POR GOVERT WESTERVELD, CRONISTA OFICIAL DE BLANCA (MURCIA)
El término inadecuado “Moriscos” y la verdadera identidad de los habitantes de Blanca y el Valle de Ricote.
En el estudio hecho por fray Pereda encontrará con frecuencia el término “Moriscos”. Sin embargo, cuando se trata de los habitantes de Blanca y de los demás pueblos del Valle de Ricote, este término no solo es incorrecto, sino completamente inapropiado. En su momento, el gobierno de Felipe III asumió de manera simplista que todos los musulmanes que vivían en España eran simplemente cristianos nuevos, sin considerar el contexto histórico y legal específico. La realidad, sin embargo, era mucho más compleja. Los habitantes del Valle de Ricote, conocidos como mudéjares, se habían convertido voluntariamente al cristianismo en 1501. Esto significaba que, según la ley, eran considerados “cristianos viejos,” una categoría que queda claramente evidenciada en los documentos que se presentan al final de este libro. Fue solo posteriormente, cuando los Reyes Católicos decretaron el bautismo obligatorio para todos los musulmanes restantes, que surgió la categoría de “cristianos nuevos.” El término “Moriscos” se aplicó a este grupo posterior de musulmanes convertidos, pero no era aplicable a los mudéjares del Valle de Ricote, quienes ya habían realizado esta transición de manera voluntaria.
Las raíces de los mudéjares en Blanca y el Valle de Ricote
Los mudéjares de Blanca y los pueblos circundantes habían habitado esta región desde el siglo XII. España era su patria, no simplemente un lugar de refugio. Sin embargo, este vínculo histórico fue ignorado, y el término “Moriscos” —que no aparece en los registros bautismales de Blanca entre 1565 y 1613— se convirtió en una invención deshumanizadora de ciertos funcionarios que estaban más interesados en los beneficios económicos que en el bienestar de la población local. No es casualidad que el duque de Lerma, uno de los hombres más poderosos de su época, obtuviera enormes ganancias con la venta de los bienes de estos supuestos “Moriscos.” Sus actos contribuyeron significativa-mente a su reputación como una de las figuras más corruptas de la historia de España. Aunque yo mismo y otros autores a veces utilizamos los términos “mudéjares” y “Moriscos” de manera intercambiable —como es habitual en muchos libros de historia—, la verdad es diferente. Los musulmanes del Valle de Ricote no eran “Moriscos,” sino cristianos viejos con los mismos derechos que cualquier otro ciudadano español. Que estos derechos fueran ignorados sigue siendo un ejemplo doloroso de la injusticia de aquella época.
Una investigación exhaustiva sobre la expulsión
La Iglesia y varias otras instituciones en Murcia hicieron todo lo posible para evitar esta injusta expulsión. Gracias a sus esfuerzos, muchos habitantes del Valle de Ricote lograron quedarse, a pesar de los decretos oficiales. Sin embargo, aproximadamente el 25% de la población fue obligada a embarcarse hacia Italia u otros países. Además, otros miembros de las familias abandonaron Blanca para establecerse en otros lugares. Como resultado, de los 1.000 habitantes originales, solo quedaron alrededor de 200 en el pueblo. Esto significa que aproximadamente el 80% de la población desapareció, un porcentaje extremadamente alto para la época, lo que causó un profundo dolor familiar. Pueblos como Blanca eran en aquel tiempo comunidades muy unidas, con fuertes lazos familiares que fueron cruelmente desgarrados por la expulsión.
Cinco largos años
He dedicado cinco años de mi vida al estudio de la expulsión de los musulmanes de Blanca. Durante esta investigación, recibí una ayuda inestimable de diversas personas, entre ellas Juan Bartolomé Romero Díaz de Murcia, quien me proporcionó numerosas transcripciones de documentos oficiales, y Ángel Ríos Martínez, cronista oficial de Blanca. Emilio Palazón Cano, también de Blanca, me permitió acceder a registros de bautismos y matrimonios de esa época, mientras que el sacerdote Jesús Ruiz Gómez me asistió en todo lo posible. Fue un verdadero milagro que Blanca aún conservara tantos documentos y registros antiguos, almacenados en una simple caja de madera. Afortunadamente, gracias al esfuerzo del cronista Ángel Ríos Martínez, se logró obtener de inmediato un armario metálico ignífugo para proteger este valioso patrimonio.
Una red de conocimiento y colaboración
Entre 1997 y 2002, mantuve un contacto semanal con el profesor Juan Torres Fontes, uno de los historiadores más prestigiosos de Murcia. Su profundo conocimiento de documentos antiguos y su vasta experiencia fueron invaluables para mi trabajo. Además, conté con la colaboración de numerosos expertos, lo que culminó en un libro monumental de más de 1000 páginas. Esta obra, con un prólogo del experto en moriscos, el profesor Marqués Villanueva de la Universidad de Harvard, sirve como base para el libro que ahora tiene en sus manos.
La estructura de esta aportación en facebook
El estudio que estoy presentando no es un resumen extenso de mi obra anterior, sino más bien una cuidadosa selección de algunos puntos clave y hallazgos de ella.
Mi objetivo no era crear una versión abreviada del trabajo original, sino presentar aspectos específicos de la historia de Blanca y el Valle de Ricote de manera más accesible. Esta selección ofrece al lector una visión concisa de los temas más relevantes, con un énfasis especial en destacar la situación histórica única y la verdadera identidad de los habitantes del Valle de Ricote.
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