POR RICARDO GUERRA SANCHO CRONISTA OFICIAL DE LA CIUDAD DE ARÉVALO (ÁVILA)
Parece que los indicadores marcan el inicio de la recuperación económica. Yo de esas economías no entiendo, apenas de la mía propia para e ir tirando, pero en el ambiente se produce una contradicción de un sí, pero no. Porque la gente llana tardó mucho en apreciar las mieles de aquella sociedad del bienestar, si es que a las gentes humildes les llegó eso alguna vez.
Pero en cambio ha notado y sentido fuertemente los inconvenientes de la crisis, de ese bache que ha dado al traste tantas ilusiones y perspectivas. Siempre pagando los mismos, los de abajo.
Pues sí, dicen los entendidos que cuando vienen bien dadas, por estos Lares se tarda mucho en notar, y que cuando es a la inversa, se nota rápido y muy intensamente. También dicen que este año que vamos a comenzar es el final de la caída y el principio del remonte.
Esperemos que así sea por fin. Una crisis que ha traído muchos problemas a mucha gente en sus puestos de trabajo. El comercio y los servicios, muchos de ellos, al borde del cierre, un aguante que tiene mucho de heroico.
El funcionariado congelado y reducido. Y las industrias aguantando como pueden los eres y sobresaltos, que han sorprendido a tantas otras. Pues en mi pequeña ciudad, con una industria notable y saneada, no han aparecido signos de cansancio, debilidad o agotamiento, y eso se nota en el conjunto de la población, cuando en otros lugares tanto han padecido en despidos y regulaciones. Podemos decir que son empresas sólidas y solventes, una gran satisfacción para el conjunto de la población, porque fundamentalmente producen para la exportación.
Este año hemos tenido una cara triste en nuestra industria, el terrible incendio de la factoría Composites Avanzados, la más joven empresa de nuestro polígono industrial, que estaba sorteando las dificultades y problemas del arranque en el momento más sensible y difícil para el despegue, pero que poco a poco crecía y su plantilla había llegado a alcanzar 36 trabajadores y en alza. ¡Cómo me recuerda el otro gran incendio, también en nuestra Comunidad de Castilla y León! el de la factoría Campofrío de Burgos.
En el ánimo de todos y la voluntad de responsables y políticos, aseguran ambas que serán pronto de nuevo una realidad, y resurgirán como el Ave Fénix, no sólo para continuar su vida, sino también como un exponente de unidad y solidaridad de muchos. Peor suerte están teniendo las industrias y comercios del mueble, no hace tanto puntales de una gran actividad que hoy languidece tanto como que algunas han cerrado y otras están al borde del cierre.
Es la continuación lógica del frenazo de la construcción que, como en todos los sitios, están inertes, y aún no se espera su recuperación. Otro puntal económico de Arévalo es el turismo, el que llaman “de interior” o también el “turismo cultural”. Teniendo en cuenta la cuesta arriba que estamos viviendo, y al margen de cifras y estadísticas, creo que podemos decir con propiedad que está aguantado con pudor las presiones externas, y también alguna interna… algunas cifras así lo ponen de manifiesto, porque, aunque siempre nos gustaría más, no son malas cifras ni mucho menos. Se han mantenido con más o menos fortuna las visitas, muchas de ellas aún recordando el influjo de Isabel, o de Las Edades del Hombre. La apertura de iglesias monumento se ha comportado.
La oficina de turismo es aglutinadora, como siempre, de toda actividad turística con buen servicio. Y el castillo, ese emblema de nuestro pasado histórico, con su moderna restauración y remodelación, con sus contenidos magníficos en su exposición permanente de la agricultura y los silos, y el extraordinario museo del cereal, está siendo un estandarte muy visitado de la ciudad.
La recuperación del patrimonio histórico es otra cosa, un tema pendiente… aún.