NOTAS DE ABANILLA EN LOS AÑOS VEINTE DEL PASADO SIGLO
Ene 06 2025

POR FULGENCIO SAURA MIRA, CRONISTA OFICIAL DE FORTUNA Y ALCANTARILLA (MURCIA).

Por circunstancias de la vida este cronista amante de Abanilla, pueblo morisco, fecundo y bello donde crece la palmera y el rio  suaviza la aspereza de la tierra;  tuvo en sus manos, no ha mucho tiempo,    un periódico, “Renovación” , que se publica en Abanilla en los primeros  años  del siglo XX, periclitado ya,  con datos referibles al momento  y  que considera son de interés para ilustrarnos de unas secuencias  de la vida local en aquellos instantes   convulsos para la historia de España, y de nuestros pueblos  que siguen a la zaga su acontecer.

 Un periódico que aparece con  fecha de 1921 y donde la pluma de Silvio da razón de los eventos acaecidos en Fortuna y Abanilla,  delimitando,  de un lado el comienzo de la temporada de los baños en la primera y el sabor de las fiestas populares de Abanilla, como dos m eventos de disfrute. Señala que en estos pueblos la gente se divierte en sus fastos gozando de su impacto muy a tenor de los gustos de oriundos y forasteros. Y en realidad era de tal guisa  teniendo en cuanta la importancia de los baños en fortuna y  las fiestas del 3 de mayo de Abanilla dedicadas a la Santísima Cruz que organiza el Ayuntamiento con un tacto especial,  que se hace notar en la publicación y de ello hablaremos.

 Nos Interesa mostrar  el afán de sus escritores por delinear la importancia de nuestra villa frente a las desavenencias existentes en otros lugares aprisionados por las tensiones entre los bandos políticos, a veces caciquiles que llevaban a sus territorios la problemática del Gobierno de la nación, cosa que no podía ser de otra manera.

 En efecto España en el espacio de tiempo que impone la regencia de Isabel II Y Alfonso XIII, por sintetizar, pasa por tramos de angustia, motivados por las guerras carlistas como la referida a la guerra de Africa,  sin olvidar el impacto y deterioro al perder sus colonias en tiempo de la Generación noventayosista  en que Unamuno, Baroja, Azorín dejan paginas de melancolía al describir el contraste de la tragedia y a la vez de diversión que se vivía, de un lado  ante la muerte de nuestros héroes en allendes lugares y la presencia de fastos taurinos y musicales en Madrid, como si el pueblo se desentendiera de la tragedia patria, por otro lado reflejado en la obra de nuestros pintores en encuadres que motivan a la tristeza, al ver cómo las madres se abalanzaban sobre sus hijos enviados a Cuba o Filipinas. Y  así podríamos significar las preocupaciones por formar un gobierno moderado para regir el destino de España que, por el contrario, va a forjar un compendio de ministerios con personajes  de insignes políticos que se cambian ante las circunstancias adversas, que las hubo y muchas, motivadas no solo por la guerra exterior sino por los conflictos existente en el interior de la península, llámense de desintegración de la unidad nacional con referencias terroristas, cantonalismo o profusión de huelgas de trabajadores que preludian contiendas discriminadas.

Llámese lo que se quiera nuestra historia de finales de siglo XIX y principios del XX  es desgarrada y negra, se advierte en la obra de Goya y Solana, en el contraste de los efectos musicales de la opera y la zarzuela con los himnos populares que nos hablan del soldadito español y la tragedia de los “ Últimos de Filipinas”. No puede ser peor el panorama a su vez de los pueblos dirigidos por políticos   de uno u otro pensamiento, tanto de signo conservador como liberal o socialista, según las tendencias del momento. Los nombres de Francisco Silvela,  Cánovas del Castillo, Canalejas, Maura, Juan de la Cierva, ponen de manifiesta unas políticas a nivel nacional que dejarán huella a través de sus seguidores en distintas poblaciones.

