POR JESÚS MANUEL LECHÓN MELÉNDEZ CRONISTA OFICIAL DE LA VILLA DE CALAMOCHA (TERUEL)
En 1970 se estrenó la película de Carlos Saura El Jardín de las delicias en algún momento del rodaje un pequeño tren con ritmo pausado y sin detenerse, parsimoniosamente paso por la Estación Calamocha Vega, la Vieja, para que todos nos entendamos, asomado a la ventanilla, el recordado gran actor José Luis López Vázquez saludo a la madre del autor del libro, quien se había vestido de un modo elegante esperando que por alguna razón el tren se viese obligado a parar. Pero no fue así. El jefe de estación, el padre y esposo no encontró escusa alguna para hacerlo, no hubo suerte.
El libro recoge los recuerdos de la niñez vivida por su autor en cuatro estaciones de tren, entre ellas la estación vieja de Calamocha 1969-1971 Medio centenar de páginas, son las que dedica a su vida en la villa y que conforman un pequeño tesoro, las vivencias de un niño que estaba despertando a la vida.
La vida en la estación, el huerto, el perro del guardia cojo, el Castillejo y sus cuidadores y veraneantes, la EFA, la Casa de Ejercicios, las Escuelas Viejas, con don Leandro despertando a la vida allí mismo en su primer día de clase cuando los llevaron a la iglesia al entierro de un compañero, (Pepito, muerto de cáncer de huesos) el curso que paso en los frailes en Burbaguena, “ en un ambiente destendido, todo cariño y delicadeza, una fiesta continua”, los viajes en tren con sus “buenos” amigos del Poyo y Fuentes Claras ida y vuelta cada día, ellos le dieron el título de “calamochino”. la semana santa, el cine, las fiestas de San Roque, las peñas, los toros, nadar en el rio, pescar las noches a la fresca cuando sacaban el sofá para ver la tele desde el andén… ver de tal modo la llegada del hombre a la luna debió ser algo tan extraordinario para su familia como para los mismos astronautas.
Un recuerdo muy especial de Doña Pili, la maestra de párvulos de su hermano y varios recuerdos de su amigo el Zagal del Molino, el escultor Luis López Gómez, a quien ayer le pase un par de pantallazos y tras varios wasap acabamos hablando por teléfono … Y otorgándole al autor ya de un modo serio y oficial el titulo de Calamochino. Luis, no paraba de recordar tras lo leído, estaba realmente emocionado. Me quedan un par de estaciones por leer, así que vamos allá… Muy recomendable.