POR FRANCISCO SALA ANIORTE, CRONISTA OFICIAL DE TORREVIEJA
`Torrevieja ayer hoy y mañana´
La obra “Torrevieja ayer, hoy y mañana” es un “apropósito” en un acto y tres cuadros en versos. Cada cuadro corresponde a las fases que el título indica. Pertenece al género conocido con el nombre de “revistas” ensayado por vez primera, arrancada la segunda mitad del siglo XIX, por Gutiérrez de Alba y cultivado desde entonces profusamente en España por muchos autores aunque circunscribiéndole casi siempre el terreno de la política, y dándole algunas veces condiciones literarias que revelan no ya graves disentimientos con el arte sino abierta rebeldía contra los que “mandan y dirigen”.
Argumento
En el primer cuadro aparece “El Tiempo” en escena y a sus mandatos expresados en valiente romance endecasílabo se abre la puerta de “La Vieja Torre” y aparece dormida “Torrevieja”, quien sostiene un diálogo con “El Tiempo”, escrito en correctas redondillas por el cual sabe que “aquel que el orgullo abate” la ha dotado con un riquísimo tesoro o sea “La Laguna” que se describe con una bonita canción que dice así:
“Soy la laguna salada
que de la espuma del mar
nací, cual Venus besada
por el aura matinal.”
Después de lo cual y de solemnes y cariñosas promesas de no abandonar nunca la “Laguna” a su hermana “Torrevieja”, termina el primer cuadro.
Comienza el segundo cuadro lamentándose “Torrevieja” de la enfermedad que viene padeciendo y para curarla le sacan todos los años un poco de “sangre” [la sal], quiere además ponerla a dieta rigurosa una especialista francesa que ha llegado “La Condesa de Puf-Puf” [la Compañía de Ferrocarriles Andaluces propietaria de la línea de Torrevieja] que aspira a llevarse la “Laguna” a distinta población donde viva más alegre y divertida. “La Cala Cornuda”, “La Cala del Capitán” y “La Playa del Cura” sostienen un vivo diálogo sobre sus circunstancias históricas y diversas aspiraciones y aparece una gitana, “La tía Roqueta”, que predice el porvenir a “Torrevieja”, resultando que esta se halla enamorada de un señorito llamado “Puerto” con el que sueña todas las noches, y que acabará por hacerla su esposa y curándola de radicalmente de la enfermedad que viene sufriendo, que por lo visto es mal de amores.
Sigue una escena en la que “Punta Prima” se queja amargamente de “El Faro” que le pide, ya que no amor completo, una aproximación, y se presentan en una escena los dos periódicos de la villa “El Torre-vigía” y “La Opinión” que sostienen una violenta disputa sobre su respectiva importancia y valía.
“El Faro”, “El Telégrafo” y “La Casilla de Salvamento de Náufragos”, son los personajes de las dos siguientes escenas, escritas con bastante gracia, pero que tienen menos interés respecto al argumento de la obra; viene otra después en la que “Un Inglés”, “Un Alemán” y “Un Español” enamoran a “La Laguna”, la que prometa corresponder a quien encuentre y traiga al señorito “Puerto” por quien su hermana “Torrevieja” suspira, a fin de que ambas puedan casarse en un día. En sigue una escena hay un pugilato entre “La Glorieta” [hoy llamada plaza de Miguel Hernández] y “La Plaza de la Iglesia” [actualmente denominada Plaza de la Constitución], las dos enamoradas de “Vista Alegre”, que resulta no poder corresponder a ninguna de ellas por estar casado con “La Feria”. Aclarar que las casetas y atracciones de la feria de San Jaime, que se celebraba en Torrevieja todos los veranos, se instalaban en el Paseo de Vista Alegre.
Aparece después “El Cequión” que viene hecho una lástima de sucio porque nadie se acuerda de limpiarle, y tras otra escena en que “Los Molinos de Viento” exponen sus agravios a “La Laguna”, se presenta en escena “La Condesa de Puf-Puf”, representando a la Compañía de Ferrocarriles Andaluces que pretende llevarse la sal de al puerto de Alicante y le importa un ardite que la enferma “Torrevieja” se muera. Pretende llevarse “La Laguna” a otros países pero ésta se niega a abandonar a su hermana querida.
Sale a escena “Torrevieja”, apoyada en el brazo de “un murciano” que le ofrece “flores que la alegren” y termina el cuadro con un desfile de trabajadores, hijos de la población, que abandonan llenos de tristeza a su madre, Torrevieja, para buscar en otra parte el sustento que ella no puede darles.
El cuadro tercero es el más breve y simboliza el triunfo, así como el segundo representa la lucha. “El Español” que enamoraba a “La Laguna” se ha encontrado a “El Puerto”, novio adorado de Torrevieja con se apresta a contraer matrimonio y termina la obra con unas hermosas quintillas:
“Unid vuestras voluntades
de las pasadas edades
cese la enemistad vieja
y olvidad necias ruindades
en aras de Torrevieja.”
El final es un bonito baile de niños vestidos con trajes de la huerta de Valencia, murcianos, etc.
El estreno
Fue estrenada en el teatro de Torrevieja, propiedad de D. Francisco Cid, el jueves 11 de agosto de 1887, por la compañía dirigida por Eduardo Cachet. Ya una hora antes de comenzar la representación no quedaban entradas, ni palcos, ni butacas, ni localidades de ninguna clase. En el despacho de billetes se recaudaron más de 2.400 reales, pese a lo pequeño del teatro y lo reducido del precio de las localidades.
La noche del estreno el teatro presentaba un soberbio golpe de vista. Una multitud inmensa ocupaba todas las localidades ordinarias y otras muchas que se habían improvisado, de la cual formaban parte gran número de las familias distinguidas de la colonia veraniega que daban así muestras de afecto y simpatía a la desgraciada población de Torrevieja.
La ejecución fue bastante buena, según el juicio del periodista Lorenzo Pineda, notándose algunos ligeros descuidos sin duda por el excesivo número de personajes y la continua movilidad que exigía el argumento.
Para la obra se habían pintado tres decorados: el primero representaba una playa desierta en cuya puerta se levantaba una torre casi en ruinas; el segundo era una vista de la población que da al mar tal como entonces se encontraba, descollando perfectamente el paseo de Vista Alegre, el edificio donde se hallaba instalada la Administración de las Salinas y el mar en la tercera decoración; en el tercer decorado, Torrevieja es un es una magnífica población con soberbios edificios y un espacioso puerto. Todos los decorados fueron pintados por el torrevejense Antonio Ballester.
El autor pidiendo a su buen talento inspiraciones para defender la vida, seriamente amenazada del pueblo en cuyo seno nació, levantó en apoyo de su simpatía causa todos los elementos de que en su cualidad de poeta podía disponer, y estas playas, estas calles, estas rocas, evocadas por Luis Cánovas levantaron sus acentos para protestar por la injusticia cometida con la villa de Torrevieja
Luis Cánovas fue llamado a escena durante la representación y varias veces al final, recibiendo calurosas ovaciones y siendo obsequiado con multitud de ramos de flores. También el pintor de los decorados, Antonio Ballester, tuvo que presentarse en escena siendo estrepitosamente aplaudido.
“Torrevieja ayer, hoy y mañana” se puso en escena con gran éxito durante cinco noches consecutivas.
Fuente: Semanario VISTA ALEGRE. Torrevieja, 19 de octubre de 2013