POR JOAQUÍN CARRILLO ESPINOSA. CRONISTA OFICIAL DE ULEA (MURCIA)
En sesión ordinaria del pleno del Ayuntamiento del día 19 de Enero de 1915 bajo la presidencia del Alcalde Don Francisco Tomás Ayala y la asistencia de los miembros de la corporación Francisco Miñano Miñano, Gabriel Martínez López, Julián Carrillo Garrido, como Síndico, Ramón Peñaranda Carrillo, Gumersindo Cascales Carrillo, Emilio Carrillo Valiente, Pablo Garrido Sandoval y Francisco Moreno Miñano asistidos por el secretario Eduardo Peñaranda Chacón quien por orden del presidente da lectura a un Real Decreto que dice:
Artículo 1º. Se declara obligatoria la celebración anual de “La Fiesta del Árbol” en cada término municipal. La fecha en que se celebrará será fijada por la Corporación Municipal tras un plebiscito en que se consultará al pueblo.
Artículo 2º. Los Ayuntamientos deberán consignar, en sus presupuestos municipales, aquellos gastos que consideren necesarios, teniendo en cuenta las atenciones, de carácter obligatorio que pesan sobre el Ayuntamiento, para adquisición de terrenos, plantaciones, siembras, riegos, abonados y demás gastos indispensables para la celebración de las fiestas. Los Gobernadores no aprobarán ningún presupuesto municipal en el que no figuren las partidas, por pequeñas que sean, destinadas al fin indicado.
Artículo 3º. Los Secretarios de Ayuntamiento tendrán la obligación de enviar al Gobernador de la Provincia, por duplicado, una memoria de la celebración de “La Fiestadel Árbol”, debiendo figurar en ella la fecha de su celebración, el número de árboles plantados, el número de asistentes a la solemnidad, señalando de manera especial a los alumnos de las escuelas que concurran, personas que más se distingan por su colaboración así como a las fiestas y estado de las plantaciones ejecutadas, en los años anteriores. Los gobernadores elaborarán una memoria general de la Provincia en la que figurarán todos estos datos parciales y la elevarán a la Dirección General de Agricultura.
Dado en Palacio a 5 de Enero de 1915 = Alfonso, Rey = El Ministro de la Gobernación D. José Sánchez Guerra, “Gaceta” nº 6, de 6 de Enero de 1915.
Causó sorpresa e ilusión a los miembros de la Corporación. Sensaciones que se trasladaron al pueblo de Ulea en un plebiscito. La respuesta de los ciudadanos coincidió con la de la corporación municipal. En atención al Real Decreto trascrito y considerando, el Ayuntamiento, que se tata de una fiesta edificante y altamente “patriótica”, acuerda señalar, el día 14 del próximo mes de Febrero, para la celebración de la referida “Fiesta del Árbol”, acordando asimismo se dé comunicación al Sr. Gobernador Civil de la Provincia e invitándole al acto, al que se unirían los Maestros de las Escuelas Nacionales, alumnos de la localidad, así como a personas significadas y todos los ciudadanos de Ulea.
Ulea atravesaba una grave crisis económica al cerrarse la exportación de frutas, única fuente de ingresos para el pueblo. No había trabajo y los trabajadores veían, con desolación, como caían las naranjas de los árboles, al pasarse la fecha de su recolección.
La Corporación teme un ‘levantamiento de orden público’ y los fondos municipales son insuficientes para cubrir las necesidades más precisas, hasta el punto que acuerdan formar una comisión para acudir al Gobernador Civil de la Provincia e informarle de la situación, con el fin de que acelere el trabajo de otros proyectos, como caminos vecinales, y dar trabajo a la clase obrera del pueblo.
Tras la reunión con el Sr. Gobernador el alcalde realizó un viaje a ‘la corte’ para gestionar personalmente las peticiones de Obras Públicas que hay formalizadas, siendo portador de una carta del Sr. Gobernador y sufragando los gastos de su patrimonio personal.
¿Cómo iba a calar la idea de ‘La Fiesta del Árbol’ en estas circunstancias? No. Los uleanos no se arredraron y tras aliviar sus problemas económicos con “recursos dela Junta de Subsistencia” se ponen mano a la obra.
El maestro de escuela, D. Juan José Ripoll era un enamorado de la naturaleza. Frecuentes eran las excursiones al campo con sus alumnos y disfrutaba contemplando su belleza al mismo tiempo que explicaba la vida y propiedades de las plantas y árboles que encontraban a su paso.
Pues bien, cogió las riendas de la formación de los escolares y participó con ellos en la plantación y cultivo de la ingente cantidad de árboles que se plantaron. Les explicaba como debían colocarse para que las raíces comenzaran a nutrirse y “agarraran” en la tierra en que eran plantados. Las lecciones continuaban con el cultivo de los mismos para que siguieran creciendo y se hicieran frondosos, dando fruto abundante y sabroso. Los alumnos se sentían entusiasmados al contemplar la entrega e ilusión de su maestro, Don Juan José Ripoll. Acabaron siendo unos entendidos en plantación, riego, abonados, escardas, injertos, cavas y recolección.
Los ciudadanos, la mayoría familiares de los escolares, colaboraron con el maestro con herramientas de labor. Azadas, picazas, legones, trillos, picos, capazos, seras y demás utensilios útiles, fueron puestos a disposición del Maestro y sus alumnos.
Ulea quedó que parecía un vergel. Los bancales, aledaños al pueblo, se convirtieron en verdaderas alamedas que hacían las delicias de los uleanos y la de los habitantes de los pueblos vecinos ya que eran visitados con frecuencia. Llamaba la atención que en los programas educativos de las escuelas de los municipios limítrofes, siempre aparecían excursiones con sus profesores, en distintas épocas del año, para disfrutar de las diversas fases por las que pasaban los árboles, hasta la recolección de sus frutos.
Durante años Don Juan José Ripoll era el experto que explicaba todos los procesos del cultivo de dichos árboles, a los escolares, en sus excursiones pedagógicas. Fue una institución y así era reconocido por todas las autoridades de la Comarca.
‘La Fiesta del Árbol’ en Ulea que se celebraba, año tras año; el 14 de febrero, fue una semilla que germinó con arrogancia y sensibilidad. Creó escuela y fue extendiéndose por los pueblos vecinos que solicitaban lecciones de los expertos; sobre todo del insigne Maestro Don Juan José Ripoll.