POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)

Febrerillo el loco quiere hoy hacer gala de sol y parodiar los versos de Vital Aza: «Cielo limpio y estrellado, / hermosa temperatura; / pues, Señor, se me figura / que el tiempo se ha asegurado».

Dicen «los del tiempo» que nos domina el anticiclón y que los vientos del nordeste nos traerán sol, cielos limpios, y bastante frío «seco».

Hoy, en Gijón, a la amanecida, había -1º C.

En consecuencia, seguirán los catarros, las gripes y las afecciones broncorrespiratorias.

¿Cómo combatir esta amenaza a nuestra salud?

Yo, que soy de la «escuela antigua», me inclino por los «fervinchos» o «fervidiellos»; por la taza de leche muy caliente con azúcar requemada y brandy; y, por supuesto, por los «caldinos de pitu o de gallina».

Ibn Waffid, el famoso «Abenguefit de Toledo», escribió en tiempos del siglo XI un tratado de medicina y remedios caseros que tituló KITAB-AL-WISSAD, o «Libro de la almohada», indicando con ello que se trata de ese manual que uno debe tener siempre a la mano («debajo de la almohada») para encontrar el remedio inmediato a su dolencia.

En ese librito Ibn Waffid recomienda para las afecciones catarrales CALDO DE GALLINA NEGRA JOVEN y, a ser posible, afónica.

En Asturias tenemos gallinas blancas, rojas, negras, franciscanas, «de cuellu pelau»… y, por sobre todo, PITES PINTES, que es la raza blanquinegra autóctona.

El «pitu pintu» es galante y elegante, como se aprecia en la foto; «saca pechuga» cuando canta y cuando «tuerce el ala» para cortejar a su corte de admiradoras y admirables «pites pintes».

La pechuga del «pitu pintu» no es para caldos sino para destinos más nobles como el que aquí les proponemos: Consigan unos filetes, con grosor mediano, de pechuga de «pitu pintu»; aplástenlos con la mano y salpimenten al gusto.

Pásenlos por harina y huevo batido al que se añadió un poco de queso rallado.- Dispóngalos en una fuente de horno y sobre cada uno de ellos coloquen dos espárragos blancos.

Espolvoreen superficialmente con queso rallado y gratinen en horno.

Se servirán muy calientes.

Y en su cortejo, un buen vino tinto (crianza o reserva) ofrecido a unos 12-14º C.