POR JUAN CUÉLLAR LÁZARO, CRONISTA OFICIAL DE LA COMUNIDAD DE VILLA Y TIERRA DE FUENTIDUEÑA (SEGOVIA)
El pasado sábado día 17, festividad de San Antón, se le tributó un más que merecido homenaje a Ismael Peña Poza en el Teatro Auditorio Municipal Adolfo Marsillach de San Sebastián de los Reyes, con la colaboración de la Universidad Popular José Hierro. En él se dieron cita un buen número de destacados grupos folclóricos y dulzaineros que no eran sino una digna representación de los muchos que actualmente, y en buena medida gracias a él, campan por nuestra geografía, y no sólo la castellana.
El acto, muy bien estructurado y organizado, fue coordinado por Ángel Román, uno de los miembros de Ronda Segoviana, de forma amena y entretenida. En él se fueron narrando en orden cronológico la vida y obra de Ismael, desde su nacimiento en el pueblo segoviano de Torreadrada, en la Comunidad de Villa y Tierra de Fuentidueña, hasta la actualidad, intercalando intervenciones de los artistas invitados al acto. Por este orden, fueron apareciendo Los Zamarrones, Ronda Segoviana, Juan José Romero Ariza, Cigarra, Luis Ángel Payno, Ayalga, Paco Díez, Hadit, Aljibe, Carlos y César de Miguel, Arrabel, José Antonio Alonso, Nuevo Mester de Juglaría y la Compañía Ibérica de Danza, cerrando el acto el propio Ismael, primero en unión de Salvador Cacho, después sólo y, finalmente, con todos los intervinientes, con los que, coreada por el público, cantó la canción Rosalinda.
Especialmente emotiva fue la interpretación de Elegía, la composición de Miguel Hernández a la que puso música Ismael (antes de hacerlo Serrat) en los años sesenta o setenta del siglo pasado, y cuya maqueta nunca salió autorizada del juzgado de rigor al que le tocaba darle el visto bueno. En ese momento yo creo que no hubo nadie entre el abarrotado Auditorio (más de setecientos asistentes) al que no se le pusiera el vello de punta. Tal fue la emoción (y me pareció adivinar que la rabia) que le puso, que nos la supo transmitir a todos de corazón a corazón. Canción de la que afirmó que “es un canto de amistad sublime”.
Recurriendo a las modernas tecnologías saqué mi correspondiente entrada vía internet un par de días antes con la fortuna de poder reservar la única que quedaba en la fila 1, butaca 19, y quiso el azar que el bueno de Ismael presenciara todo el concierto contiguo a mí, en la 21, con lo cual yo viví su homenaje aún con más intensidad, si cabe, viendo como su cara, sus manos, sus pies y su cuerpo enjuto en conjunto reaccionaban ante las continuadas y sucesivas alusiones y glosas que uno tras otro le fueron dedicando los intervinientes.
Durante el acto también se proyectó un video autobiográfico sobre este pionero investigador del folclore nacional, a la vez que coleccionista, pues no en vano en su casa La Chacona de Sevilla la Nueva alberga más de veinte mil objetos de artesanía popular, entre instrumentos musicales, indumentaria, títeres, bordados, encajes, aperos del campo, libros, marionetas, instrumentos de diversos oficios, e, incluso, objetos personales de su íntima Gloria Fuertes.
Confiesa que se siente en cierta forma rehén de todo este material pues manifiesta que el hombre es más libre y más feliz cuanto menos tiene y menos necesita, y se encuentra a la espera de que “alguien” venga a hacerse cargo de ello, léase instituciones públicas o privadas solventes que sepan darle un buen uso, y para que todos los ciudadanos lo podamos disfrutar. Expresa con cierta amargura su temor a que las colecciones se disgreguen y se alejen de nuestra tierra pues como él de alguna manera nos dio a entender, en la actualidad en Castilla no hay ojos que sepan ver ni oídos que sepan escuchar (perdóname, querido Ismael, si en algún momento no se transcribir al pie de la letra lo que tú con tanta claridad y brillantez nos expusiste). De hecho su colección de más de 500 títeres fue adquirida por el Ayuntamiento de Cádiz en 2008, algo especialmente sangrante y paradójico si tenemos en cuenta que Segovia organiza uno de los más importantes festivales internacionales con Titirimundi. Me hago eco aquí, por tanto, de ello para que quien tenga que velar por nuestro patrimonio, tanto el material como el inmaterial e intangible, reaccione y evite que este magnífico legado acabe emigrando y se nos deslocalice (permítaseme este palabro que tanto se emplea actualmente y tan poco me gusta, pero que tan bien expresa lo que quiero exponer).
Por lo que a mí respecta he de decir que lo que viví durante esas cuatro horas (pocas para tus merecimientos, querido Ismael), fue más allá de lo que es un simple homenaje de reconocimiento. Los que tuvimos la fortuna de asistir al acontecimiento estoy seguro de que conservaremos esta fecha como un antes y un después en nuestra relación con el mundo de nuestro folclore, de nuestras tradiciones y de nuestro sentimiento de pertenencia a una Comunidad.
¿Y qué decir de ti, noble, sencillo y abnegado Ismael cuando todo está dicho? Quizás sólo me quede felicitarte y darte las gracias porque siempre has peleado contra viento y marea por nuestras raíces y las de tantas comunidades de España. Gracias por ese legado material que algún día, esperemos que más pronto que tarde, podremos disfrutar en algún lugar acorde con su categoría. Gracias por el legado inmaterial, el intangible, como son tu música, tus composiciones y tus interpretaciones, porque con ellas nos has hecho y nos sigues haciendo vibrar, conocer, admirar y disfrutar. Y gracias por el legado que supones tú mismo como persona, por tu amistad, por tu cariño, por tu sensibilidad,… y porque te has ido dejando la vida gotita a gotita por unas gentes que, por lo que a sus instituciones oficiales se refiere, tan poco te lo han sabido reconocer. Esperemos que cuando quieran hacerlo no sea a título póstumo. Gracias, Ismael.
Fuente: http://www.eladelantado.com/