Ello se patentiza en los embates entre unos y otros, enfrentamiento de alcaldes y ediles por mantener sus programas de gobierno según directrices superiores, que a veces no se adecúan a los intereses generales a los que hace referencia Ortega y Gasset en ese tiempo. Más aún cuando van emergiendo nuevos partidos de sesgo marxista, anarquista o del mismo Pablo Iglesias que sienta las bases de la Internacional trabajadora y la fundación de la Casa del pueblo en Madrid, sin duda motivaciones para crear nuevos litigios en sus integrantes y donde el anarquismo deja eventos de tragedia, a veces malogrados e inquietantes en sus naciones terroristas, que dieron con el asesinado de Cánovas o  el atentado que sufrieron Salmerón y Cambó en Barcelona en época de elecciones

UN SECRETARIO CONSERVADOR.

Pero aún en este desasosiego y clima vamos a ver personajes que se preocupan de la política como arte de servir al pueblo dejando intereses partidistas. Uno de ellos es el Secretario del Ayuntamiento de Abanilla Salvador Sánchez Fernández,  persona entregada a su oficio de escribano afecta a la localidad por su dedicación y buen, tanto por su bondad como su acercamiento a los menesterosos pendiente  siempre de sus problemas. Hombre justo y sabio sabe manejar sus mejores armas en su cargo y en sus relaciones con el  pueblo,  ejemplar en su oficio de ser fedatario del concejo, de sus acuerdos municipales, manteniendo la normativa legal. Que tal ha sido en la historia la raíz de este cargo vidrioso en el llamado escribano del concejo como orientador y asesor del alcalde en el desarrollo de sus funciones.

 En efecto Sánchez Fernando  no siendo oriundo de la villa se incorpora a la secretaria de este municipio en el año 1907, acomodándose a su cargo en buena lid con la Corporación que en el año que referimos estaba integrado por catorce concejales, de los cuales diez eran seguidores del tribuno Juan de la Cierva, conservador y dos liberales, siendo alcalde D. Julio Atienza Yague con tres Tenientes de alcalde: José Antonio Lillo Tristán, Francisco Martinez  Ibáñez e Ignacio Ruiz Vives. En calidad de Síndicos  don Francisco Ruiz Peñaranda y José Alonso Tortosa, siendo concejales los Srs. Don Antonio B. Marco Riquelme, don Francisco Riquelme Lajara, Riquelme Ramirez, Cascales Lifante y don José Atienza Navarro.. 

No podía ser más favorable la situación  a las ideas de nuestro Secretario por ser un entusiasta conservador que además lo hacía trascender a la localidad, amén de constituirse su mejor defensor, llevando a cabo, para bien de la localidad, las ideas fecundas del político murciano Juan de la Cierva Pellicer, padre del creador del autogiro,  amigo y colaborador en muchos trabajos referentes a temas de beneficencia, ferrocarril y culturales. Lo era en efecto y muy entregado a las sugerencias que el político murciano, que fuera  Alcalde de la ciudad de Murcia mantenía sobre el desarrollo urbanístico y nuevo enfoque de la cultura  y comunicaciones, cosa que además satisfacía los intereses del alcalde  abanillense y y ediles en pro del pueblo.

Conocemos la vida y obras del eminente político murciano tanto por la historia que comprende la regencia de Don Alfonso XIII, periodo sugestivo  e inquietante, como por sus “ Notas de mi vida” donde pormenoriza sus inquietudes políticas en un ajetreo constante por superar situaciones variando de uno otro ministerio, pues ocupa cinco a lo largo de su vida con las presiones de los tribunos  de signo liberal, seguidores de Maura, y aún  se hace locuaz en la profusión de anécdotas relacionadas con el Mar Menor, cita de tertulias con otros personajes que habitaron en su cercanía por razones saludables. Que don Juan de la Cierva nos evoca anécdota muy gastronómica por lo del pastel, típico de la zona sanjaviereña, en el Mar Menor que tanto gustaba y  donde pasaba temporadas veraniegas.

