¡Así nos va!
.- Tras estos recuerdos y opiniones sobre la vida escolar en la infancia, con maestros, sin titulación , pero que fueron apóstoles de la escuela, llegan a la enseñanza reglada.
“ En el año 1965, íbamos por la noche a clase, con unos chicos que nos daban clase en las escuelas de la Cañada, que fueron construidas en el año 1960. Los maestros comían cada día en el cortijo de los que asistíamos a la escuela. Recuerdo sus nombres Eugenio Ríos Llarden que vivía en la calle, General Moscardó de Murcia y Rosario López Caballero en la calle Villanueva de Madrid: con estos maestros finalizo mis estudios con el diploma de Estudios Primarios. Cuando estuve haciendo la mili en Madrid, tuve ocasión de visitar a la maestra”.
.- Cuando pido a Pepe que me escriba algún nombre o lugar desconocido, compruebo una caligrafía primorosa, como sacada de acta notarial. Me agrada enormemente la labor que realizaron aquellos maestros de cortijos.
.- Alternaba la escuela con el trabajo en el campo, cogiendo aceituna, en verano segando y trillando con los mulos en la era y después limpiar el grano y encerrar la paja.
Pido a Pepe el itinerario para conocer esta parte de la Sierra de las Villas, en la Cañada de la Madera.
“ La Cañada está llena de vida es prolífica en fuentes de agua potable; la Fuente de Torafe en el cortijo de Juan Ramón y la de Los Arrieros, un agua buenísima. Voy con frecuencia a aprovisionarme de agua a esta fuente. Tienes que visitar la ermita de Jesús del Monte, la fuente de los Avellanos, y tomar un sendero que sube hasta el Collado de la Tobillas, continuando para salir al Collado del Ojuelo, que desemboca en la carretera de las Villas, para alcanzar la Cueva del Peinero, seguir por el Pantano de la Fresnedilla, para salir, bien por Mogón, Villacarrillo y Villanueva. Si quieres llegar a Villanueva,lo puedes hacer por la carretera del Tranco, Puente de los Agustines hasta la localidad. La distancia que hay, y la he recorrido varias veces, hasta Villanueva es de 100 kilómetros. Puedes disfrutar de unas vistas espectaculares y recomiendo hacer esta ruta”.
.- Los cortijos quedan vacíos de sus gentes que marchan a los pueblos cercanos, algunas costumbres del ayer se olvidan.
“ Son numerosas las costumbres que han cambiado en la zona. Aquellos tiempos que todos los cortijos estaban llenos de gente con numerosos críos, hasta unos cincuenta. Todos los matrimonios tenían cinco o seis hijos. Hacíamos las luminarias en la era para Navidad, el día de San Blas, la Candelaria, Santa Lucía y para que nos conservara los animales a San Antón. Recuerdo con gran nostalgia, cuando hacíamos “la matanza, de uno o varios cerdos”. Aquello era una fiesta, nos juntábamos toda la familia para hacer las morcillas y los chorizos, que siempre salían riquísimos. Duraban para todo el año y no se echaban a perder, los manteníamos en aceite y cuanto más tiempo pasaba, más ricos estaban”.
.- En nuestros recorridos por esta zona, he escuchado a Pepe, contarme anécdotas o hechos sucedidos en una de sus aficiones, la pesca.
“ La pesca ha sido uno de mis deportes favoritos, pero nunca he participado en las distintas competiciones celebradas en el Guadalquivir. Siempre se me ha dado bien y he capturado muy buenos ejemplares de trucha común, la que llamamos “de las pintas rojas”. Utilizaba la cucharilla y la mosca. Nos autorizaban a pescar 10 truchas en el coto y 20 en la zona libre. A pesar de faltarme una pierna, caminaba por largas y empedradas zonas, o con el agua hasta la cintura. Unas veces iba solo a pescar, otras en grupos de amigos, venían al Guadalquivir numerosos pescadores de la provincia de Albacete.
Hace años dejé esta afición, cuando empezaron con la pesca sin muerte, pero también es que fui perdiendo agilidad para desplazarme por los senderos que nos acercaban al río”.
Uno de los motivos de abandonar la Cañada, fue “cumplir con el servicio militar”.
“ En enero de 1967, ingresé en el Ejército. En el C.I.R. número 1 de Colmenar Viejo estuve en el periodo de campamento. Ayudaba a varios amigos de Villanueva a escribirles las cartas a sus novias, ya que no sabían escribir. También ayudamos, aportando dinero para que Juanito, pudiese trasladarse en avión a Barcelona, donde su mujer acaba de dar a a luz. En este periodo de campamento coincidí con José María Fernández, que ha fallecido;la rutina era la instrucción, la cocina y las imaginarias.
Después me destinaron a Trasmisiones de Prado del Rey y finalicé en Alcalá de Henares, como Jefe de un Central de Teléfonos.
Al licenciarme volví de nuevo al cortijo”.
.- Su vida estuvo marcada por el ingreso en la Guardia Civil. Tanto en este tema como en el tema de “la mili”, Pepe nos narra las fechas exactas de ingresos y traslados.
