RECORDANDO EL AÑO 1815
Ene 07 2015

POR SANTIAGO IZQUIERDO, CRONISTA OFICIAL DE SAN SEBASTIAN DE LOS REYES (MADRID)

373 Documento 1815 donativo

Hemos entrado en un nuevo año, y es bueno recordar algunos de los hechos y de las personas que nos precedieron a lo largo de la historia de nuestro pueblo, por ello voy a dar algunas pinceladas de algunas actuaciones que tuvieron nuestros antepasados en el transcurso del año 1815 y que han quedado plasmadas en algunos documentos.

He oído o leído en alguna parte que mientras recordamos a las personas que se fueron éstas “siguen entre nosotros”. Ateniéndome a ello trato de ir mencionando a todos aquellos que fueron dejando su huella en nuestra historia local, que al igual que los albañiles van poniendo ladrillo a ladrillo para levantar un edificio, todos esos “apodacas” (1) que nos precedieron desde finales del siglo XV han hecho posible que un humilde lugar de labriegos y pastores haya desembocado en una gran ciudad.

Y aquí sí que quiero mencionar de una manera especial a ellas, a nuestras mujeres que fueron “la sal” de nuestra historia, me gustaría mencionar a todas, pero al ser imposible sí que voy a mencionar algunas, todas importantes, unas bien por su coraje y valentía como lo fue Francisca de Bártulo. Otras como madres de importantes proles de las cuales descienden numerosos de nuestros vecinos y vecinas actuales.

También tienen mi admiración algunas que supieron ponerse el mundo por montera, sus nombres van entremezclados y que paso a citar: María Canenciano, María Perdiguero García, Benita Frutos, Manuela Fuentes, Isabel Díaz, Leonor González, Bernarda Navacerrada, Rita Cotillas, “la ritita”; Antera Manrique, Josefa Garrido Cabrero, la mujer del “tío Carpo”; Pantaleona Mateo, Catalina Cabrero, Trinidad Martín y un largo etcétera; y como no recordar a todas aquellas benefactoras y altruistas mujeres en diferentes facetas de la vida local se han distinguido, como lo han sido Ángela del Campo, María Paz Esteban, Fernanda Navacerrada, Francisca Amor, Josefa Olivares, Esperanza Abad, Conchita Narbaiza y tantas y tantas que sintiéndolo mucho se me quedan en el tintero.

Volviendo al año 1815, voy a mencionar tres documentos que se conservan en el Archivo Municipal, el primero está fechado el 2 de febrero y nos vuelve a traer a la memoria la ocupación de las huestes napoleónicas que sufrió nuestra localidad desde primeros de marzo del año 1808 hasta mayo de 1813 en que se replegaron hacia territorio francés. La importancia de este documento es que en él se reconoce el sacrificio y esfuerzo que padeció este pueblo durante la guerra y se le concede un “donativo” de ciento treinta y cuatro mil setecientos veinticinco reales de vellón como compensación de los suministros que hicieron a las tropas francesas acantonadas en él y que para mayor satisfacción de este lugar se publique en la Gaceta.

Qué pensarían aquellos nuestros antepasados que padecieron el saqueo de sus bienes y pertenecías por parte de las tropas francesas el 1 de diciembre de 1808, que con Napoleón al frente de ellas sembraron de desolación y caos todas aquellas poblaciones que se interponían en su avance hacia Madrid.

Nuestro pueblo tuvo la desdicha de encontrarse en su camino, aunque ya venían padeciendo el acantonamiento de tropas francesas desde marzo, aunque parece que éstas tenían un comportamiento “pacífico” hasta ese momento, aunque su objetivo militar no lo era de tal guisa.

El segundo documento es una certificación que hacen conjuntamente el cura párroco don Pedro Gregorio Castejón y los alcaldes ordinarios Antonio Frutos y Manuel Esteban, respondiendo a una orden del Sr. Don Carlos de España en la que se solicitaba que se recogieran y reunieran a los soldados dispersos que hubiese en los pueblos y se pusieran a su disposición. Ante lo mandado certifican que ante ellos se presentó Antonio Olivares, vecino de este lugar y que fue destinado al Regimiento de Jaén, en el que continúa hasta el día de hoy y desde el mes de agosto de 1812, y para que lo pueda acreditar donde le convenga expiden el presente certificado el día 12 de febrero de 1815.

Esta certificación se plasma en papel sellado en que figura el sello real de Fernando VII y se puede leer  “SELLO QUARTO. QUARENTA MARAVEDÍS, AÑO DE MIL OCHOCIENTOS Y QUINCE”.

El tercer documento al que me voy a referir es el acta levantada por el
Escribano Municipal don Joaquín Esteban López de un acuerdo tomado por el Concejo Municipal cumpliendo una superior orden del Corregidor de la Villa y Corte de Madrid relativa a excitar el celo de los vecinos para contribuir con sus “esfuerzos voluntarios” por el Bien del Estado. Los señores alcaldes han procedido con la mayor prontitud a convocar al concejo pleno, así como a los vecinos, el primer día festivo tras recibir la citada orden.

En esta reunión expusieron que se hiciera presente a la Superioridad el donativo que este pueblo ha hecho a Su Majestad de ciento treinta y cuatro mil reales de vellón para suministros a las tropas de S.M. y que no podían de nuevo hacer ningún otro esfuerzo mediante lo angustiado que se hallaba este pueblo con los continuos sacrificios que ha padecido.

Y de este acuerdo da fe el Escribano, que lo consigna y lo firma en San Sebastián de los Reyes en nueve de noviembre de mil ochocientos quince.

Se puede ver que entre el primero y el tercer documento hay cierta coincidencia, pues se aprecia que lo que Hacienda Real entrega con una mano lo retira con la otra. ¿A qué esto nos suena?.

(1) Apodaca, gentilicio de los nacidos en San Sebastián de los Reyes

Artículo aparecido en la Revista Municipal «La Plaza de la Constitución» de San Sebastian de los Reyes (Madrid). Número 373. Día 1 de enero de 2015

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