  Casado con doña María Codorníu tuvo dos hijos, Juan de la Cierva Codorníu inventor del autogiro, y Ricardo de la Cierva que sigue la vocación paterna. Cabe considerar su actividad  en Madrid como diputado de Murcia y la  desplegada en Murcia en calidad de alcalde    en  1895 donde plasmó numerosos proyecto en beneficio de la ciudad en un momento de carencias en el alcantarillado, telégrafo, carreteras, beneficencia, Bellas Artes entre otras. Ello lo adveramos a través del discurso de Isidoro de la Cierva pronunciado en el Círculo Liberal-   Conservador  el 6 de enero de 1914, que señala la labor de Juan de la Cierva en potenciar la sanidad y las Bellas Artes dando relieve a las demandas de los murcianos en sus servicios más importantes, relacionados con el alcantarillado, agua potable, cultura y  hospitales, cosa que se llevan a cabo en especial el primero por intervención del ingeniero  catalán García Farias.

 Deja el tribuno excelentes  aportaciones en distintos ministerios que ocupa  bajo la regencia de Alfonso XIII, ejerciendo labores de gran importancia en el  de Fomento y de Guerra, hasta su declive tristemente afectado por los graves sucesos de la monarquía y la presencia de la república de 1931, falleciendo en Madrid en 1938.

 Verdaderamente  las   Notas de su vida nos dicen mucho de los sufrimientos pasados ostentando sus cargos y trabajos en pro del monarca, no requiriendo para sí prebendas que le llevarían a seguir en el poder, pues tan solo anhelaba la paz en una ardua labor por asegurar bonanza en su patria, muy a pesar de su agitación, con enfrentamientos a quienes como Canalejas  profesaban opiniones distintas. Presidía en  el tribuno murciano la moderación, conteniendo los dardos de los contrarios con un equilibrio adecuado, emulando a los aradores de postín que como Cánovas adornaban las estancias parlamentarias emulando a Cicerón, mostrando capacidad para enfrentarse a díscolos parlamentarios cuyas peroratas iban en contra de la Constitución.

Se llevaba bien nuestro tribuno con el Secretario Sánchez Fernández que solía acudir a tertulias políticas afirmando sus ideas como refuerzo de sus proyectos imperantes del murciano conocedor de las bondades que los hombres de bien murcianos procuraros en el tiempo partiendo de los tiempos de Floridablanca, y del Marqués de Corvera, siempre en bien de Murcia. Dominaban en sus alegatos la reforma urbanística y mejora de carreteras, ello relacionado con el desarrollo del pueblo, que aunque superando situaciones económicas adversas  se encontraba en unos  momentos excelentes, a tenor de lo que señala el periódico comentado.

 Que ello lo confirma la inquieta mente del Secretario al fundar con la colaboración, en  este caso del militar D. Joaquín Carlos Roca, muy querido en el pueblo, el centro Popular, incrementado por  el Círculo Conservador , lugares de reuniones y tertulias de tipo político y cultural donde acoger ideas de unos y otros  aunque refrendando las de carácter ciervista como era natural.

 El Centro Popular se inaugura el 2 de mayo de 1921, con motivo de las fiestas abanillenses precisamente en la calle dedicada a Juan de la Cierva, lo que es lógico, siendo su presidente D. Francisco Marco Marco. Todo ello con la finalidad de adecuar un sitio para  conversar sobre la nación española, los problemas que atravesaba y cotejar las ideas de los políticos de turno que en la capital se enfrascaban en dirimir asuntos que embargaban a la nación en contra a veces de Romanones o Pablo Iglesias, Vazquez de Mella y lerroux, siempre con las advertencias eruditas plasmadas en la voz de Sánchez Fernández al que no le faltaría la cita del conservador Silvela al que el mismo Cánovas lo tildaría de “ político estéril”, que por cierto es sustituido por  don Segismundo Morell por el monarca en beneficio de la nación, pues de tal índole eran las opiniones  de unos y otros bajo la batuta del culto Secretario.

 El edificio comentado estaba muy bien abastecido para cubrir las necesidades tanto gastronómicas como de ocio, pues en ocasiones en que algún edil liberal acudía y rozaba la discusión con su compañero, se argumentaba la ocasión de departir un refrigerio con la venia del escribano del concejo, y por cierto la repostería era excelente, a cargo de don Manuel Yagues, que hacía que la discusión se centrara en la pitanza consumida abandonando espacios polémicos, que los hubo sin llegar a más. 

