JOSÉ MANUEL JEREZ LINDE, CRONISTA OFICIAL DE LA E.L.M. DE GUADAJIRA (BADAJOZ).
Resulta obligado volver a las fuentes clásicas para tratar de interpretar muchos de los motivos decorativos que han llegado hasta nuestros días, además de forma muy fragmentaria, y que en la mayor parte de los casos requiere de un lento proceso de documentación. A veces es complejo llegar a discernir entre mito y realidad como en el caso que hoy nos ocupa. ¿Se trata de un relato alimentado por los autores clásicos? En la Iliada de Homero, en el transcurso de la guerra que mantuvieron griegos y troyanos, estos últimos vieron reforzada su lucha con la presencia de las “varoniles amazonas” cuyo origen parece establecerse en Asia Menor según el historiador Heródoto. Las fuentes escritas ensalzan su destreza y habilidad en el arte de la guerra y también con la monta a caballo o el tiro con arco, que sorprendentemente nos recuerda a los ágiles jinetes mongoles.
A través de la iconografía podemos reconocer además, toda una serie de connotaciones o atributos que son determinantes para su identificación. Una de las imágenes, más inmediata, con la que asociamos a estas guerreras es el hecho de mostrar la desnudez de uno de sus pechos. La leyenda nos habla de la cauterización de uno de los pechos, durante la infancia, para facilitar así el punto de apoyo de la flecha. Desde el punto de vista artístico conocemos algunas representaciones, sobre todo escultóricas, que recrean el mito de estas aguerridas mujeres que visten el xitón dórico o túnica corta y dejan al descubierto uno de los senos.
Algunos relieves como los frisos que decoraban el mausoleo de Halicarnaso (Turquía) están inspirados en esta lucha protagonizada por griegos y amazonas, y que comúnmente llamamos amanzonomaquia. Pero sin duda alguna el “leitmotiv” del gremio de artistas y escultores fue la recreación de la amazona herida que inmortalizó el magistral Policleto (s. V a. de C.). A este respecto conviene destacar la extraordinaria escultura procedente de Écija (Sevilla) que sigue de cerca los cánones de este mismo escultor. Igualmente la destacada colección de obras que alberga el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles, con esta misma temática, y que reflejan distintos estados del dolor en estas guerreras representadas en posición yacente e incluso ecuestre.
Pero también algunos de los objetos más cotidianos y estandarizados, caso de las lucernas para la iluminación, recrean este mismo asunto. En la serie que hemos reunido, el motivo que ocupa el disco, muestra el momento en el que una de las amazonas asiste a su compañera herida sujetándola bajo las axilas. Completa la escena una serie de escudos elípticos, en forma de pelta, y también dos hachas de doble filo –labrys- que determinan el carácter belicoso de los personajes representados. Entre los ejemplares con esta misma decoración se encuentra la lucerna fragmentada conservada en el museo Thorvaldnsens (Dinamarca) y cuya forma se corresponde con la tipología propuesta por Loeschcke I-B de pica triangular. Conocemos también otro fragmento procedente del campamento de Neuss (Alemania) situado en el llamado Limes Germanicus. También en Mérida se han documentado al menos dos lucernas fragmentadas, con este mismo esquema decorativo, y que se conservan en el Museo Nacional de Arte Romano (MNAR). Por último mencionar el fragmento de disco localizado en el llamado “Balcón de Extremadura” de Lobón (Badajoz). Este último asociado con materiales de época romana republicana: lucernas, cerámicas de paredes finas, fíbulas, etc., etc. Materiales y representaciones en definitiva que siempre nos vuelven a remitir a los antiguos relatos del historiador y geógrafo Heródoto.
Bibliografía:
Vegas, M. (1966) “Motivos decorativos en lucernas de disco romanas: sus antecedentes y paralelos”. Pyrenae, nº 2.
Rodríguez Martín, F. G. (2002) Lucernas romanas del Museo Nacional de Arte Romano (Mérida), Monografías Emeritenses 7, Madrid.
FUENTE: J.M.J.L.