POR JOSÉ S. CARRASCO MOLINA, CRONISTA OFICIAL DE ABARÁN (MURCIA)
¡HASTA EL AÑO QUE VIENE!
Con esta exclamación miles de veces repetida en cada uno de los hogares abaraneros durante el día de este martes, se da fin a la vivencia de la Navidad en Abarán que tiene su broche final en el acto de recogida de las imágenes del Niño que tuvo lugar sobre las cuatro de la madrugada en la Parroquia de San Pablo, de donde, a las ocho y media de la tarde, con el atrio y los alrededores abarrotados salían para ir recorriendo cientos de casas cuyas familias esperaban con ansiedad el sonido de la campana del animero que anuncia la próxima llegada del Niño, iniciada con el saludo ritual «¡El Niño Jesús en esta santa casa!» que viene repitiéndose desde hace más de doscientos años y que es uno de los detalles que configuran esta fiesta, seña principal de la identidad de este pueblo.
Si los pastores supieran, pon pon
Mire usted, pastor, la pastora no…
¡Hasta el año que viene! no solo es un saludo de despedida, sino una cita para que dentro de doce meses se vuelva a repetir la misma escena en cada casa, para que nadie falte a la visita más esperada. Y así generación tras generación, a pesar de los cambios que los tiempos nos deparan. Una cita que tiene sus prolegómenos por la mañana cuando en la iglesia de San Pablo, llegan los Reyes Magos para asistir a la Misa solemne.
Ya vienen los Reyes
por el arenal…
Acabada la celebración eucarística, en la que se canta la Misa Pastoril de Josè Ramón Gomis, cuyas notas van unidas indisolublemente a la vivencia de la Navidad abaranera, tiene lugar uno de los momentos más emotivos del día, la visita del Niño a la residencia de ancianos, donde los residentes y sus familiares besan la imagen con una emoción especial nacida de las penalidades de la enfermedad o la soledad que ahora se comparten al son de villancicos.
A Nazaret marchar
Camino de Belén…
Al mismo tiempo, los enfermos de nuestro pueblo ingresados en los hospitales reciben también en su lecho de dolor esa luz de esperanza que supone el ver entrar por la puerta de la habitación la imagen del Niño, que rompe distancias en esa mañana luminosa. Maravilloso detalle de la Hermandad de Ánimas, artífice de esta fiesta, y que no olvidarán nunca.
Alegría, alegría, alegría
Alegría, alegría y placer…
Por la tarde, desde la iglesia de San Juan Bautista, su nuevo párroco y un nutrido grupo de animeros, presentan en la puerta todas las imágenes que recorrerán los cientos de hogares que configuran la parroquia. Como fondo los sones de nuestra Agrupación Musical Santa Cecilia, que no puede faltar en ninguna de las fechas señaladas de este pueblo.
Vamos a echarle un villancico
por debajo de la puerta…
La tarde se hace larga e intensa. Las casas todas abiertas y los corazones preparados para la visita más especial. Ese «¡hasta el año que viene!» es el fin y el principio. Las horas van pasando, poco a poco, calle a calle, va entrando y saliendo la imagen del Niño. Es el día grande, el día más largo, el día en que Abarán vence la tiranía del reloj. El 6 de enero tiene aquí más de veinticuatro horas, pues no termina hasta que acaba de oírse el último sonido de la campanilla al retirarse todas las imágenes del Niño a la sacristía desde el altar en el que se ha tenido un recuerdo para los que ya no están en una oración sentida.
La Nochebuena se viene
La Nochebuena se va…
Ahora toca desmontar el belén en cada casa o el nacimiento o los adornos del árbol de Navidad que con tanta ilusión se comenzaron a montar en las vísperas de Nochebuena. Entonces se veía este día como algo muy lejano, que iba a tardar mucho en llegar. Las Misas de Gozo eran ya un aviso y una premonición que nunca falla, aunque los primeros sones de villancicos se escuchan en la luminaria de la Purísima. Y van pasando los días y casi sin darnos cuenta aparece en la puerta de cada casa un Niño vestido de blanco o de azul o de otro color que es la demostración de que las Pascuas han terminado y de que estamos en Abarán, en este rincón del valle en el que, para alegría de todos, unos antepasados nuestros hace más de doscientos años tuvieron la feliz idea de que una imagen del Niño recorriera cada una de las casas del pueblo, que fuera recibido con un «¡Bienvenido sea!» y despedido con un «¡hasta el año que viene!».
Fuente: http://www.radioabaran.com/