“ La Guardia Civil me atraía desde pequeño. Cuando llegaban al cortijo, en sus correrías, me acercaba a la pareja de guardias, mi padre firmaba, como que nos habían visitado. Antes de la Academia, ya me había estudiado los numerosos artículos y reglamentos. En 1970 ingresé en la Academia de la Guardia Civil., que estaba en Úbeda. Era como una segunda mili, pero con numerosas clases sobre un temario, que no me costó aprender, por mi estudio en el cortijo. Tras un periodo de cinco meses de aprendizaje, ingresé en la Comandancia de Tarragona en la localidad de Segur de Calafell, donde permanecí casi un año. Solicité Murcia y me trasladé a Cabo de Palos (Manga del Mar Menor). El 31 de diciembre de 1971, tuve un fatal accidente, en el que perdí la pierna izquierda. Era un control rutinario, un automóvil no respetó un ceda el paso y me golpeó fuertemente la pierna. Causé baja en la Guardia Civil, me indemnizaron y regresé a Villanueva.
Noté las limitaciones, pero pude continuar haciendo pequeños trabajos de electricidad , que me apasiona”.
.- Forma parte de la vida de numerosas personas, con las que ha coincidido casi a diario, por ser el responsable de la venta de billetes de los diferentes autobuses, Alsina Graell, que paraban en la localidad, con destinos diversos, Úbeda, Jaén…más de treinta años, recordando especialmente el periodo de la Covid.
“Empecé a trabajar en la Alsina en 1984, reemplacé a Alejo que se jubiló. Primeramente en el apeadero del Cepo. Me encargaba de vender los billetes a los viajeros y anotar los numerosos paquetes que llegaban para los comercios, que los distribuía Esteban en su carromato. También recogíamos paquetes que los comerciantes o profesionales enviaban a Granada, Úbeda y a otros destinos.
Posteriormente estuve en la estación del Hotel Torres I, en la Empresa Alsina Graell Sur, ya que requirieron mis servicios y acepté en el año 2003; estuve hasta el año 2021, en el que el 31 de mayo se cerró el apeadero por la pandemia. He conocido y tratado a personas de todas las escalas sociales.
Durante varios veranos estuve en la recepción del Camping de “La Pascuala”, en Coto Ríos, en pleno Parque Natural de Cazorla. Segura, las Villas. Eran numerosas las personas que llegaban desde Valencia, Córdoba, Alicante… bien en caravana o tiendas de campaña. Fue un trabajo muy interesante por las amistades que hacías con todos los que acampaban; familias con los hijos pequeños que disfrutaban de esta maravilla”
.- Pepe es persona que transita a diario por las principales vías y calles de la localidad, especialmente la Plaza Mayor, por lo que dispone de un rico bagaje del acontecer de la localidad, cultura, tradiciones…
“La aportación cultural en Villanueva, de momento, mi impresión es excelente. Se han publicado numerosos libros por autores locales, tratando temas variados, que siempre debemos agradecer y consultar. Una excelente y amplia Biblioteca, con una asistencia y peticiones de libros, y gran demanda. Además de la lectura, el préstamo y consultas de información, hacen que sea un lugar de gran aceptación por los vecinos.
Villanueva ha tenido excelentes instalaciones de cine y teatro. La construcción del Teatro Cine Regio, dadas sus características lo podemos considerar como fabuloso. Son numerosos los eventos de representaciones de obras teatrales; son varios los grupos de teatro de Asociaciones, que cada año celebran semanas completas de representaciones. Por su escenario pasan numerosos grupos de toda la provincia: se proyectan los últimos estrenos de cine; las Agrupaciones Musicales ofrecen conciertos de temática diversa, celebrando ampliamente la festividad de Santa Cecilia…
En cuanto a las tradiciones, el paso del tiempo, ha modificado algunas o suprimidas otras. Recuerdo las noches de verano cuando nos salíamos a tomar el fresco a la puerta, en nuestras sillas, charlábamos con todos los vecinos con gran cordialidad. Te dejabas la puerta de la calle casi siempre abierta y nadie era capaz de entrar, sin llamar. Igual que ahora , que con llave y cerrojo sirven para protegernos de posibles robo. Esta costumbre, creo yo, que jamás se recuperará”..
– En estos días, el tema de conversación suele finalizar casi siempre, con el tema de la Dana, que ha afectado España, con mayor fuerza en Valencia, por lo que indico a Pepe, que puede servir su reflexión para este cierre de sus vivencias.
“ Es una verdadera pena, que un gran número de personas en las diferentes ciudades se haya quedado sin nada. La respuesta y generosidad de Villanueva como la de otros pueblos ha sido fabulosa.
Creo que esta gran tragedia no se borrará de la mente de ellos, con pérdidas incalculables y con el dolor que nos acompaña a nosotros. Se necesita una gran ayuda para que las personas y empresas se recuperen”
Dejamos nuestra amplia charla con Pepe, fiel y sabio compañero, a veces como conductor, para conocer los rincones y paisajes de nuestras sierras; mostrarnos la flora, la fauna, los lugares donde mejor se recogen los espárragos, granadas o caquis: el rumor de las fuentes, la devoción a Jesús del Monte y el nombre de cortijos recónditos en caminos de difícil acceso. Nos queda seleccionar y ordenar las últimas fotos de los Puentes sobre el Guadalquivir. Gracias por tu disponibilidad siempre..
FUENTE: M.L.F.