POR JOSÉ LUIS ARAGÓN PANÉS, CRONISTA OFICIAL DE CHICLANA DE LA FRONTERA (CÁDIZ).
El pasado miércoles, un grupo de profesores de la Asociación Gaditana de Jubilados Docentes, nos visitaron de nuevo con el propósito de pasar, en una mañana fría y nubosa, una agradable jornada cultural y realizar el itinerario de la «Ruta romántica» que desde hace solo unos meses –el 6 de agosto de este año– quedó inaugurada. Estuvieron acompañados por el historiador chiclanero, Diego Benítez Mota –coautor de la ruta–, que fue narrando y describiendo cada uno de los hitos de la ruta desde diversos vértices: artístico, literario y político.
El recorrido se inició en la plaza de Andalucía, junto a la antigua «Escalereta», tras unas palabras de presentación del historiador –por parte de este cronista– y una breve introducción al Romanticismo y a la entonces villa de Chiclana. El primer personaje fue Juan de Dios Álvarez Mendizábal (1790-1853), chiclanero de adopción con raíces chiclaneras, como otros muchos gaditanos. La segunda figura, no de menos importancia que la anterior, correspondió a la escritora Frasquita Larrea (1775-1838), la primera romántica española como bien la definió el doctor Orozco Acuaviva. De la literatura se pasó a la política, rememorando el paso por Chiclana del coronel Rafael del Riego (1784-1823), símbolo de libertad ante el yugo opresor de la monarquía absolutista de Fernando VII (1784-1833).
De los lugares más emblemáticos de aquel proceso histórico, la plaza Mayor fue testigo callado donde el pueblo de Chiclana escuchó los artículos de las constituciones de 1812 y de 1837. Junto a ella, edificaron sus casas los famosos diestros románticos chiclaneros Francisco Montes Reina, «Paquiro» (1804-1851) y su alumno José Redondo Domínguez, «El chiclanero» (1818-1853). Ambos, elevados a los altares del romanticismo por poetas y escritores españoles y extranjeros que los convirtieron en símbolos inequívocamente románticos.
La ruta continuó con la visita a la plaza de la ermita del Santo Cristo de la Veracruz –la más antigua de la villa– y la leyenda de «El judío errante» que renombró en su novela «La estrella de Vandalia» nuestra convecina en diversas etapas de su vida, Cecilia Böhl de Faber (1795-1877), comparando por su semejanza, nuestro Cristo de la Veracruz con el de la calle de la Amargura, que describe la leyenda.
El siguiente hito nos sitúa en la histórica plaza de Ntra. Sra. de los Santos, en pleno corazón de la villa, en donde se encontraba la Casa de Matanzas en el periodo románico. Allí tuvieron sus casas los famosos diestros José Cándido Román (1734-1771) y su hijo Jerónimo José Cándido (1770-1839); en el corral de los toros «Paquiro» realizó sus primeros lances de torero.
Siguiendo la calle de Bailén, en honor a la célebre batalla contra el francés en 1808, y subiendo la cuesta del marqués de las Hormazas, se hizo parada para admirar y conocer la historia de los edificios de Brake construido a partir de 1826 por María Dolores Llorente –madame Liné–, dos antiguas casas que convirtió en un balneario –el pozo de Brake–, un lugar de peregrinación de pacientes con dolencias que eran sanadas gracias a sus aguas cloruradas-sódicas-sulfurosas.
Y para poner el punto final a la ruta, visitaron la coqueta plaza de Patiño y la calle de la Corredera Alta, donde se ubican el busto del poeta y la casa natal del dramaturgo Antonio García Gutiérrez (1813-1884), respectivamente. Con la referencia del poeta, arquetipo y símbolo de los más claros valores del romanticismo español, se dio por terminado el paseo e itinerario cultural, romántico y poético de la antigua «leal e invicta noble villa» de Chiclana.
Foto, Amelia Amor: El grupo posando ante la magnífica portada barroca del convento e iglesia de Jesús Nazareno, en la calle del marqués de las Hormazas.
FUENTE: https://www.facebook.com/photo/?fbid=3899262140330178&set=a.2850714261851643