POR JOAQUÍN CARRILLO ESPINOSA. CRONISTA OFICIAL DE ULEA (MURCIA)
Ubicada en el oeste de la localidad de Ulea, según el libro de ‘Pías Memorias de Ulea’, escrito en noviembre de 1865. Se erigió tras la unión del Señorío de Campohermoso y el de Villar de Felices al contraer matrimonio Don Pablo Garnica y Sandoval (Conde de Villar de Felices), con Doña María de la Paz Aguado y Fontes (Condesa de Campohermoso).
Con posterioridad la Condesa Doña María de la Paz Garnica y Aguado adjudica los títulos nobiliarios de sus tres hijos; recayendo el de “Campohermoso” en su hijo D. Francisco Javier Sánchez de Amoraga y Garnica, el de “Villar de Felices” lo otorga a su hija Dª María Paz Sánchez de Amoraga y Garnica y el marquesado de “Casa Pacheco” a su hijo Amancio Sánchez de Amoraga y Garnica.
Al asumir la Alcaldía de Ulea, el Señor de Rueda y Lisón, se instala en la Casa de la Condesa).
Quedan como vestigios una jamba de piedra y sobre el dintel un friso que enmarca una rueda dentada dentro de un solo cuartel y orlando la rueda siete coronas condales, que representan las “Armas de Rueda”.
Cercano al edificio existe un brocal del aljibe levantado sobre un estrado de piedra con pipeta, incorporada a dicho brocal y una pequeña pila que servía para usos domésticos. El Aljibe era conocido por “el Pozo de la Tía Pepa” (madre del centenario Ambrosio).
Junto a la vieja mansión se aprecian unas sencillas y rudimentarias viviendas- ya en ruinas- que en tiempos ocupaban obreros o dependientes de los señores Condes. En una de estas casas nació Ambrosio, el de “la Tía Pepa”. Las voces populares dicen que con el agua de ese aljibe, tras ser bendecida, fue bautizado Ambrosio.
El recinto estaba cercado por tapias bajas y trozos de verjas de hierro, semejantes a las rejas y balcones, sostenidas sobre pilares de ladrillo. Al cruzar el dintel de la puerta principal existía un vestíbulo y una chimenea; entre dos ventanales. El artesonado de la estancia estaba formado por vigas de madera vista rematadas en sus extremos por pequeñas mensulitas, dejando entre viga y viga los revoltones enlucidos.
A la izquierda se encuentra un espacio que da vista a la escalera principal. A su entrada un arco con adorno alusivo. Desde aquí la distribución a un gabinete que formó parte del oratorio familiar. Contiguo estaba el comedor de verano.
La escalera de caracol estaba adornada por una sencilla barandilla, terminando en un gran “ojo de buey”. Al final una gran antesala que sirve para distribuir las distintas dependencias: Salón de fiestas, salita de recibir, comedor de invierno y biblioteca, con dos chimeneas francesas de mármol.
Todo el inmueble seguía el estilo artístico de las casas importantes y acomodadas del último tercio del siglo XIX. Actualmente, la Casa de la Condesa se encuentra en trámites de restauración.