POR POR JOSÉ MARÍA GOLDEROS, CRONISTA OFICIAL DE GRIÑÓN (MADRID)
La Navidad es una de las celebraciones más importantes en todo el mundo. Sin embargo, el origen de la Navidad siempre originó una gran discusión. Si bien cada 25 de diciembre se conmemoraba el nacimiento de Jesús. numerosos historiadores han señalado que Jesús nació en abril o mayo, y otros dicen que fue en septiembre u octubre. Se cree que Navidad, en un principio era una fiesta de origen pagano, debido a que entre el 17 y el 23 de diciembre se celebraban las Saturnales, una festividad en honor a Saturno, dios de la agricultura y la cosecha. Esa semana coincidía con el solsticio de invierno, el período más oscuro del año y en el cual el Sol sale más tarde y se pone más pronto. Plenamente en agricultura y cosecha para los antiguos agricultores de Griñón, acertaban de pleno con la festividad de las saturnales.
Pero cuando llegaban siglos más tarde estas fechas de Navidad en la aldea de Griñón, siempre evocaban el pasado a punto de finalizar, volviéndonos nostálgicos al conmemorar, todos, a familiares y amigos, aquellos que ya desaparecieron. Durante la Edad Media se celebraban numerisísimas fiestas religiosas, pero también otras muchas coincidiendo con los ciclos agrarios. En efecto todo ello, incluso las cofradías gremiales, asociaciones y hermandades, organizadas preferentemente por grupos de vecinos conservando antiguas tradiciones locales inmemoriales cualquiera que fuese su origen, todas ellas de creación fuertes lazos, además de suponer, en las mentes de los hombres y mujeres, como aquellos que daban la bienvenida a las estaciones. La Edad Media fue un periodo denso y creativo en los primeros siglos cuando el Vaticano perfecciono su calendario de celebraciones y lo armonizó con los ritmos estacionales y culturales. Ya conocemos que Navidad y natividad, a su vez significa natalicio que la recibió la Iglesia cristiana para negar el paganismo. Así la Iglesia primitiva absorbía los ritos paganos que celebraban de manera especial como el nacimiento del sol. Es la fiesta más significativa del cristianismo. Ya se trataba nada más ni menos que del nacimiento de Cristo, que era la llegada de la “Navidad”. La Iglesia incorporó poco a poco los nacimientos hogareños, incorporado por san Francisco, uniendo poco después los villancicos a las costumbres, el punto culminante de las celebraciones. La época medieval fue conformando el espíritu de la Navidad, constituyendo el origen de la leyenda. De todas estas cuestiones, fueron calando en el minúsculo caserío de Griñón de entonces.
Unos siglos más tarde los griñonenses del lugar ya conocerían esta festividad plenamente cristiana. Los sencillos instrumentos populares, y algún otro tambor, sin olvidar a las chirimías que en otros rincones de la región y el recuerdo del rabel se desdibujaba sólo en la memoria de los mayores; así lo principal y en solitario para la Nochebuena era la zambomba. La evidencia más temprana de la preocupación por Navidad se encontraba en Alejandría, por el año 200. cuando Clemente de Alejandría indica que ciertos teólogos “muy curiosos” asignan no sólo el año sino también el día real del nacimiento de Cristo en el vigésimo octavo año de Augusto. Desde 221, en la obra de Sexto Julio el Africano popularizó en efecto el 25 de diciembre como la fecha del nacimiento de Jesús. Para la época del Concilio de Nicea en 325, la Iglesia Alejandrina ya había el papa Julio I que pidió en 350 que el nacimiento de Cristo fuese celebrado el 25 de diciembre, lo cual fue decretado luego por el papa Liberio en 354 D de C.
En 1208, como apunto antes, la aldea de Griñón, aparece citada en diversos documentos. Por la época de siglo XIll Griñón contaba ya con numerosos vecinos, es decir destinados a conservar antiguas tradiciones locales practicadas desde tiempos anteriores.
FUENTE: EL CRONISTA