De otro lado ya en 1916 estaba instalado el Círculo Conservador en la calle de la Reina, cita de encuentro de  ediles y vecinos del pueblo asentados en los principios del Secretario Sánchez Fernández, quien marcaba las pautas de Juan de la Cierva, junto con sus integrantes Juan Riquelme, vicepresidente, tesorero, don José Canalejas , secretario y vocales Antonio Blas Moreno, José Antonio Lillo Tristán, Maximiliano González y Vicente Jordán.

 Estas dos instituciones dieron lustre a Abanilla marcando el ambiente cultural del municipio  ampliando la esfera de la investigación política a través  de la libre  opinión  y el ocio mediante conferencias y actividades musicales, todo ello dirigido por la batuta del secretario del Ayuntamiento que no solo asesoraba a la Corporación a tenor de las leyes vigentes; también modulaba una forma de ser de la población  mostrándole otra esfera desarrollar su derecho de libertad de expresión, con lo que era muy reconocido, ello desde la competencia que le marcaba la ley de 1877, vigente en ese momento hasta la aprobación del estatuto de 1924. 

 El periódico al que nos referimos, como no podía ser menos, hace un panegírico del Secretario ponderando su figura como promotor en el ámbito local de la política conservadora, ello desde que en el año 1907 ejerce su cargo en el concejo. Pero es que no  era escribano al uso, ya que  su cultura y humanismo lo hacía un hombre del Renacimiento, ponderado en sus deliberaciones buscando más el espíritu legal que una interpretación positivista, en beneficio del vecino, del campesino atascado en su situación económica,  distribuyendo préstamos procedentes del Pósito, cosa muy reconocida por el común.

El buen hacer del Secretario Sánchez Fernández no terminaba  ahí, sino que lo ampliaba en llevar una cultura a los más necesitados interesándose por sus problemas in situ, lo que  sin duda  lo llevó a ser  persona afecta, querida por unos y otros de un pueblo que necesitaba promoción y sosiego ante una nación tensa dominada por distintas versiones de la gobernación. Hasta tal punto se admiraba el trabajo del Secretario en bien del concejo que el periódico lo tilda de institución “ porque es un hombre enciclopédico que resuelve todas las cuestiones que se originan entre los vecinos…”.

 En efecto  su actuación municipal fue brillante defendiendo sus ideas en comunión con el Ayuntamiento, desarrollando la construcción de carreteras, tan necesarias para unir Abanilla con Santomera,  Orihuela, Pinoso, pasando por Fortuna, como la concesión del Ferrocarril  de Caravaca a Fortuna y la consecución de una carretera que partiendo de Hondón de las Nieves enlazara con Abanilla y Pinoso, acogiendo a los caseríos limítrofes de Chícamo,  Macisvenda, Barinas. No era de menos interés la línea que desde Archena se dirigía a Pinoso para desembocar en Yecla. 

Ello significaba un gran avance para la comunicación de los pueblos. A veces se promovían estos proyectos con la colaboración del partido Conservador murciano por contactos del secretario con el Sr. Codorníu, en referencia a una Estafeta de Correos y Telégrafos. No es de menor cuantía sus esfuerzos por remodelar la iglesia de la Purísima realizando obras por un valor de 4.000 pesetas, y su interés en el ámbito de las escuelas en la población y los partidos rurales.

En efecto el desarrollo de un pueblo se hace en base a la obtención de unos servicios públicos básicos para una sociedad en progreso dando solución a las carencias de los vecinos en materia de abastecimiento, sanitaria y cultural, tres piezas necesarias para su desarrollo a tenor de la norma legal que en aquel momento era duro cumplimentar, como la presencia de un botiquín de urgencia, construcción de carreteras y caminos, y sobre todo protección de la cultura a través de creación de Escuelas  en los lugares más apartados. Unas demandas que se fueron realizando paulatinamente por los esfuerzos de nuestro escribano, personaje lúcido que se sirve de la experiencia del ínclito conservador murciano para dar una dimensión distinta al pueblo que regenta. Verdaderamente Sánchez Fernández  hbizo sujyas las ideas del eminente murcianista para bien de Abanilla.

