POR JOSE SALVADOR MURGUI, CRONISTA DE CASINOS (VALENCIA)
No hace falta mucho para desbaratar el acontecer humano. No es preciso divagar para saber y conocer los miedos que nos acechan, para morir solo hace falta estar vivo. Así de triste y así de real es vivir. Así de cruel es morir como se ha muerto y matado en Paris.
Respeto, libertad, sinceridad, egoísmo… ¿Qué ha fallado? TODO. Aquí no vale aquello de si estamos en alerta 3… 4… o la que sea. Solo vimos la alerta de las pistolas de la muerte. Después las reacciones, la solidaridad, la comprensión para la incomprensión, la no defensión ante lo indefendible… pero solo un aval certero la muerte humana.
Todos sentimos miedo, hasta los más valientes, y hasta sentimos miedo de que alguien se inmole, inmolando a una multitud… que difícil es entender el mal cuando estas convencido de que estas obrando bien. Y a todo este drama la cadena de no saber cuándo y dónde será el punto seguido, esperando siempre el punto final. Todos somos Paris, todos vivimos en Paris, y todos lloramos lo ocurrido en París.
Manifestaciones, repulsa, gritos, banderas, unidad… pero la muerte no se torna en vida. ¿Cuántas muertes inocentes en pleno siglo XXI? ¿Qué hace nuestro mundo sensible ante tanta insensibilidad? Hoy por las redes sociales circulaba este mensaje: “Pasad la solicitud de oración: el grupo islámico radical, acaba de tomar Quaragosh, la ciudad cristiana más grande de Irak. Hay cientos de hombres, mujeres y niños cristianos que están siendo decapitados. Se esta pidiendo cubierta de oración desde ese país. Por favor toma un minuto y ora por ellos. Pasa el mensaje a todos tus contactos, que no se corte la cadena. Nos han pedido oración. Por favor.”
Que grito tan escalofriante y ensordecedor, me pone la carne de gallina… Un minuto y ora por ellos. ¿Hay gente que cree en el poder de la oración? Lo dejo solo en una pregunta. Los que me leen que piensen, si la oración aún tiene poder… y si los que creemos que tiene poder, ¿Por qué no lo practicamos más a menudo, o más momentos en nuestro interior? Nos olvidamos de casi todo…
Pero este es otro tema al que me ocupa. ¡Ojala la oración haga que Dios ponga cordura ante tanto desconcierto humano. Por eso hablo del miedo y las alertas de Europa. Pero Valencia es Europa, Valencia está en España y por supuesto pertenecemos a Europa. Hoy la Alcaldesa de Valencia Rita Barberá ha recibido un sobre con una bala.
¿Cuándo entenderemos que estamos en un estado de derecho que todos los mayores de 18 años tenemos derecho a elegir a quien nos representa? ¿Cuándo entenderemos la inutilidad de las muertes sin sentido? ¿Cuándo aprenderemos que la paz y la concordia nacen del dialogo? ¿Cuándo tendremos claro que nosotros elegimos a quien nos gobierna a través de las urnas cada cuatro años como marca nuestra Carta Magna? ¿Cuándo entenderemos que las cosas se han de hacer como se tienen que hacer y decir, mirando a los ojos y con la verdad por delante?
Del miedo de Europa al sobre de Doña Rita… Y tan solo hace unos días todos deseándonos los mejores deseos, y veo con tristeza que hoy se conviertan en tan magno fracaso. Ni es justo lo de Paris, ni mucho menos justo es lo de Valencia. No perdamos los papeles, seamos más inteligentes que la violencia, seamos más frescos que el fuego de las armas, y sobre todo no perdamos el norte pensando que con violencia y desenfreno vamos a cambiar el mundo. El mundo solo lo cambiaran las buenas acciones que nazcan de los corazones limpios, el mundo lo cambiaremos tu y yo siendo sembradores de la paz. El mundo sera nuevo cuando tu corazón y el mío se despojen de toda maldad, iniquidad, orgullo y envidia, para ponernos al lado de aquel que más necesita ser comprendido y entendido.
Ni tiros por la espalda, ni cuchillos afilados, ni sobres con direcciones falsas cambiarán el rumbo de la historia, esa violencia, solo es semilla de mártires. ¡Que Dios se apiade de nuestras malas obras y de nuestro mal ejemplo!, y si todos hacemos el esfuerzo de orar en un minuto de silencio, seguramente tomaremos verdadera conciencia de lo necesarios que somos todos para hacer esa revolución tan necesaria que lleva por nombre y apellidos la REVOLUCION DEL AMOR.
Fuente: http://www.onda3.com/