Tan  excelente es el esfuerzo que el Secretario hizo por su Ayuntamiento, que el pleno del mismo en sesión de 17 de septiembre de 1917 le nombra Hijo Adoptivo de Abanilla, título que avalaba su actuación en pro de la `población  y su esfuerzo por dar cumplimiento a los fines del Partido Conservador murciano de Juan de la Cierva, de quien era el Secretario su representante en el pueblo.

 Desde luego la labor del Secretario no pasaba desapercibida en los pueblos comarcanos, sus esfuerzos por defender el interés de los vecinos, de los habitantes en sus diputaciones rurales, desde Mahoya, Sahués a Ricabacica y Macisvenda donde acudía para conocer in situ los problemas de sus habitantes, presintiendo sus carencias en materia sanitaria, culturales, de comunicación.  Eso si acompañado de su mujer que era murciana, colaboradora en acciones caritativas “ siendo el paño de lágrimas de los pobres”. 

UN PROGRAMA DE FESTEJOS DE LA SANTISIMA CRUZ.

Es importante en este momento  y a tenor de lo que aduce el periódico referenciado, consignar la preocupación del Ayuntamiento por dar potencia a las tradicionales fiestas abanillenses de la Santísima Cruz el 3 de mayo. De esta fiesta ya se ocupa Madóz en su célebre Diccionario en 1850 donde se refiere a la fiesta que “ con toda solemnidad se celebra en eta villa, de la Santa Cruz..”, aduce que “ concurren a ella numerosas familias de los pueblos circunvecinos, para asistir a la procesión en que se conduce al centro de la huerta y sitio de Mahoya, una reliquia o Cruz pequeña que piadosamente se dice aparecida: se baña en la acequia mayor con grande estrépito de trabucos que llevan los mozos del país; después se bendicen los campos y aguas para el riego, y se traslada todo el concurso a la iglesia, donde tiene lugar la solemne función religiosa”. Una síntesis que pinta un cuadro costumbrista del gran festejo `popular en el que participa toda la población de Abanilla.

 Es precisamente el Ayuntamiento  que en fecha de 1921 la organiza sus festejos junto a la Asociación de la Santísima Cruz y Junta popular. Se consignan una serie de actos que se inician el día uno, domingo de mayo con un repique de campanas al amanecer seguido de disparos de tracas, voladores y quinientas bombas, y diana. Le sigue la celebración de una Misa solemne, bendición de la bandera y entrega de la misma al niño Ramón Salar Martínez en calidad de las fuerzas cristianas. Todo ello iba seguido de un concierto musical y comida a los pobres presidida por el cura párroco D. Juan Antonio Cerezo  y el Alcalde Julio Atienza Yague, con asistencia del director del Colegio San José de Murcia, don Francisco Bertomeo encargado de dirigir a los asistentes unas palabras. Se hace referencia al desfile de la “ fantástica cabalgata titulada “ Triunfo de la  Santa Cruz”, terminando con una velada musical y fuegos artificiales.

 El día 2 se dice que comenzará con  alegre diana, Misa solemne en el santuario de San Sebastián con romería y bailes populares. A las doce se prevé la salida de la Abuela Santa Ana y por la tarde solemnes vísperas y entrega de las insignias a los capitanes don Emilio sala y al niño Ramón Sala, quienes obsequiarán con un lunch a las autoridades.

 No se olvida el simulacro  de las tropas árabe y cristiana que se celebraría a las siete de la tarde del citado día, terminando con el tradicional acto del rodar de la bandera terminando con verbena en el Real de la Feria y una “ alborada pirotécnica” desde la torre parroquial, y disparo y castillo de una traca a la distancia de 500 metros.

 El día 3 se significa como esencial en las fiestas con la diana y disparo de  bombas y salvas por las tropas moras y cristianas, kábilas y mesnadas aspirando la historia del pueblo, con la solemne entrega  de insignias  a capitanes. Momento crucial para iniciar la  procesión de la Santísima Reliquia, unido al célebre combate de moros y cristianos que dará lugar a la derrota del árabe, siguiendo con la entrega de la bandera a la Santísima Cruz previo al acto del ruedo de la bandera y salvas comunales, lo que se repetirá por la tarde  con la verbena nocturna y fuegos artificiales.

Para  el día 4 se mantienen las verbenas, conciertos y la función  religiosa en sufragio de los hermanos fallecidos, con un concierto en el Real de la Feria, reparto de premios y carreras de burros y cucañas.

No faltaría en el día 5 el concurso de las huertanas para adjudicar un premio de 1000 pesetas a la que “ mejor represente el estilo antiguo y típico del país”. No eran de menor interés los actos programados para el día 6 relativo a la Misa Solemne, ocupando la cátedra el “ virtuoso párraco D. Juan Antonio Cerezo”, renombrado orador, terminando con un concierto musical de la  Sinfónica de Crevillente y las carreras de cintas, sacos y cucañas. 

No podía faltar la celebérrima Batalla de Flores y festejos populares  el día 7.  El día 8, fin de las fiestas se proyecta una función religiosa con la participación del orador Diego Sánchez Cerezo, terminando por la mañana con un reparto de alimentos a los más pobres. Que por la tarde se repetiría la procesión  con un Rosario por las calles de la ciudad escoltando a las tropas. A las ocho de la noche del mismo día se programa una nueva batalla entre moros y cristianos, con la quema de un gran castillo a las doce de la noche. Todo ello amenizado por las bandas de Crevillente y del regimiento de Sevilla,

Con ello podemos significar el interés de la Corporación con su Secretario en dar solemnidad a sus tradicionales fiestas del 3 de mayo que el periódico   Renovación  significa  en las palabras de Silvio, cuya pluma lo embellece, reseñando la dignidad y boato en  la programación de los festejos que anualmente viene disfrutando Abanilla, la calatrava ciudad identificada por su bandera, portadora de una crónica local tan rica como variopinta, cuyo empaque se nota cada tres de mayo, ello unido a la  unida a la fe de su población por la Santísima Cruz, que es cita de propios y foráneos como ya sienta Madóz en el siglo XIX. Una mañana que el pueblo y su paisaje morisco se viste con sus mejores galas patentizando la fuerza de sus tradiciones y la fe de sus habitantes por la Reliquia de la Santísima Cruz. 

Se trata como se observa de la programación de una serie de actos en ocho días consecutivos dedicados a los vecinos, con espectáculos tan atractivos como de enjundia que ya se ejecutaban en tiempo atrás, como el referente a los juegos de cintas y saco. El relativo la cucaña se mantenía fiel a su origen en referencia a los juegos que se hacían en el siglo XVI en Nápoles consistente en poner un “ mayo”, poste vertical de unos cinco metros de altura que ha de ser escalado por la juventud utilizando sus brazos y piernas, con la dificultad de estar embadurnado con una sustancia pegadiza que ensuciaba a quienes subían al mismo, dejando siluetas de negrura, de ahí que se le denominara como “ palo de sebo”. En la obra de Goya “La Cucaña” se advierte la dificultad para encaramarse por el poste sostenido con fuerza,, que se va curvando a medida que los tres muchachos se acercan a la cima mientras unos vecinos observan la escena admirados, ello en un decorado paisajístico con el fondo de un cielo que contrasta con los primeros términos. Es sintomático el hecho de la supervivencia del juego en Abanilla, también en otros municipios, como reflejo de una fiesta popular que en esos años se sigue manteniendo.

De otro signo son los ingredientes que el Ayuntamiento aporta a la fiesta con la presencia marcada de la Reliquia de la Santísima Cruz y la procesión , donde se recogen sus figuras integrantes en el ceremonial, como los pajes y capitanes vestidos a la vieja usanza, donde entre el boato del fasto adquiere resonancia el Baño de la Santísima Cruz, símbolo de fertilidad, como el rodar de la bandera en la plaza de Mahoya, escenario de auto representado que huele a fe, pólvora y oración elevada a la Santísima Cruz. Cada año, cada 3 de mayo Abanilla muestra su mejor riqueza desde la hondura de su fe vistiendo el paisaje de versículos evangélicos, entre palmeras enhiestas y corazones nobles de esta villa generosa.

 

FUENTE: CRONISTA F.S.M.

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